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Juicio contra Milani y Sanguinetti: ¿Qué ocurrió hasta ahora?

Fotografía Elena Nicolay















Por Fabiana Cruz
“Lo que alcancé a ver era un muchacho joven que estaba embarrado, sucio, lastimado y que tenía un calzoncillo blanco de esos que daban en el ejército”. De esa manera Osvaldo Pérez recordaba cómo identificó en cautiverio al soldado desaparecido Alberto Agapito Ledo. Estaba, al igual que él, secuestrado en el ex Centro Clandestino de Detención (CCD) conocido como Arsenal Miguel de Azcuénaga. Ledo estaba en pésimo estado y tenía prohibido comer.

La audiencia del 8 de noviembre se caracterizó por las nuevas informaciones acerca del destino del joven soldado. Con diferentes versiones, dos testigos coincidieron en ubicarlo con vida para diciembre de 1976, 5 meses después de su desaparición. Uno de ellos fue Pérez.

El segundo testigo que habló de la presencia de Ledo en Arsenales fue César Tello -presentado por la defensa de Milani-. El testigo, además de desvincular a Milani de los hechos, sostuvo que vio a Alberto con vida en el Arsenal, pero en un jeep junto a otros militares de mayor rango y en buenas condiciones.

Alberto Ledo desapareció un 17 de junio de 1976. Al momento de su desaparición se encontraba realizando el Servicio Militar Obligatorio. Por esta causa se encuentran imputados César Milani y Esteban Sanguinetti.

Según el colectivo La Voz de la Colimba, 218 soldados desaparecieron durante la dictadura.

Un mes y medio de juicio y una sentencia próxima
Cada vez falta menos para la sentencia del juicio que investiga la desaparición del soldado riojano en Tucumán. Por tal motivo, refrescar la memoria resulta pertinente para comenzar a enlazar los datos del juicio en curso.

Alberto Ledo fue un joven de gran trayectoria en la militancia de su provincia natal, La Rioja. Luego, prosiguió esa militancia desde el movimiento estudiantil en Tucumán, donde había comenzado a estudiar la carrera de historia.

Lo que informaron los testimonios durante el juicio:

1)    La provincia de La Rioja fue muy castigada durante la dictadura, según testigos y sobrevivientes riojanos. Desde antes del golpe ya venían operando los sectores conservadores a través de la prensa. En 1973 se creó un diario llamado “El Sol”, el cual era fuertemente opositor a la pastoral de Enrique Angelelli, un obispo que trabajaba por los derechos humanos. El Sol se dedicó a señalar a todos los que tenían activismo social y político. Apuntó una vez contra Ledo y otros militantes e integrantes de la pastoral, a través de una lista con nombres que fue publicada en el diario. Cuando comenzó el terrorismo de Estado, las fuerzas armadas intervinieron a la prensa que no estaba de su lado, como el diario “Independiente”, que además tenía un fuerte vínculo con la pastoral. La intervención estuvo comandada por el propio Sanguinetti, “el que se manda una cagada va en cana”, les dijo, y él mismo quedó afectado a la redacción del medio. Algunos empleados, como el fotógrafo Plutarco Schaller fueron secuestrados y torturados.

2)    En febrero de 1976 y con 20 años de edad, Ledo ingresó al Servicio Militar Obligatorio, específicamente al Batallón de Ingenieros 141, en La Rioja. 

3)    Además de la instrucción que recibió junto a sus compañeros, fue visto por algunos presos políticos de la dictadura en las misas del penal, asistiendo al cura Pelanda López, quien fue un activo cómplice del sistema represivo en La Rioja. Se cree que incorporar ayudantes era un mecanismo de complicidad de la Iglesia que servía para ver con quiénes se vinculaban los sospechosos de subversión y de esa manera hacer el espionaje de sus círculos.


4)    En mayo del 76, Alberto fue trasladado a la localidad de Monteros tras ser asignado a la Zona de Operaciones Tucumán. En esta provincia comenzó a operar el Batallón 141 a cargo del capitán Sanguinetti. Algunos ex conscriptos declararon que el soldado Ledo comenzó a ser asistente del subteniente Milani. Según ellos era habitual que los militares de mayor rango designaran entre los conscriptos a sus asistentes.

5)    El 4 de julio de 1976 Marcela Brizuela (madre de Ledo) fue a visitarlo por ser el día de su cumpleaños, pero no lo encontró. Sus compañeros le dijeron que se encontraba desaparecido desde el 17 de junio, y que nadie lo había vuelto a ver después de una noche en la que Sanguinetti lo requirió para “recorrer la zona”, de la cual volvió solo.


6)    Luego de la desaparición del joven se confeccionó un sumario de deserción. La fiscalía sostiene que Sanguinetti ordenó al subteniente Milani y al sargento ayudante Roberto Lotero (ya fallecido) a realizar este documento. De ello constan copias certificadas donde ambos concluyeron que Alberto había desertado. La defensa de los imputados, por su parte, sostiene que al ser copias no puede establecerse la legitimidad de las mismas.

7)    César Milani sostuvo durante todo el juicio que nunca conoció a Ledo y que es víctima de “una feroz campaña, pocas veces vista, política, mediática y judicial orquestada por miembros de la oposición”, refiriéndose a sectores neoliberales y conservadores. Aseguró también que nunca firmó tal documento y que aquella copia está adulterada. La imputación que lo envuelve en este juicio es por el delito de encubrimiento y falsedad ideológica.


8)    Esteban Sanguinetti es quien tiene la grave imputación por privación ilegítima de la libertad y homicidio calificado. El imputado sostiene que en aquella época sus tareas solo tenían que ver con la construcción de caminos para la zafra. Que cuando se enteró de que faltaba uno de los conscriptos se comunicó con su superior Osvaldo Pérez Battaglia, quien no demostró interés en la situación. Según Sanguinetti, luego de evaluar todo lo acontecido, Battaglia pudo haber orquestado el secuestro y desaparición del muchacho

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En la audiencia del jueves quedó resonando la versión que situó a Ledo en un jeep junto a otros militares en las inmediaciones del Arsenal. El Ministerio Público Fiscal la consideró inverosímil pues el testigo Tello, quien dice que estuvo custodiando una barrera en ese mismo predio, no pudo describir específicamente cómo era el Arsenal.

Alberto Ledo era un militante con ideas revolucionarias que lo convertían en un “sujeto peligroso” para las fuerzas armadas, aquella figura a la que mediante la represión y tortura intentaron desaparecer.

El 4 de julio de 1976 Marcela tuvo que volverse de Tucumán sin saber qué había pasado con su hijo. Se volvió con un documento en mano, en el que constaba una supuesta deserción. Desde ese día lucha incansablemente junto a su hija Graciela Ledo para encontrar el paradero de su hijo. Organismos de derechos humanos la acompañan también desde entonces, para pedir justicia por Ledo y por los 30.000 compañeros desaparecidos.

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