por Gabriela Cruz del Colectivo La Palta para el Diario del Juicio Cuenta la leyenda que hubo un tiempo en que asechaban unos terribles monstruos. Ellos aparecían de la oscuridad, avanzaban por las calles en plena noche. Nadie sabe bien como elegían las casas a las que entraban, nadie entendió jamás cómo decidían a quienes capturaban y mucho menos a quienes soltaban. Los monstruos se llevaban a la gente, a veces la gente volvía, y ya no parecía ser la misma. Otras veces parecía que ‘los comegente’ verdaderamente se los había comido. El terror se instaló entre los pobladores. Los padres temían por sus hijos, los hijos temían por sus padres, las madres sentían que incluso antes de nacer sus hijos ya eran sospechosos. Agarrarse fuerte de las manos no alcanzaba. Dicen que se alimentaban del miedo. Con el tiempo, ‘los comegente’ ganaron más poder. Salieron a plena luz del día, se llevaban las personas de las calles, de los trabajos, de las escuelas, de las universidades...