Por Ana Molina y Lourdes Orellana //
El martes 26 de septiembre prestaron testimonio José Raúl Nughes y Olga Antezana, ambos testigos del caso de Juan Ángel Nughes. Ángel, o mejor conocido como ‘Yoni’ por sus cercanos, era alumno de 3° año de la Escuela Agrotécnica de Alberdi y militaba en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES). Pintadas, volanteadas, chicos que se juntaban a formarse políticamente. “Siendo así de jovencito, uno no iba a dimensionar los alcances de la dictadura y los secuestros”, recordó su hermano.
En su testimonio, Raúl -hijo de Yoni- comentó que su padre fue un militante político que estuvo vinculado al gremio azucarero. A raíz de eso, en su casa siempre estuvo presente la militancia por la construcción de la identidad y había cierta curiosidad sobre el pasado histórico.
El 11 de agosto de 1976, a la salida del colegio, unos policías vestidos de civil se los llevaron a ‘Yoni’ y a algunos compañeros. Los habían estado esperando en la puerta de la institución a eso de las 5 de la tarde, los metieron en el auto particular de un profesor y no volvieron a saber de ellos.
Esa tarde que no volvió, su mamá fue a la escuela a buscarlo, a eso de las 8 de la noche. El director le dijo que había sido secuestrado y que ya había realizado la denuncia.
Esa misma noche Yoni fue liberado. Golpeado y vendado, se dirigió a la casa de unos vecinos. Contó que lo torturaron para saber dónde estaba su papá, que pertenecía al gremio azucarero. De esa casa se lo llevaron de nuevo.
Su familia se fue del país al año siguiente. Se fueron primero a Bolivia y luego a Suiza, porque sentía que era más seguro un doble exilio. “Si no me iba, seguro me secuestraban a mí también”, comentó su madre.
Desde esos lugares remotos, seguían esperando información y buscando a Yoni. Saben, por otros sobrevivientes, que estuvo secuestrado en la capital tucumana y en Famaillá. Saben que estuvo vivo por lo menos hasta diciembre del 76.
Más tarde, por la lista que presentó el testigo Clemente, saben que pasó por la Jefatura de Policía. Esa lista se convirtió en la respuesta para muchos familiares, allí figuran los nombres de personas que estuvieron secuestradas en el centro clandestino que funcionaba en ese lugar.
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