El
jueves 21 de noviembre arrancó con el pedido del abogado de pasar uno de los
testigos para la semana próxima. Inmediatamente después, el imputado César
Milani pidió ampliar su declaración y empezó por desestimar a los testigos de
la anterior audiencia aduciendo que eran los mismos que habían estado en el
juicio en que él fue absuelto en primera instancia -sentencia que aún no está
firme-. Al respecto, el imputado señaló que los testimonios se repetían e
incluso llegaron a aumentar detalles “con
el objetivo de crear dudas en su accionar como subteniente la de la Rioja”.
“Por todo esto - dijo Milani- pido al tribunal presentar las pruebas del
juicio anterior para demostrar su inocencia de la misma manera que se hizo allá”.
¿Será
que piensa que es el mismo juicio?
Comenzó
contando con mucho entusiasmo cómo fue su llegada a la Rioja en el año 1976,
cómo era la organización de la milicia y qué papel cumplía como subteniente,
cuáles eran sus obligaciones y que la sección en la que estaba era el batallón
de ingenieros de construcciones. Al referirse a los soldados que estaban a su
cargo, vociferó: “¡Me cuesta tener que
explicar cosas tan obvias o barbaridades como las que se dijo acá, que un
subteniente podía ser instructor de inteligencia!”.
En el
largo relato de su vida en servicio, contó haber pasado por la Facultad de
Ingeniería, la Facultad de Derecho y haber cursado tres años en el colegio
militar en la ciudad de Buenos Aires. Afirmó que los testigos de este y del
anterior juicio lo implican en ambas causas después de que él asumiera el mando
del Ejército Argentino en 2013, planteó que tuvo una fuerte persecución por
parte de los medios después de su asunción.
Poco
más de dos horas duró su declaración. Aclaró que al día siguiente continuaría
con una segunda parte, la que finalmente fue pospuesta para este miércoles a
las 17. Recién por la tarde pudieron empezar a declarar los testigos de la
defensa, los últimos que serán escuchados en un juicio que el viernes 29 tendrá
sentencia.
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