El siguiente es un fragmento de una poesía que
escribió Ricardo Salinas al saber del asesinato de su hermano Alfredo
Salinas, que habia desaparecido en Tucumán en 1975, la escribió en
Buenos Aires en 1976 antes de su propio secuestro y desaparición junto a
su esposa Silvana Parrille el 7 de Enero de 1977 en la ciudad de Jujuy.
Este poema lo leyó ayer su hermana Julia, al declarar en la Megacausa Arsenales-Jefatura, frente a los jueces y los asesinos.
Tal vez no sepamos nunca
qué fue lo último que viste.
Quizás un nogal centenario,
enardecido en la selva.
Quizás el sol milenario, arriba de todo.
Quizás el negro monstruoso
de la venda en los ojos, de los torturados.
Tal vez no sepamos nunca
exactamente a qué hora,
qué día,
bajo qué lluvia.
Pero sí sabemos, hermano,
que en la punta derecha
del banco de carpintero,
hay un pedazo de tu risa
bailoteando, como si nada,
con el paso doble del serrucho.
Yo conservo intacta tu mirada
y afilado en el taller
está el canto de tu silencio.
Aunque ellos tengan,
Dios sabe dónde, tu cadáver.
Yo me he quedado con tu risa,
y abrazada al fuego casi loco,
es nuestra tu alegría.
Ricardo Salinas/Buenos Aires 1976
Este poema lo leyó ayer su hermana Julia, al declarar en la Megacausa Arsenales-Jefatura, frente a los jueces y los asesinos.
Tal vez no sepamos nunca
qué fue lo último que viste.
Quizás un nogal centenario,
enardecido en la selva.
Quizás el sol milenario, arriba de todo.
Quizás el negro monstruoso
de la venda en los ojos, de los torturados.
Tal vez no sepamos nunca
exactamente a qué hora,
qué día,
bajo qué lluvia.
Pero sí sabemos, hermano,
que en la punta derecha
del banco de carpintero,
hay un pedazo de tu risa
bailoteando, como si nada,
con el paso doble del serrucho.
Yo conservo intacta tu mirada
y afilado en el taller
está el canto de tu silencio.
Aunque ellos tengan,
Dios sabe dónde, tu cadáver.
Yo me he quedado con tu risa,
y abrazada al fuego casi loco,
es nuestra tu alegría.
Ricardo Salinas/Buenos Aires 1976
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