Por Fabiana Cruz y Hugo Hernán Diaz para El Diario del Juicio
El día
viernes 17 de febrero testificaron por videoconferencia desde la 1º Cámara
Federal de Córdoba Mirta Amanda Juárez y Antonio Alberto Farfán, por la desaparición
del hijo de ambos, Víctor Orlando Farfán durante febrero
del año 1976, mientras era ejecutado el “Operativo Independencia” en la
provincia de Tucumán.
Víctor Farfán
llegó a Tucumán en el año 1976, apenas unos meses antes había egresado de una escuela de San
Salvador de Jujuy. “El gringo” jujeño, era el mayor de 8 hermanos y tenía 20
años de edad. Su sueño era ser doctor por lo que se inscribió en la carrera de medicina
en la UNT. En relación al lugar donde residía, encontró alojamiento en la Casa
de Estudiantes Jujeños situada en la calle Maipú.
Fue la
calurosa noche del 20 febrero de 1976 cuando Víctor y sus compañeros de estudio
salieron a distenderse, el lugar elegido fue un bar que se
ubicaba en la intersección de la Avenida Mitre y Sarmiento.
Entre los que
conformaban el grupo de la salida estaba Juan Ángel Baca, estudiante de
abogacía y también jujeño. Aquél día, la
mirada de Baca se quedó en su reloj de mano por un instante, la aguja de menor
tamaño marcaba el nueve, y la de mayor dimensión, el seis. Al levantar la
mirada alcanzó a ver a un grupo de policías que de forma prepotente ingresaron
al lugar. Estos exigieron de inmediato documentos a los muchachos presentes. La
cara de los jóvenes vaciló entre sorpresa y miedo. Más de uno revisó sus
bolsillos en búsqueda del cartón solicitado, la cara de desilusión tras la
búsqueda fallida no se hizo esperar. Aquellos que no tenían DNI quedaron detenidos
a partir de ese entonces, el café estaba siendo muy amargo esa noche. Fueron
todos trasladados a la Brigada de Investigaciones de la Provincia de Tucumán
La familia de
Víctor se enteró de la detención a través del padre de Baca. De inmediato,
Antonio Alberto Farfán estaba en camino a Tucumán. Fueron numerosos los destacamentos
visitados para poder encontrar al joven con vida. Todas las respuestas eran
negativas, no había solidaridad para con un padre que no sabía el paradero de
su hijo.
Tras quince
días de secuestro, Ángel Baca fue liberado junto a otros jóvenes y su voz no
tardó en hacerse escuchar. Denunció ante
un escribano público los métodos que utilizaban los torturadores, el personal que llevó a cabo la
operación y dio nombres de los otros compañeros detenidos, además de señalar el
lugar donde se encontraba detenido Víctor Farfán: la Brigada de Investigaciones
de la Provincia de Tucumán. Declaró que durante la detención, se encontraban
todos con los ojos vendados, y que se comunicaban en voz baja cuando podían.
Luego de la testificación de Baca, su padre consciente de los malos tiempos, decidió
resguardarlo, por lo que juntos abandonaron la provincia. Salta fue el lugar
elegido para el refugio del joven. No obstante, tras un par de días, Ángel Baca
desapareció por segunda vez y hasta el día de hoy se desconoce qué pasó con él.
El doctor Ángel
Pisarello, uno de los únicos abogados que defendía a presos políticos en aquella época, le
había dicho a la familia Farfán que Víctor se encontraba efectivamente detenido
en la Brigada y que el muchacho prestaría declaración, siendo éste su
defensor. La esperanza de los Farfán duró poco. Como si a un golpe le llegara
uno peor, horas antes de la declaración, el abogado fue secuestrado, teniendo
una de las muertes más trágicas dentro de las memorias tucumanas.
La familia
quedó totalmente desamparada, presentó varios recursos de Hábeas Corpus sin que
estos tuvieran efectos positivos. Antonio, le escribió una carta al Ministerio
de Seguridad solicitando información para poder ubicar a su hijo. Este
organismo, le confirmó que Víctor había
estado preso, pero que se había ‘escapado’, por lo que se encontraba en calidad
de prófugo. Mirta, su madre, con
impotencia y entre lágrimas repetía al Tribunal de Tucumán por videoconferencia
“¿cómo se iba a escapar? ¡No había
manera!”.
Los Farfán, a
sabiendas de la situación peligrosa que los envolvía, se mudaron a la provincia
de Córdoba para tener una vida más segura y menos dolorosa. Pero nunca más
tuvieron noticias sobre Víctor Orlando Farfán, por lo que continúa
desaparecido.
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