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Fotografía de Elías Cura |
Por Mariela Ramos y Andrea Romero
El
doctor en antropología Santiago Garaño considera que las ciencias sociales
aportan reconstrucciones minuciosas de la lógica de la represión que nos ayudan
a comprender cómo fue posible el ejercicio del terrorismo de Estado. Estas
ciencias proporcionan una serie de historias y argumentos elaborados desde diversas
disciplinas para la reconstrucción de una verdad jurídica sobre lo sucedido
desde el inicio del Operativo Independencia -febrero de 1975 en Tucumán- y,
posteriormente. en el golpe de Estado -marzo de 1976-. Las ciencias sociales
pueden aportar una nueva manera de mirar la represión estatal así como sumar
argumentos para la construcción de una verdad sucedida en el pasado reciente
dictatorial argentino que colabora y complementa a la justicia penal, espacio
en el que se juzgan estos crímenes de Estado.
El
testigo de contexto es la figura jurídica entre el testigo y el perito. El
testimonio brindado en el marco del décimo cuarto juicio por delitos de lesa
humanidad -Megacausa 14- por la doctora en antropología Constanza Cattáneo,
integrante del Ligiat -Laboratorio de Investigaciones Grupo Interdisciplinario
de Arqueología y Antropología de Tucumán- posibilita que desde las ciencias arqueológicas
y antropológicas se logren
reconstrucciones precisas. El aporte de sus trabajos de investigación da cuenta
no solo de las maneras extremas de represión estatal sino de una trama de
ocultamiento en un sector de la provincia durante el Operativo Independencia.
En
la entrevista realizada para el diario del juicio, Cattaneo profundiza y aporta
mayor información sobre el funcionamiento de un espacio de detención y tortura
que no había sido considerado previamente a su investigación: la casa del
tesorero del ingenio Santa Lucía - Monteros.
DE INGENIO A BASE MILITAR
La transformación del
ingenio Santa Lucía en “La Base”, febrero de 1975 con la ocupación militar,
tuvo un impacto muy grande en la población y en las 10 colonias ubicadas en las
inmediaciones del pueblo que agrupaban a los trabajadores. ¿Cuáles fueron las
prácticas que la población tuvo que modificar para adaptarse a la ocupación? ¿Hubo
prácticas de resistencia de los pobladores y de los trabajadores de las
colonias?
A
nivel de práctica de la vida cotidiana hubo una modificación muy grande que
tuvo que ver con la vida laboral, familiar y privada. Después del cierre de los
ingenios, muchos de los ex trabajadores pasan a ser parte del Operativo Tucumán
-estrategia implementada por la dictadura de Onganía (1968) con el propósito de
palear a las consecuencias de su política azucarera sobre la población-. Los
trabajadores ingresaban a una organización estatal como vialidad o la
municipalidad. Algunos tenían que trasladarse a otra zona y en estos casos el
ejército reguló muchísimo. Los trabajadores tenían que avisar en qué horario
salían, se los requisaba en los colectivos o en los medios en donde se
movilizaban. La vida cotidiana cambió, cambiaron los ritmos laborales: empezaron
a operar los toque de queda, para circular en el pueblo siempre tenían que
llevar el DNI y Los trabajadores del
surco tenían un carnet emitido por el ejército. Y cuando comenzaron los
secuestros el impacto fue fortísimo en la población en su conjunto.
Respecto
a la resistencia, en los inicios del Operativo Independencia (1975) y en el
primer año de la dictadura el nivel de represión era tan grande al igual que el
terror que se había infundado en la población que, al menos en mi
investigación, no detecté en ese periodo muchas acciones de resistencia. Después
en el año 76 o 77 un gran número de pobladores de Santa lucía es obligado a
participar en la construcción de los pueblos armados por (Antonio Domingo) Bussi
como por ejemplo Teniente Berdina. Ahí empieza una serie de acciones de
resistencia: los trabajadores hacen una especie de huelgas que les trajo
consecuencias como algunas represalias y la detención.
En este contexto represivo
se entiende el proceso de relocalización de los habitantes de las colonias como
desplazamiento forzado, es decir, una migración mediada por la violencia ¿cómo
vivieron esa experiencia los habitantes?
Fue
un corte muy abrupto en la vida de las personas que tuvieron que transitar ese
desplazamiento. Les implicó abandonar el lugar donde habían vivido toda su vida
y eso, obviamente, tuvo un impacto muy grande. Hay familias que tuvieron que
vivir, entre los años 74 al 76, dos relocalizaciones porque primero eran parte
de las colonias de Negro Potrero y desde ahí son trasladadas a Caspinchango.
Después, cuando empezó el periodo más fuerte de la represión y desaparición de
las colonias, algunos se trasladaron a Santa Lucia, otros se van a Buenos Aires.
Hubo alguna forma de resistencia a esta manera de vida impuesta en algunos casos
estas poblaciones iban y volvían, cultivaban algunas cosas que habían quedado
en la colonia y volvían. Pero esto fue más adelante en el periodo más corto de
la represión no en los lugares que habían sido relocalizados.
La transformación del
ingenio Santa Lucía en “La Base” como espacio de detención y de tortura a
partir de febrero de 1975 ¿permite no solo la detención de miembros de la
llamada Compañía del Monte sino también de los trabajadores de las colonias y
sus habitantes?
En
relación al tema de las detenciones la mayor parte de las entrevistas
realizadas a sobrevivientes dan cuenta de que las detenciones no son solo a
miembros de la compañía del monte sino que los que transitan por la base de
Santa Lucia mayormente eran familias trabajadoras, trabajadores de las
colonias, ex trabajadores del ingenio, y mucha población de Santa Lucia. Algunos
tienen detenciones de un día o dos días y son liberados, pero un gran porcentaje
de su población sufrió algún tipo de detención, con lo cual el discurso de que
la base era por la compañía del monte se cae.
Tu testimonio en el juicio
resulta significativo ya que tu investigación doctoral devela la existencia de
un espacio que no había sido considerado como espacio de detención y tortura:
la casa del tesorero ¿podrías hacer una descripción de dicho espacio?
Cuando
inicio mi trabajo de investigación todos los relatos en Conadep (Comisión
Nacional sobre la Desaparición de Personas) y ante la Comisión Bicameral
mencionaban estrictamente como centro clandestino solo el sótano de lo que
había sido el depósito de bolsas de azúcar del ingenio Santa Lucía. Incluso en
juicios anteriores el lugar de inspección estrictamente había sido el sótano. En
mi tesis de grado analizo ese espacio más que nada. Pero cuando profundizo mi investigación
doctoral empiezo a recabar otros testimonios que mencionaban otras
instalaciones que habían sido anteriormente la casa del tesorero y que era un
espacio adyacente al sótano. Entonces, lo que inicialmente se pensaba que era
el centro clandestino se amplió con estos testimonios.
Es
entonces que se implementa otro tipo de análisis para recabar información sobre
ese espacio. Uno de los análisis importantes que se hizo fue el de BLUESTAR que
dio como resultado sangre latente positivo. Sangre latente significa que se
identifica sangre de ciertos mamíferos y hay un segundo análisis que revela que
no es solo de mamífero sino que la sangre que se encontró es humana. Los
reactivos utilizados son para crímenes actuales no está ajustada la reacción
química para estos contextos donde ya pasaron más de 40 años tiempo en el que
la sangre se va degradando. Hice esa aclaración en el juicio porque es
importante para la validez judicial.
Los
calabozos que pertenecen a la casa del tesorero señalada como centro clandestino
son 5. En tres de ellos (1, 4 y 5) se realizó el análisis, los otros dos (2 y 3)
actualmente pertenecen a una vivienda particular. En esos tres que te digo, dio
positivo a sangre latente.
LOS HIJOS CLANDESTINOS DE LA
REPRESIÓN
A partir de tu testimonio en
el juicio introducís la perspectiva de género al referirte a los graves
ultrajes sufridos por las mujeres de las colonias y de la población de Santa
Lucía ¿cuáles fueron las acciones llevadas a cabo por las fuerzas represivas
hacia las mujeres?
Además
de lo que mencioné en el juicio, después del secuestro de sus maridos se
llevaban a cabo acciones de violencia
sexual contra muchas de las mujeres de la población de Santa Lucía. Hubo
distintas formas de coacción de los militares, por ejemplo uno de los casos que
me relataron es de una vecina cercana a la base que apenas llegan los militares
le dicen ‘vos te vas a dedicar a cocinar cantidad equis de comida para los
soldados’, y no había forma de negarse a esa coacción. Ahora estoy con una beca
posdoctoral y la idea es profundizar estrictamente sobre ese aspecto. Otra de
las cosas que se mencionaron, no solo para Santa Lucía sino con varias otras
localidades del sur de la provincia, es la cantidad de hijos de miembros del
ejército. Hay una población que tiene alrededor de 40 y pico de años que son
hijos de militares.
La
ocupación militar y las formas de coacción fueron generando distintos tipos de
formas de vincularse entre los militares y las mujeres. Por ejemplo se dieron
relaciones consentidas entre soldados conscriptos y mujeres de esa población
que tuvieron hijos, pero después los soldados se fueron de ahí. También están
los hijos productos de violaciones. Este es un tema que se habla muy poco,
después de muchos años de trabajo me empezaron a contar algunos datos sobre eso
y pude constatar que hay una generación de hijos de miembros militares que van
desde los altos mandos hasta los soldados conscriptos. Eso es más algo que surge subterráneamente y
es una realidad que también es parte de lo que fue la ocupación militar durante
el operativo independencia y la dictadura.
***
La
doctora Constanza Cattáneo al concluir la entrevista destaca que su investigación en los inicios era
demostrar la responsabilidad empresarial, pero no solo eso sino también lo que
había sido el impacto sobre las poblaciones trabajadoras de estos lugares. El
objetivo iba más allá de eso y está claramente visto en la cantidad de
secuestros que hay de los trabajadores del surco, de los ex trabajadores del
ingenio. De ese grupo de trabajadores organizados que eran vistos como una
amenaza por el ejército y todo el entramado de la represión estatal.
También
otro de los objetivos de la represión estatal fue el aniquilamiento de una
identidad política ya que los pobladores tenían un fuerte compromiso y una
fuerte organización política que se muestra en todas las acciones de las
décadas previas. En su relato destaca que se olvidó de mencionar en el juicio que
el icono de resistencia del cierre de los ingenios fue Hilda Guerrero de
Molina, esposa de uno de los trabajadores del ingenio Santa Lucia quien
representa esa fuerte organización y la gran tradición que tenía el sindicato y
los trabajadores de Santa Lucia y sus alrededores.
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