- por Tina Gardella para el Diario del Juicio
Fotografía: Archivo del Diario del Juicio
A esta altura, poco importa si el
pabellón era el “E” o el “F”, o si las diferencias, obviamente no sólo
semánticas, entre “presos políticos” o “subversivos” marcaban distinciones sustanciales.
Lo cierto, lo tremendo y cruelmente
cierto, es que con lo escuchado y narrado por los testigos, ya quedó claro porqué
se juzga a Villa Urquiza como un centro clandestino de detención, más que como
una cárcel.
La causa presenta algunas
particularidades:
*Es el 10º Juicio de Lesa Humanidad
en Tucumán. Hay camino recorrido, hay prácticas situadas. El zapato que un familiar de las víctimas lanzó contra el imputado
Albornoz ante la provocadora acusación de “mentirosa” a la testigo en la última
audiencia, lejos de constituirse en un hecho aislado, constituye el sentir
colectivo que tiene no sólo la memoria y la historia de los hechos, sino además
la mediación de estos mismos hechos con los Juicios anteriores en su
significación de Justicia y Verdad.
*Se juzgan crímenes cometidos en la
cárcel de Villa Urquiza, desde antes del 24 de marzo de 1976 con lo que se
convierte en la antesala inmediata del Juicio por el Operativo Independencia a
llevarse a cabo en 2015. El “Pabellón de la muerte” data ya de esa época,
aunque su severidad y crueldad recrudeciera notablemente a partir del 24 de
marzo. El zapato en cuestión, lanzado
en pleno recinto judicial, también es en sí mismo la antesala que permite
avizorar el Juicio por venir.
*Los testimonios no son de los
familiares, compañeros y amigos como en Juicios anteriores, sino
fundamentalmente de militantes
territoriales, de ex funcionarios del gobierno provincial y de ex sindicalistas.
Es decir, son las propias víctimas quienes atestiguan. El zapato que vuela desde el público hasta posarse en el escritorio
de los abogados defensores, humaniza la escena del juicio. La saca de su
obligada rutina punitiva para llevarla hacia la reparación personal y colectiva
en su dimensión política de transformación a futuro.
*Los ex presos políticos están organizados.
Hablan no sólo de lo que les pasó, sino desde la institucionalidad de la Asociación Ex Presos
Políticos de Tucumán. Esa institucionalidad es la que dialoga con el presente y
las políticas de Memoria, Verdad, Justicia. El
zapato que se arroja no amerita analizar las causales y consecuencias de
ese hecho, porque las causales y consecuencias son las que la propia Asociación
representa desde su trabajo de re-instalación de los ex presos políticos como
sujetos políticos y no sólo como víctimas.
*Entre las víctimas que atestiguan
hay varias mujeres. La violencia sexual ha sido explícitamente presentada y
testimoniada. El zapato lanzado,
cuando es precisamente una mujer la que testimonia, viste a las víctimas en su
desnudez de entonces y ayuda al amparo que amorosamente extiende el Equipo de
Acompañamiento a Testigos.
Un zapato, el zapato… poco importan las causas y consecuencias de su arrojo.
El hecho en sí mismo hace inútil cualquier explicación. Como todo lo que nos
excede y que nos conecta con la vida, no amerita interpretación alguna.
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