Por Tina Gardella
Fotografía Elías Cura |
Un nuevo Juicio
se inicia en Tucumán. Es el número 13. Significativo y tenaz, da cuenta de los
procesos que instalaron al campo de los derechos humanos como el campo
productor de humanidad en nuestro país. Ni más ni menos.
Se juzgará a
César Milani por la desaparición del soldado riojano Alberto Agapito Ledo
mientras cumplía el servicio militar en el Batallón 141 de Construcciones en
Monteros, Tucumán. En esos momentos Milani era subteniente del Ejército bajo
las órdenes del capitán Sanguinetti. Enfrenta cargos por presunto encubrimiento
agravado y falsificación de documento público.
Las formas
organizacionales que instituyeron los Juicios y las que a su vez éstos fueron
configurando, exceden al escenario de lo jurídico para abarcar a la comunidad
toda en sus formas específicas de organización colectiva: Organismos de
Derechos Humanos en sus múltiples y variadas expresiones, el Estado con sus
políticas públicas y artefactos burocráticos, la Universidad, Colectivos de
Comunicación Popular, entre otros. Este Blog Diario del Juicio es una cabal
expresión de ello. Nació con y desde los Juicios de Lesa Humanidad en Tucumán.
Las condiciones
de producción de estas prácticas y acciones, desde el “Con vida los queremos”
pasando por “Juicio y Castigo” hasta “Los juicios son de todos, la historia es
de todos”, siempre tuvieron un carácter político porque el reclamo –los
reclamos- cobraron una dimensión ética social que fue más allá del drama
personal y se instaló con fuerza en el plano colectivo que se materializó como la
función social de la memoria. El rol de testimoniantes que en los Juicios
bordearon palabras para decir lo indecible y erigirse como sujetos fundantes de
nuevas políticas reparatorias del dolor, tiene ya un capítulo importante e
ineludible en la historia y configuración de nuestra sociedad.
Sin embargo en
los últimos años se intentó reabrir el discurso de los dos bandos, las dos
historias, los dos demonios, se puso en discusión y se banalizó sobre el número
de 30.000 desaparecidos menospreciando no solo su carácter material y simbólico
sino también como estrategia para ocultar lo que hay detrás del número: el
ocultamiento de los circuitos clandestinos de la represión.
Pero esto que
no es nuevo, tuvo con este gobierno empresarial, otras formas y nuevas dimensiones
cuando lo político se expresa de manera mezquina en su lectura de relación de
fuerzas y necesaria acumulación de poder. Menoscabar a los diferentes
organismos de derechos humanos, relacionarlos con coyunturas jurídico/políticas
y hasta interpretarlos por ausencias y/o presencias en recintos judiciales de
hechos que fueron de notoriedad pública –caso Milani- es una forma otra de
negar que el motivo verdadero del terrorismo de estado fue instalar un plan
sistemático de exterminio de los opositores con el objetivo de re formular la
economía y la política y por lo tanto, la inserción argentina en el mundo.
Este nuevo
juicio –como los que los antecedieron- seguramente dará cuenta de los esfuerzos
de quienes asisten a las víctimas y sus familiares, colaboran con la
recolección de pruebas, ayudan a debatir y reflexionar y llevan información de
lo sucedido en las audiencias, para construir colectivamente el rompecabezas de
una sociedad que aún atravesada por el terror no está dispuesta a dejar que la
memoria no sea un lugar desde donde pensar un presente y una realidad política
actual.
Un país
movilizado, una sociedad organizada salió a ganar espacio público y político
para derrotar al negacionismo y la denegación. Los fantasmas acecharán
permanentemente, pero siempre serán repelidos en tanto lo que permitirá a un
pueblo pensar y pensarse, es estar atento y advertido acerca de los intentos de
desvanecer los lazos sociales que entraman a la Memoria, la Verdad y la
Justicia.
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