Fotografía Elias Cura |
Por Andrea Romero
Cuando un ser
querido ya no está con nosotros solemos aplacar esa ausencia con recuerdos,
fotos, regalos que alguna vez nos hizo, ropa que solía usar, anécdotas que nos
regalan sus amigos y otras formas y maneras a las que acudimos para llenar el
vacío que nos dejaron. Para reivindicarlos. Para tenerlos presentes. Atenuantes
para sobrellevar el dolor. Maneras que tenemos de realizar el duelo de la
pérdida, de la ausencia.
Sonia Mabel
Pereyra entró a la sala de audiencia luego de que declararan su hermano y su
tío. Llevaba en sus manos una foto en blanco y negro que no se pudo divisar
desde la pecera- el espacio donde periodistas presencian la audiencia- a
quienes representaba. Estaba sentada frente al Tribunal para dar su testimonio
sobre el secuestro de su mamá Teresa, su hermano Carlos y su papá “Peto”.
Ante las
preguntas de rigor que tiene como ritual efectuar la fiscalía, Mabel contó que
tiene 44 años, la misma cantidad de años desde que se efectuó el golpe de
estado el 24 de Marzo de 1976. En cuanto a lo que sabe sobre el secuestro y
desaparición de Peto Pereyra, destacó que al principio no le contaron qué había
pasado con su papá, sino que fue reconstruyendo la historia mediante el relato
que sus familiares le transmitían; algo muy habitual en las familias que
sufrieron el embate de la maquinaria represiva de las fuerzas armadas.
En paralelo a la
reconstrucción de su historia, contó que buscó durante 43 años a su papá para
saber qué pasó. “Quería saber si podía
encontrar en algún lado a mi padre, ya sea vivo, perdido o muerto” dijo.
Encontrarlo, sin importar cómo. En octubre de 2018 los restos de su padre
fueron identificados en uno de los pozos de Arsenales. “Fue un logro”, sostuvo al referirse al reencuentro con esos restos
después de tantos años, “tuvimos la
suerte dentro de la catástrofe que nos pasó”, contó mientras se le quebraba
la voz. “Ya tenemos parte de él con
nosotros y pudimos saber cuál fue su final, algo que siempre me había
preguntado”.
El silencio por miedo
El secuestro de
su mamá y su medio hermano se produjo en la casa donde vivían en la ciudad de
Concepción a diferencia de su papá Peto, quien fue secuestrado de su lugar de
trabajo. Su hermana mayor y ella quedaron en la casa de una vecina cuando se
llevaron a su mamá que días después fue liberada.
A Teresa,
después del secuestro, le costó mucho seguir con la vida y sobretodo hablar. “Fue una vida difícil, tanto para mis
hermanos como para mi madre. Fue duro. Cuando fui grande entendí los miedos que
tenía mi mamá que hasta el día de hoy le cuesta hablar de lo que le pasó”,
dijo Mabel ante la sala de audiencias.
La catástrofe
social que produjeron las fuerzas represivas tuvo consecuencias en diferentes
generaciones a las que nos alcanzan los dolores. El arrebato de seres queridos
que sufrieron miles de familias llevó a que encontrar los restos fuera tomado
como “un logro” por los familiares. Porque ante la incertidumbre, la certeza de
“saber cuál fue su final” como dijo Mabel en relación al hallazgo de los restos
de Peto, aplaca esa ausencia, ese dolor que la acompañó durante años y años de
búsqueda de su papá. Un duelo que se atrevió a dolerle demasiado.
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