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Falta de in-formación.

Por Andrea Susana Romero para El Diario del Juicio

Terminaba la audiencia hace unas semanas atrás, no quedaban más testimonios. Sin embargo, el abogado defensor Mario Roque Leiva Haro pidió la palabra para poner en duda el trabajo que realizan los psicólogos y psicólogas del Equipo de Acompañamiento a Testigos, en el marco del juicio Megacausa Operativo independencia.
 Es probable que el doctor Leiva no esté al tanto de la tarea que realizan quienes forman parte de dicho equipo puesto que está recién arribado a juicios donde se juzgan delitos de Lesa Humanidad. Una opción para salir de la duda y la incertidumbre, antes de manifestar la infundada desconfianza que habita en el inquieto Dr. Haro podría ser alguna técnica autodidacta, por ejemplo la lectura atenta y en profundidad de diferentes artículos en donde se desarrolla de manera clara cómo y para qué trabaja el equipo de acompañamiento. Los artículos enunciados anteriormente están disponibles en la web, google es una buena opción para la búsqueda, como lo es, bien sabe el curioso Dr., para videos de autos y camionetas BMW, esos mismos que suelen copar la pantalla de su notebook cada vez que se desarrollan las audiencias.
 De cualquier manera, y en virtud desasnar a señor defensor, nos hemos propuesto colaborar con su formación “profesional”.
El trabajo del equipo de acompañamiento a testigos no es reciente. Hace 11 años que legitiman un trabajo que comenzó en el año 2006 luego de la desaparición de Jorge Julio López, testigo clave en el juicio en el que estaba procesado el genocida Etchecolatz. En principio la finalidad de la iniciativa era acompañar a quienes iban a dar su testimonio, para que esa circunstancia que fue esperada durante años tuviera el menor costo emocional posible para quienes habían padecido el terrorismo de Estado. Al mismo tiempo, había que resguardar el testimonio como prueba esencial que permitiera sostener el proceso de los juicios contra los genocidas porque muchas personas eran perseguidas y amenazadas por los represores o por quienes formaban parte de su entorno. Como consecuencia de ello se hizo necesaria la protección de los testigos por parte del estado y así fue que la intervención del equipo de psicólogos y psicólogas fue fundamental y necesaria.

Tucumán: 9 años de acompañamiento.

Los psicólogos que forman parte del Equipo Interinstitucional de Acompañamiento a testigos de la provincia, pertenecen al SIPROSA, al Observatorio de la Mujer, a la Secretaria de DD.HH de la provincia de Tucumán, quien coordina la actuaciones y actividades del equipo, y al Colegio de Psicólogos de Tucumán. La labor comenzó en el 2008 con el primer juicio que se sustanció en la provincia por el secuestro, desaparición y asesinato de Guillermo Vargas Aignasse en donde los genocidas Antonio Domingo Bussi y Luciano Benjamín Menéndez fueron condenados a prisión perpetua.
Luisa Vivanco es Psicóloga y forma parte del Equipo interinstitucional, trabaja ad-honorem acompañando a testigos desde el primer juicio hasta el Operativo Independencia, megacausa que juzga los delitos perpetrados con anterioridad al golpe de estado del 24 de marzo 1976, que se sustancia actualmente. El trabajo de acompañamiento requiere de cierta especificidad, tal es así que desde el primer juicio tuvieron que capacitarse e interiorizarse sobre las normativas internacionales que enmarcaban la tarea de acompañar a  personas que van a revivir situaciones muy traumáticas que le permitía, a su vez, definir de manera constante la tarea de acompañamiento que no tiene ninguna vinculación con la concepción que sostiene que es un trabajo en donde se “prepara” a los testigos.
“Nosotros no preparamos al testigo sobre lo que tiene que decir, el contenido de su declaración no es algo que nosotros podamos aconsejar o no aconsejar, sino que nuestro objetivo es acompañar al testigo para que pueda dar su testimonio en las mejores condiciones subjetivas posibles, es decir, hay miedos que pueden bloquear su espontaneidad, la ansiedad que produce al entrar a un escenario que no conocen, cuáles son las reglas, qué les van a preguntar, qué pasa si no se acuerdan, entonces sí cumplimos con la tarea de apaciguar todas estas preguntas que se hacen” aclaró Luisa.
Quienes dan testimonio sobre el horror de lo vivido, tienen que atravesar por la situación traumática de recordar una circunstancia trágica. Sin embargo, la certeza es que por un lado, está la legalidad del testigo que le garantiza que va a ser creído y que su palabra vale y, por otro lado, está el miedo a revivir situaciones dolorosas que trata de olvidar. "Nosotros sabemos que no hay olvido, se puede haber reprimido imágenes de momentos y recuerdos dolorosos pero no hay olvido” dijo Luisa. Lo importante es que hoy el testigo pueda posicionarse y salir de un lugar o de una situación de la que fue víctima porque “si una persona que pudo haber sido secuestrada o pudo presenciar el brutal secuestro de sus padres cuando era niño, fue víctima de una situación de violencia, maltrato y crueldad” sostuvo.

En los juicios, sobre todo en el Operativo Independencia, se pudo saber que muchos trabajadores de fábricas, de industrias azucareras y de citrícolas fueron reprimidos por la lucha que mantenían para reivindicar sus derechos como trabajadores, testimonios que fueron esenciales para el desarrollo del proceso judicial y de la re-construcción de su identidad. De esta manera es donde aparece un relato que fue negado por mucho tiempo, del intento de haber querido borrar la memoria de la lucha y de la dignidad del pueblo de Tucumán. “Para nosotros también es recuperar su identidad acompañarlos en ese proceso, una personalidad de luchadores de la que muchos tuvieron que renegar o negar porque fueron muy rechazados en su comunidad, en su barrio. Pero hay algo dentro de ellos que sigue vivo y cuando se encuentran con otras personas y empiezan a reconstruir su historia, sienten un proceso de afirmación con lo que ellos fueron” recalcó Vivanco.

El doctor Leiva al margen de poner en duda el trabajo de los psicólogos, también cuestionó la intervención de los profesionales aduciendo que modifican el relato de los testimonios. La verdad que en algún punto esto tiene razón, la única modificación que hubo es que las personas antes tenían miedo y ahora pueden hablar de lo que vivieron, se sienten más seguros, tranquilos y acompañados por un equipo que cree en ellos y en su verdad.
“La única recomendación respecto a lo que tiene que decir, es que diga la verdad, esa es la única recomendación. Y eso les da mucha tranquilidad. En cuanto a la pregunta recurrente ‘¿Y si no me acuerdo?’ le decimos ‘decí que no te acordás bien’, es el derecho que tiene una persona que va a recordar situaciones traumáticas porque tiene lagunas, tiene bloqueos… Por eso siempre hay un tema que se habla mucho sobre cuál es la verdad. Es su verdad, es lo que él (testigo) recuerda, es lo que él vivió y es cómo él lo vivió, es una verdad subjetiva” concluyó Luisa.

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