Argentina
ha sido un país de permanentes controversias entramadas, la gran mayoría de
ellas, con la política. Herencias, tradiciones, debates y conflictos estuvieron
en el centro de la política, como si cada segmento de la vida pública y privada
expresara una manera de posicionarse ante los modos, distintos, de pensar y
construir la nación.
En
esos relatos construidos con diversos retazos, la política se desplegó no sólo
como construcción de instituciones o como forma de gestión gubernamental sino
también, y de modo decisivo, como espacio de identidades culturales.
Intentamos
pensar el país con la idea de regresar sobre las viejas controversias, para
reafirmar la convicción tallada intensamente en el cuerpo de nuestra joven
democracia, de que no hay posibilidad alguna de pensar y construir la nación
“olvidando" los caminos recorridos, dejando atrás sin desatar los nudos de
nuestros litigios.
Los
relatos del pasado siguen siendo un campo de genuina disputa cultural-
simbólica, no puede haber un proyecto de país más justo e igualitario sin
redimir la memoria de los que contribuyeron a hacer visibles a los invisibles.
En ese cruce, frustrado una y otra vez, por aquellos que nuestra historia han
buscado impedirlo con diversas maneras y de modos brutales.
Cada
época enfrenta sus propios espectros y sus propias deudas. Se vuelve
indispensable hacer cruzar la gramática de la libertad con los lenguajes de
memoria, verdad y justicia.
Es
viernes 22 de noviembre, día de la música, la lluvia se anuncia en un gris oscuro
que tiñe el cielo tucumano. La sala de audiencia recibe los primeros
protagonistas de la jornada: Abogados defensores, fiscales, abogadas de la
querella, familiares.
“¿Me
escucha señor Faneco?”, las palabras del presidente del tribunal dan inicio a
la audiencia.
El
primer testigo por teleconferencia desde La Rioja: Walter Horacio Faneco
responde. Las preguntas intentan recoger datos que reflejen la idoneidad del
testigo en el campo de los asuntos jurídicos del ejército; Ha sido ofrecido por
la defensa, sus antecedentes profesionales lo preceden.
En su
exposición expresa: “Un acta en la esfera militar, es una sintética y clara
descripción de la circunstancia en la que se produjo un hecho. La instrucción
es el concepto de elaboración de actas, recoge los elementos para completarla.
La información es una categoría distinta, de mayor profundidad. Para el caso de
la deserción agravada, se exige la información ante la comisión, exige recabar
testimonios, las pruebas necesarias, pericias y un tiempo mayor, debe
elaborarse un informe.
Su
testimonio refiere al artículo 720 del código de justicia militar, allí se
describe la deserción agravada, como la ausencia del lugar de destino. La
deserción simple se describe en el artículo 716, se registra en el libro de
guardia desde el primer día de ausencia, hasta los cinco días, después del cual
se debe elaborar el acta de deserción”.
El
acta es redactada por los suboficiales, a partir del sargento primero hacia
arriba.
El
testigo responde tener el legajo de deserción de Alberto Ledo: “ésta es la
fotocopia que me envió la defensa, advierto sobre ella que el entonces jefe de
la subunidad, ordenó la elaboración a un subalterno. El acta está elaborada
adecuadamente, luego se incorporaron la solicitud de pedido de captura. El
ejército no salía a buscar a los soldados, se debe requerir a todas las
policías del país y a todas las fuerzas de seguridad, requerimiento que hace el
jefe de la unidad. El actuante, es decir, quien es designado para elaborar el
acta, debe realizarla en tres días y luego dos días para elevarla y pedir la
captura”.
En las
actuaciones que se encuentra en el legajo de deserción junto al acta, hay una
orden del día que dispuso la baja de Ledo, esa orden es del 22 de junio de
1976, el acta de deserción tiene una fecha anterior al decreto de apertura. El
acta fue elaborada el 29 de junio a Hs. 10. Las actuaciones quedaron el La
Rioja y no siguieron el camino reglamentado.
MAYÚSCULAS
Y SIN PUNTO
Marcos
Álvarez es el segundo testigo de la jornada, ofrecido por la defensa, tiene
sesenta y cinco, militar retirado e ingeniero civil. En su testimonio expresa:
“Con César Milani fuimos juntos al colegio militar, egresamos en el ’75, lo
encontré en dos o tres oportunidades porque el destacamento de La Rioja estaba
en Monteros, Alberto Ledo nunca fue mi amigo, íbamos a la escuela Normal de La
Rioja pero él iba un año atrás. Nunca vi a Ledo en Tucumán”.
Al
observar el acta de deserción responde: “Dos cosas se me ocurren, primero, es
un acta totalmente estandarizada, igual a todas, los párrafos son los mismos
determinados en la regla, los segundo, son las abreviaturas militares, todas
tienen punto, hay un reglamento escrito en campaña, las abreviaturas no se
escriben de cualquier forma. Las abreviaturas están todas con punto, en el
medio militar está prohibido. La primera se escribe con mayúscula y sin punto,
¡Como si no la hubiera escrito un general del ejército! Yo como jefe compañía
me llevan ésta acta, la devuelvo que se corrija”.
OBEDIENCIA
DEBIDA
A las
14 horas se reanuda la audiencia, después del segundo cuarto intermedio. El
presidente del tribunal se dirige a Sanguinetti: “Seño Sanguinetti, puede
pasar, tiene la palabra para el ejercicio de su defensa material".
Sanguinetti
comienza su exposición: “Voy a referirme a la audiencia del 7 y de hoy, noté
que algunas veces con bastante ligereza se habló que yo era el jefe de
compañía, quien es la máxima autoridad, y es verdad, y en consecuencia es suya
la responsabilidad, esto no es así. Lo mejor es consultar el reglamento. Yo era
jefe de la compañía pero no era responsable de todo lo que ocurriera, la
responsabilidad principal del jefe de compañía está en el éxito de la misión,
en cumplir la misión. No es lo mismo autoridad que responsabilidad. Yo tenía
que responder a un jefe, yo tenía otro jefe arriba, y ese jefe tenía otro jefe,
y así sucesivamente. ¿Pero de dónde emana la responsabilidad militar? De la
constitución nacional. El presidente es el comandante en jefe de todas las
Fuerzas Armadas de la nación, tiene la máxima autoridad, pero no absoluta,
necesita el acuerdo del Senado. El presidente crea cargos, delega diferentes
responsabilidades y fija funciones a cada una. Lo establecido en los
reglamentos establece hasta dónde llegan las responsabilidades y qué actitudes
de un jefe de compañía pueden ser reprochables.
La
institución tiene definida, sumamente claro los límites de las
responsabilidades, están establecidos con fuerza de ley. La compañía de
ingenieros estaba organizada con un grupo comando de compañía y tres secciones
de ingenieros. La compañía vial, tenía una determinada misión: Asegurar la
transitividad de los caminos de la zafra cañera, por lo cual recibe el apoyo de
ingenieros, la brigada por eso quedó agregada. Llegué y me dijeron, ‘éste es el
plan para apoyar la zafra en el año ‘76”.
REVISIONISMO
HISTÓRICO
“Tucumán
arde", la muestra colectiva realizada en 1968, no fue sólo un
acontecimiento artístico, fue ante todo un acontecimiento contracultural, en
ella arte y política recorren las mismas sendas y las mismas ciénagas.
“Visite
Tucumán, el país de las miserias", denuncia la invitación a la experiencia
artística vanguardista. Tucumán ardía por los 100 mil desocupados, ardía por
los ingenios cerrados, ardía por los 150 mil trabajadores que dejaban la
provincia para instalarse en las villas del conurbano bonaerense. La vanguardia
artística de 1968 propone intervenir objetos cotidianos, ‘ready mades', reúnen
testimonios, cartas, fotografías, relatos y cifras que son exhibidos como
objetos artísticos.
La
radicalización política atraviesa la realidad tucumana, las puebladas
configuran los acontecimientos históricos, otorgando materialidad a los
reclamos y malestares de la población. La segunda pueblada se inicia en noviembre
de 1970, conocida como “El Tucumanazo", se inicia por el cierre del
comedor universitario. En la UNT estudiaban 13 mil jóvenes, son hijos de
trabajadores, reclaman derechos que las clases dominantes acumulan como
privilegios. Los estudiantes, junto a los obreros y a los ingenios cerrados,
trabajadores azucareros, sacerdotes tercermundistas levantan barricadas. El
Tucumanazo provoca la renuncia del gobernador de facto Carlos Imbó.
La
tercera pueblada sucede en junio de 1972, esta vez el epicentro es la Quinta
Agronómica Universitaria. La imagen de una honda gigante, usada por los
manifestantes, captura el tiempo histórico.
El 5
de febrero de 1975 Isabel Martínez de Perón, firma el decreto 261 abriendo las
puertas del Operativo Independencia, brinda el marco legal al Terrorismo y
Estado. Acdel Vilas llega a Tucumán a cargo de la quinta brigada del ejército y
se instala en la localidad tucumana de Famaillá con cinco mil hombres. En el
diario de campaña Vilas escribe: “La pobreza era sólo una de las condiciones de
emergencia y desarrollo de la subversión. La ideología concientizadora era la
verdadera causa".
La
creación del primer centro clandestino de detención de personas, es instalado
en la escuela de Famaillá, allí se interrogaban, torturaban y asesinaban
personas, por la escuela pasaron, según el testimonio del propio Vilas, 1500
detenidos, sobrevivieron sólo unos pocos.
“Con
el cariño de sus habitantes y el respeto de los soldados dejé Tucumán el 2 de
diciembre de 1975, próximo a la navidad. La subversión armada, había sido total
y completamente derrotada por un ejército que después de cien años de paz
demostraba su capacidad para el combate", las palabras de Vilas son signos
del terrorismo de estado que se ensañó con Tucumán, 1975 fue la antesala de los
sucesos que ocurrirían en el país un año después.
La
gobernación de Tucumán es ocupada por Antonio Domingo Bussi, quien llamó a
Vilas estando ya en la capital, para expresarle: “¡Vilas, usted no dejó nada
por hacer!” Bussi es formado en la escuela de las Américas en Paraná, pone en
práctica el plan de las aldeas estratégicas utilizado en Vietnam por Estados
Unidos. Es implacable en la persecución de militantes, sindicalistas,
estudiantes, sacerdotes. Incrementa los centros clandestinos, los asesinatos y
la desaparición de personas.
El
ingenio Santa Lucía ilustra los años de convulsión política que atraviesa
Tucumán, hasta su cierre en 1968 trabajaron tres mil obreros, en el ingenio y
en el surco, sus trabajadores fueron de los más combativos. En 1976 es
convertido en un centro clandestino de detención de personas.
La
historia social nos permite desarrollar pensamiento crítico sobre la herencia
que nos marca como sujetos históricos. Interpretar el pasado, incluso desde la
porción de subjetividad que orienta toda mirada, nos conduce en un itinerario
de búsqueda a encontrar nuevos desafíos y respuestas.
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