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Mostrando entradas de septiembre, 2023

El paraíso de las palabras

Por Mariela Ramos // Las palabras construyen enunciados, estos remiten a un yo, a un otro, un aquí, un ahora. En los enunciados se dejan las huellas de la subjetividad en el lenguaje. Expresamos opiniones, puntos de vista, experiencias o acontecimientos. Enunciados entrecruzados por los discursos propios y los ajenos, que incorporan multiplicidad de voces. Las palabras construyen historias. Historias del ser y del tiempo. El tiempo que encarna en la vida de los seres humanos, el tiempo que marca los ritmos de esa historia, el tiempo que forja procesos de Memoria, acuña Verdad y desencadena Justicia. FOTOGRAFÍA DE ELENA NICOLAY Plaza de la Memoria La plaza de la Memoria en la entrada de la ciudad de Tafí Viejo -localidad cercana a la capital tucumana- nos propone transitar las historias de sus desaparecidos y sobrevivientes durante el largo invierno del genocidio. La historia de Hugo Manuel Díaz y su esposa Norma Luisa Santillán, secuestrados en esa localidad por las fuerzas represivas

La foto de las fotos

  Por Tina Gardella // Las fotos son de Noemí del Valle Ramírez, secuestrada y desaparecida hasta el día de hoy. En la sala de Audiencias, cuando termina de testimoniar su hermano, Jorge Enrique Ramírez, se despliega un cartel con fotos de Noemí –a quien llamaban Mimí- según lo comenta Jorge. Amorosamente preparado por sus familiares, sobre un afiche de color rosa, se despliegan fotografías de distintos momentos en la vida de Mimí. Hasta que su secuestro en la madrugada del 21 de julio de 1976 corta al ras esa vida y la posibilidad de otros momentos.  FOTOGRAFÍAS DE TINA GARDELA Es la mañana del lunes 25 de setiembre y el primer testimonio es el de Jorge. Su relato se desliza por el trabajo de Mimí (hacía trabajos de corte y confección por su cuenta y para una señora de Concepción), sus estudios por la noche (estudiaba para Perito Mercantil en la Biblioteca Nicolás Avellaneda de Concepción, donde integraba el centro de estudiantes) y su militancia de acción social en la Juventud Peroni

De nombre y apellido a número en una lista

  Por Josefina Luna// El pasado martes, a la mañana, en la sala del Tribunal Oral Federal, se dieron a conocer un puñado más de las historias que completan esta megacausa. Durante el transcurso de la mañana declararon tanto víctimas como familiares o testigos. Julio Rubén Silva fue el tercero de la mañana, fue para dar testimonio de lo que fue su horror. Silva, de 76 años en la actualidad, recuerda a 1976 como su último año de trabajo en el Ingenio San Juan. Allí prestaba servicio de vigilancia. FOTOGRAFÌA DE LUCIANA FRÌAS 15 días antes de su secuestro, tuvo una premonición acerca del horror que estaba por vivir.  Vio una camioneta extraña circulando con las luces prendidas a las tres de la mañana, justo cuando finalizaba su jornada laboral. El procedimiento fue parecido al de las demás víctimas: entraron en manada, forzaron la puerta de su domicilio durante la noche, mientras la familia dormía, vendaron y ataron a los demás integrantes, se lo llevaron vendado hasta un auto entre golpe

¿Cómo se vive sin la verdad?

Por Lourdes Correa // “Quiero que me entreguen, aunque sea un polvito para redimir y que mi hija despida a su padre”, son las palabras que usa María Eugenia Leone al terminar su testimonio.  Tiene 71 años y es jubilada del Sistema Provincial de Salud (Siprosa). María Eugenia sufre de disfonía espástica, un trastorno que le genera espasmos en los músculos de las cuerdas vocales, el prestar declaración lo potencia. “Estoy muy tensa. Creía que lo tenía más o menos controlado”, dice a modo de disculpa.  FOTOGRAFIA DE LUCIANA FRÌAS Da testimonio por el caso 69, Emilio Ricardo González, su esposo. Recuerda que en el 76 vivía con sus padres, hermana, ‘Emito’ - como le decían Emilio —, y su hija de siete meses. Emilio era estudiante de los últimos años de la carrera de Medicina y hacía guardias para mantenerse. En cuanto a la militancia, fue peronista en su juventud.  La fecha del horror es el 28 de mayo de 1976. Eugenia afirma que no la olvidará jamás y relata cuando por la medianoche sintie

El olvido y el recuerdo

Por Angélica Zelaya // Mario Oscar Russo advierte en el comienzo de la audiencia del lunes por la tarde: “mi cabeza no anda muy bien, pasaron muchos, muchos años, y fue muy traumática la situación, pero creo que por eso lo recuerdo”. Cuando comienza su declaración menciona que en ese momento era estudiante en la Facultad de Derecho, vivía en Barrio Sur con sus padres. Tenía dos hermanos, uno de ellos, Rodolfo Alberto Russo, desaparecido en 1979. FOTOGRAFÍA DE LUCIANA FRÍAS Sobre los hechos de los que atestigua recuerda con poca exactitud la fecha. Sabe que fue en su motoneta junto a Hilda Figueroa - testigo que declaró en la audiencia anterior - hasta la estación de El Bajo. Mientras esperaban el tren que salía rumbo a Jujuy, dos o tres policías vestidos de civil les dijeron: “¿qué hacen ahí?” Luego de revisar sus documentos, cuenta, los llevaron en una camioneta hasta una comisaría en el centro. Estaban vendados y esposados. Cuando entran, otra vez la pregunta: “¿qué hacen ahí?”. Aho

Ustedes se equivocaron conmigo

Por Lourdes Correa // Con 75 años, ama de casa, Alcira Esther Ovejero declara sobre su propio caso. En el 76 tenía una peluquería, recuerda que un 18 de mayo la sacaron de su casa durante la madrugada. Rompieron vidrios para entrar, encandilándolas con luces a ella y su madre, que estaba muy enferma. La llevaron descalza y con la cabeza envuelta hasta un coche. Alcira escuchaba ruidos y supo que no solo ella estaba siendo secuestrada. FOTOGRAFÍA DE ELENA NICOLAY La depositaron en un salón con los ojos vendados y las manos atadas hacia atrás. Alcira no estaba sola, había más gente y todos estaban tirados en el piso. Allí llegaban personas que los golpeaban y le adelantaban lo que le iba a ocurrir.  “Me golpearon hasta que se cansaron de golpearme”, relata en la audiencia. Sus secuestradores, mientras la maltrataban, hacían preguntas, pero Alcira no tenía mucho por aportar. Pasó nueve días tirada en el piso, hasta que una mañana la llevaron a declarar.  “¿Sabe qué día es hoy? 25 de Mayo

Del error al horror

  Por Sofía Ávila // Alcira Ovejero entra al recinto como testigo de su propio caso, ama de casa de 75 años. La víctima, con un largo suspiro, comienza a recordar y relata lo sucedido en mayo del 76. Comenta que vivía en Manantial junto a sus padres y hermanos, tenía una peluquería, y aclara que no tuvo ningún tipo de militancia política. FOTOGRAFÍA DE ELENA NICOLAY La sacaron de su casa alrededor de la una de la mañana, ella estaba junto a su madre, quien en ese momento afrontaba una cirrosis. Le consultaron por su nombre y la llevaron descalza, envolviendo su cabeza, la metieron en un coche. En el camino levantaron otras personas, Alcira recuerda con pesar que escuchaba gritos y llantos. Una vez llegado a destino estuvo en un salón junto con otra gente tirada en el piso, “se ve que había otros, desde el primer momento siempre estuve con los ojos vendados y las manos atadas, pero yo escuchaba golpes, llantos, lamentos y ya sabía que me iba a pasar lo mismo que los otros”, relató. La g

¿Qué frase tiene el silencio?

Por Tina Gardella y Lourdes Correa // “¡No me molestés Chango!” Le dice Pascual Ibarra a Luis Alberto, su hermano. Así lo relata Luis Alberto Ibarra en la Audiencia. Con esa frase, Pascual le cortaba todo intento de contar lo que le había pasado cuando, en enero del 76, lo secuestran al salir de un curso de oficios que brindaba el CONET (Consejo Nacional de Educación Técnica). Junto a su amigo Carlos Bermegui estudiaban albañilería. Al dirigirse a tomar el colectivo, son secuestrados por militares que se movilizaban en un Ford Falcon. Paco, como era apodado, no militaba en ningún partido político -”Lo sé porque tenía 14 años”- aclara su hermano. En un derrotero que incluye Comisarías y hasta la casa de un Juez en Santiago del Estero y la Jefatura de Policía en Tucumán, su amigo Bermegui muere por los golpes en Santiago y él es trasladado a la Jefatura donde sufre las más crueles torturas… Da cuenta de ello el estado en el que es liberado: sucio, vientre hinchado, marcas en todo el cuer

Libertad

Por Mariela Ramos // “Tranquen las puertas que afuera gritan, las aves grises buscando llevarse un alma.  Sobre los techos ya han hecho nido,  triste está el cielo, la paz del pueblo se ha ido.” Jacinto Piedra  Peteco Carabajal. Llegan de noche, gritos lejanos Rubén Pablo Kantarovski cuyo nombre figuraba en la lista elaborada por la policía de la provincia de Tucumán, dio su testimonio el pasado 29 de agosto en la sala de audiencias del Tribunal Oral Federal de Tucumán (TOF). El 5 de febrero de 1976, justo un año después de la firma del decreto que da inicio al Operativo Independencia en nuestra provincia, alrededor de las 3 de la madrugada, un grupo de personas encapuchadas y con armas irrumpieron en su domicilio, el cual compartía con sus padres. “Me despierto, abro la puerta y una mano con una pistola aparece”, dice en la sala de audiencias Rubén.  La luz de la luna tucumana devela las siluetas, el terror no lo inmoviliza. Piensa en sus padres que duermen en el cuarto de al lado. El

Pasan cosas en las Audiencias

Por Tina Gardella // Un dedo amputado Está poblada la sala de Audiencias. Hay estudiantes de la Facultad de Derecho de la UNT y de la Escuela Sarmiento. Rostros atentos, miradas profundas, algunas hojas y lapiceras. Pocas. La primera testigo es Olga Ester Salas. Declara en lugar de su madre fallecida recientemente y con relación a los hechos que perjudicaron a Domingo Rodolfo Salas –su padre- y Héctor Reinaldo Gómez, su tío. Primero lo secuestran violentamente a Salas delante de su familia y luego a su cuñado, Gómez, cuando se dirigía en bicicleta a su trabajo. Los llevan a la Jefatura de Policía. Son los primeros días de febrero del 76.  Cuando expresa que en la tortura le cortaron un dedo a Héctor Gómez, los delantales blancos del público se mueven al compás del estremecimiento. A Gómez lo liberan después de 5 meses, destrozado por los golpes y las torturas. Está como tal –liberado- en la lista aportada por el testigo Clemente. Olga tenía 6 años en 1976. Su padre, Domingo Rodolfo Sal