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La ex - Jefatura como Sitio de Memoria




Por Tina Gardella

Lo pide una mujer no sólo en su calidad de víctima y sobreviviente. Ha vuelto en estos días a ese sitio donde estuvo secuestrada y violentada cuando la sacan de su casa en mayo del 76 y donde hoy funcionan áreas de Educación.

Ha vuelto a Tucumán para testimoniar. La sala ha sido desalojada como exige el protocolo de asistencia y protección a las víctimas de violencia sexual en los centros de detención.

Habla de lo que le pasó  y les pasó y de lo que le hicieron y les hicieron. Y toda la narración tiene la matriz fundamental de la separación mente-cuerpo como estrategia material y simbólica para resistir y hacer frente a la perversidad.

Esa estrategia estuvo presente no solo en el relato de las humillaciones de ser y sentirse violentada en múltiples ocasiones, sino además en la interpretación de las condiciones de producción de esa propia estrategia de resistencia.

Entiende que esa estrategia fue producto no sólo de cierta organicidad de su militancia sino sobre todo del  trabajo de promoción educacional que realizaba en tanto las políticas públicas del estado tenían una clara definición en favor de los sectores más humildes. Por eso esperaba en la tortura la pregunta que nunca llegó acerca de lo que hacía o a lo que se dedicaba. Por eso tiene la certeza de que se quería eliminar no solo a las organizaciones armadas sino a toda ideología que consideraba al estado como actor fundamental ante las desigualdades sociales. El canto de la marcha radical de uno de los secuestrados en Jefatura era un claro ejemplo de la amplitud política del objetivo a eliminar.

Su relato aporta la frialdad y desprecio en los nombres de victimarios y la ternura extrema de quienes padecieron junto a ella o a quienes conoció en el cautiverio. La colchoneta compartida con Gloria Curia y el recuerdo hacia el adolescente santiagueño Alberto Lescano solo quiebran un momento su recuerdo.

Con dolor muestra las fotografías que tomó recientemente para señalar con total precisión el lugar de las celdas, el salón amplio y las duchas donde hoy está la playa de estacionamiento y algunas oficinas. Con consternación señala que la sala de torturas es hoy una oficina –“una oficina de Educación” recalca - donde se tiran trastos, muebles rotos, cosas en desuso...

Eso éramos quizás, trastos. Pero nosotros existimos. Los que nos están, existieron y lucharon. No sé de qué manera testimoniar pero vengo a representarlos con toda la humildad del mundo. Por ellos, por los que estuvieron vengo a pedir que la ex Jefatura de Policía sea Sitio de Memoria. Estos son momentos cruciales porque vienen otras generaciones que son más inteligentes y amplios que la nuestra. Hacen mejor las cosas. Seguro re significan nuestras luchas. Yo estoy aquí para certificar que nuestros compañeros estuvieron allí, que somos las palabras de ellos y que como no nos han vencido, pido en nombre de ellos, el Sitio de Memoria Jefatura de Policía.”

Posdata: es difícil traducir la entereza de la testigo. Es muy difícil escribir cuidando no herir o generar aún más dolor. Quiere este texto solo abrazar la valentía del compartir y el compromiso intacto de generación en generación.

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