Ir al contenido principal

Causa Jefatura III: Conociendo las primeras historias

 


Por Lourdes Correa //

Es martes 6 de junio por la mañana, alrededor de las nueve y cuarenta ya estoy lista, esperando con ansias el inicio de la tercera audiencia del Juicio Jefatura III. Atestiguarán acerca de lo sucedido durante el terrorismo de Estado en 1976.


Hace frío y está nublado, Empiezo a pensar que el tiempo me adelanta algo de lo que se va a escuchar. Desde el lugar en el que estoy sentada puedo darme cuenta de algunas extrañezas: la mayoría de los imputados no están presentes en la sala, sino por videoconferencia, se observan muchas caras distintas. ¿Acompañan a los testigos?, pienso. Y, por último, puedo notar ausencias; la presidenta del tribunal, Noel Costa, no se encuentra presente, el fiscal Pablo Camuña, tampoco.

La audiencia comienza y entra la primera testigo, Mercedes Nélida Vázquez. Lleva su cabello, que parece haber sido muy rizado en el pasado, sujeto hacia atrás. Usa un abrigo verde tejido y una bufanda de lana negra. Tiene ochenta y seis años, está jubilada y recuerda con presión lo que vivió hace 47 años.



¿Se acuerda dónde y con quién vivía en el 76?, pregunta Valentina García Salemi, fiscal auxiliar de la causa.

Barrio Matadero, Pasaje sin nombre, Casa 6, Manzana F Nélida empieza a recordar — vivía con mi marido Dardo Galván.

Su esposo, Dardo Galván, trabajaba en el cementerio como sepulturero, y no tenía militancia de ningún partido político. El 17 de septiembre, cuenta Nélida, seis personas golpearon su puerta mientras dormían. “Lo zamarrearon”, recuerda. “Levántese, vístase, y acompáñennos”, le dijeron los intrusos. Nélida buscaba respuestas. “Usted no vaya porque también la vamos a llevar”, fue todo lo que le respondieron.

Durante el tiempo que Galván estuvo desaparecido, su esposa lo buscó incesantemente. Desde tribunales prometieron que iban a buscarlo. “Le rogaba a la Virgen que aparezca”, dice la mujer.  “Cuando llegó se puso a llorar como una criatura. No podía hablar, se sentía muy mal. Muy, muy nervioso - recuerda- Muy mal lo han tratado. Le ponían picanas por todas partes, no permitían que nadie les alcance nada, se morían de hambre y de sed. Volvió todo moreteado”. Dardo fue liberado pero la pesadilla no terminaba; Dos hombres lo vigilaban y su miedo creció aún más. No trabajaba, solo firmaba y ahogaba su temor en el alcohol.

Dardo Galván, sobreviviente del terrorismo de Estado, finalmente se quedó sin trabajó y enfermó. Falleció el 27 de septiembre de 2001.

Cuando termina el testimonio de Mercedes Nélida Vázquez, la sala se llena de un respetuoso silencio. Ella busca un lugar para ubicarse pero sufre una descompensación que capta la atención de todos. Nélida es valiente, supo atestiguar por primera vez frente a un tribunal y frente a muchas personas. Fue asistida y luego de unos minutos el juicio continuó su curso.

María Luisa Foglia es la segunda testigo y esta no es la primera vez que declara en un juicio por delitos de lesa humanidad. María Luisa entra a la sala en silla de ruedas, su pelo blanco me permite aproximar su edad hasta que finalmente la dice: 80 años. ¿Cómo está?”, pregunta Jorge Basbus, juez del tribunal. “Creo que estamos bien”, responde con simpatía.

Foglia va a declarar por el caso de Francisco Eudoro Lazarte, su ex esposo. Francisco se desempeñó como agricultor hasta 1977, cuando sucede su secuestro. María Luisa, respondiendo a la pregunta de la fiscal García Salemi, relata que por aproximadamente 45 días no supo nada de su esposo.

Cómo le explico lo que fueron esos días, los hijos preguntaban por qué no venía. Explica María Luisa, y su voz empieza a quebrarse.

¿Qué pasó cuando ya fue liberado? Interroga la abogada.

Nos llamaron a la comisaría 11 o 13 para que lo veamos María Luisa intenta recordar Volvió muy mal, tenía ataques de pánico.

En este punto, no puedo hacer más que empatizar con lo que nos cuenta a los presentes en la sala. Quiero concentrarme, pero me gana la angustia en lo que escucho decir la última frase de su testimonio: “Mi deseo es que la memoria de él quede limpia”.


Es el turno de Ana Mercedes Moreno. Ana Mercedes es ex esposa de la victima del terrorismo de Estado Miguel René Perez. Se sienta y parece que quisiera terminar lo antes posible de dar su testimonio y sin demasiado preámbulo, empieza a recordar el horror que vivió: “Eran como las tres de la mañana cuando lo han sacado a mi marido semidesnudo. Me sacaron a mi también y me maltrataron, pero me dejaron a tres cuadras y a mi marido lo llevaron”.

La fiscal García Salemi logra tranquilizarla. “Ya vamos a hablar de todo eso, ahora quisiera que nos cuente, ¿Recuerda usted donde vivía?”. Ana empieza a contar: “yo vivía en Villa 9 de Julio. Miguel era albañil y trabajaba de servicio doméstico”.

Mientras se acerca al micrófono intenta recordar y comenta acerca de su secuestro. Miguel y Ana fueron golpeados y retenidos en un Jeep. Ana estuvo un día secuestrada, mientras que Miguel fue liberado después de tres meses de secuestro. Esa misma noche se llevaron a su vecino  Don Galván, esposo de la testigo anterior.

Miguel, según cuenta su esposa, al llegar golpeado y lastimado, le comentó que durante el tiempo que estuvo privado de su libertad ni siquiera sabía dónde se encontraba. Sabía que estaba en una casa vacía y desde allí escuchaba gritos de mujeres. Miguel René Pérez, re-aparecido, victima del terrorismo de Estado, murió a los pocos meses de su regreso.

El reloj marca minutos después de las 12 del mediodía. Rina Yolanda Bulacio ingresa a la sala para declarar. Rina tiene ochenta y nueve años. En 1976 tenía cuarenta y dos años y era esposa de Juan Carlos Kugel. Para ese entonces, relata la mujer, vivía con su esposo e hijos en Villa Luján- al oeste de la capital tucumana-. Juan Carlos era empleado de la empresa  de agua y energía y era parte del sindicato de luz y fuerza.

“Prenden la luz y  dos señores se lo llevan y le tapan la cara con un toallón. Nos gritaban ‘¡que se queden quietos todos!’. No supe más nada”. Bulacio, respondiendo a las preguntas de la fiscal, comenta que no recuerda si Kugel estuvo uno o dos meses secuestrado. No puede olvidar su imagen cuando regresó: “volvió como un linyera, desfigurado”. Tampoco puede olvidar el estado de shock y el miedo de su marido. No quiso -o no pudo- contarle nada acerca de lo que vivió durante su desaparición.  Por su condición lo llevaron al sanatorio. No quería abandonar ese lugar porque estaba muy asustado. Rina fue testigo de cómo arrebataron a su esposo “Era una excelente persona”, remata sobre el final.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Para vos

Aquí vamos. Acercando cada uno los pedacitos en los que quedamos. A ver si entre todos podemos rearmar este espacio. Rearmarlo y rearmarnos. Siempre supimos que eras inmensa, te lo dijimos de miles de maneras. Y ahora nos tenemos que hacer cargo de la inmensidad que quedó en nuestras manos. No sabemos cómo seguir. Vamos empezando a caminar pasito a pasito. Como aprendiendo de nuevo, porque nos cuesta mucho caminar sin vos. Sabemos que tenemos que recuperar la alegría. Y defenderla. Pero sabemos también que no nos vamos a despedir de esta tristeza. Que tenemos que abrazarla y saberla nuestra. Tampoco sabemos cómo lo vamos a hacer, pero lo vamos a hacer. Cómo no recordar tu sonrisa. Tu sonrisa y sobre todo tu risa. Esa risa desparpajada que podía llenar los rincones más oscuros. Que retumbaba en las paredes. Y que ahí se quedó, retumbando en todas las paredes que te escucharon. Cómo sacarse de la cabeza tu voz. La socarrona y divertida. La profunda y reflexiva. Los matices de tu voz f

Comienza el juicio más grande por delitos de lesa humanidad en Tucumán

por Valeria Totongi para el Diario del Juicio Son 270 víctimas. 20 imputados y otros 20 a la espera de que la Justicia confirme su procesamiento. Más de 1.400 testigos. “Operativo Independencia” es el juicio más grande no sólo en cantidad de involucrados, sino también el más emblemático de nuestra historia reciente. Durante más de 1 año (es lo que se calcula que durará todo el proceso) se escucharán testimonios de sobrevivientes, de familiares de víctimas y de expertos, con lo que se buscará reconstruir qué pasó entre febrero de 1975 y marzo de 1976 en Tucumán. Es que -en nuestra provincia- el horror del genocidio empezó a desplegar sus alas negras meses antes de que el martillo militar golpeara al Estado argentino, en marzo de 1976. El 9 de febrero de 1975, en cumplimiento del Decreto 261/75 de la entonces presidenta constitucional María Estela Martínez de Perón,  se convertía a la provincia en territorio de ocupación. A partir de la instalación de más de 20 unidade

NATALIA, SIEMPRE PRESENTE

(Por Ana Melnik) Natalia Ariñez, nuestra Nati, nuestra compañera Nati, no está ya con nosotros. La ausencia de Nati es una certeza dolorosa, la confirmación cotidiana de algo que no deja de ser irreal. Porque estoy escribiendo la nota para este Diario que nunca imagine escribir, y porque hablar de ella en pasado contradice asombrosamente su forma de estar presente, ahora mismo. Nati es presencia que trasciende cada día que pasa. Fue una de las gestoras e impulsoras de este proyecto de comunicación colectiva. Este Diario del Juicio, que nació como un espacio de socialización de los juicios orales por los delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico-militar- y ahora Operativo Independencia-, que tuvo su inicio en el 2012, con la Megacausa Arsenales II-Jefatura II. Natalia fue una de las editoras de este Diario, junto a Carolina Frangoulis, y administradora de este Blog. En estos momentos, cuando la recuerdo, pienso en nuestra tarea compartida, en una Nat