tag:blogger.com,1999:blog-49596214092242180942024-03-18T16:49:23.622-07:00Diario del Juicio TUCUMÁNDesde 2012 cubriendo Juicios de Lesa HumanidadUnknownnoreply@blogger.comBlogger284125tag:blogger.com,1999:blog-4959621409224218094.post-82134014704758378992024-03-18T12:45:00.000-07:002024-03-18T16:48:52.327-07:00Los daños que provocaron no caducan<p> </p><p> <span style="font-family: helvetica;">Por Tina Gardella //</span></p><p><span style="font-family: helvetica;">Martes 27 de febrero, día soleado con una sala llena o más de lo normal y una fotografía que se repetía en varios rincones, la cara de Lucho Acosta. Su familia empapó el recinto con su recuerdo y empezamos a escuchar el testimonio de una de las personas que más lo amó, su esposa Elisa “Tati” Solís</span></p><p><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEheeZRAnltQJhc7kjABeNUd5ZB2XoTh0FuIpNpuea2imaExQT2NV-a4UytAHd6BnP4zUxa9gGRkkhahxxu4XITsHahmgszKGfXtAMntAs72ft8fyA4MjXLzW9iUZfPWAUptHjplwwX8FTBaPrhI-TH2U_lB6lodAwVy4vXSWkUFH2R9zB0U3v3kBdHGagg/s5184/Secci%C3%B3n%20V%20-%20TOF%20Audiencia%2001-12-16.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3456" data-original-width="5184" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEheeZRAnltQJhc7kjABeNUd5ZB2XoTh0FuIpNpuea2imaExQT2NV-a4UytAHd6BnP4zUxa9gGRkkhahxxu4XITsHahmgszKGfXtAMntAs72ft8fyA4MjXLzW9iUZfPWAUptHjplwwX8FTBaPrhI-TH2U_lB6lodAwVy4vXSWkUFH2R9zB0U3v3kBdHGagg/w640-h426/Secci%C3%B3n%20V%20-%20TOF%20Audiencia%2001-12-16.jpg" width="640" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><p></p><p><span style="font-family: helvetica;">Comienza entonces el ida y vuelta de preguntas, la fiscalía empieza por hacer unas preguntas básicas a la testigo como nombre completo, edad, profesión, etc. Terminadas las preguntas iniciales, Tati comienza a relatar el hecho.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;">Nos trasladamos al 21 de junio de 1977. Tati y Lucho debían despedir a su tío que partía hacia Buenos Aires ese mismo día a las 17:00. Era el mediodía, ella estaba cocinando cuando Lucho le dijo que saldría en su auto que ya volvía. Empezó a pasar el tiempo, Lucho no llegó para el almuerzo, tampoco a la despedida de su tío y finalmente no apareció en la cena su esposa, ya preocupada porque no regresó a casa, comenzó a buscarlo</span></p><p><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p><span style="font-family: helvetica;"><b>Etapa de búsqueda</b></span></p><p><span style="font-family: helvetica;">Tati empezó este largo proceso llamando por teléfono a comisarías y hospitales, consultando con amigos y familiares. Se dirigió al bar que en aquel momento se llamaba “La cosechera” se acercó a un amigo de Lucho, ella preguntó por él pero su amigo dijo que no lo vio. Es ahí donde comenzó su preocupación</span></p><p><span style="font-family: helvetica;">Tati recuerda con dolor que tuvo una advertencia de una compañera de trabajo “Dijo que Lucho estaba en una lista de rojos y rosados” por lo que esta misma compañera le recomendó a Lucho agarrar sus cosas su familia y marcharse. A lo que Lucho respondió en ese momento “ ¿Por qué? si yo no hice nada malo “</span></p><p><span style="font-family: helvetica;">Había pasado una semana ya desde el 21 de junio del 77 y Tati además de no tener novedades de su esposo, ya no podía dormir. Visitó un médico, le recomendaron tomar algunas pastillas para conciliar el sueño, así lo hizo y continuó la búsqueda.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;">Los días transcurrían y no tenían información de Lucho, hasta que contactan a Tati para avisarle que encontraron el auto de su marido y que debía presentarse para retirarlo, a lo que ella se presentó inmediatamente. Cuando fue a buscarlo vio una escena horrible: en el ingreso de Jefatura había una mesa llena de relojes. Ella recuerda que le regaló un reloj a Lucho, le entregan las llaves del auto, el llavero el mismo que usaba Lucho pero el auto estaba pintado de turquesa y estaba limada la chapa patente, el poder de turno le dijo en ese momento que el auto estaba chocado en una localidad cerca de Salta.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;">Tati nunca dejó de buscar a su esposo. Presentó un habeas corpus, denunció ante la OEA y diferentes organismos, habló con conocidos, con políticos y militares para encontrar una respuesta a esta pesadilla. </span></p><p><span style="font-family: helvetica;">La familia de Lucho, hasta el día de hoy mantiene viva la imagen de él, lo vemos en fotos, escuchamos su voz, también dos poemas uno escrito por su mujer y otro por su hija, memoria intacta y un pedido de justicia. NUNCA MÁS</span></p><div><br /></div><div><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVzrO_tmO2zJYKBaokx8Ypqp3Wio2OWZZrrkUWkXbpXl6xaM4VkW_8hr1WqaJA_c_86bkrB_Go1ObTg4PyKf7DLTuCTHW8TqB5_7AGF9mbI5qscn_HSPueybX0Ob367gxOkUtJh7W6swmBGO9MdpQ0Qp16jjsSi6AY_AacEwrw0alHImWQqQerz5kh_Q4/s640/juicios.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="175" data-original-width="640" height="176" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVzrO_tmO2zJYKBaokx8Ypqp3Wio2OWZZrrkUWkXbpXl6xaM4VkW_8hr1WqaJA_c_86bkrB_Go1ObTg4PyKf7DLTuCTHW8TqB5_7AGF9mbI5qscn_HSPueybX0Ob367gxOkUtJh7W6swmBGO9MdpQ0Qp16jjsSi6AY_AacEwrw0alHImWQqQerz5kh_Q4/w640-h176/juicios.png" width="640" /></a></div><br /><div><br /></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4959621409224218094.post-2678849699684645822024-03-04T07:56:00.000-08:002024-03-05T04:41:15.513-08:00Mariana<p><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p><span style="font-family: helvetica;"><span> </span>Por Tina Gardella //</span></p><p><span style="font-family: helvetica;"><span style="text-align: justify;"><span> </span>Mueve un pie. Talón
en el piso y punta de pie arriba, abajo, arriba, abajo. A veces lento, otras,
con apuro. Mueve la pierna; la izquierda. Es el pie, es </span><span style="text-align: justify;"> </span><span style="text-align: justify;">la pierna, es el corazón de Mariana. Que habla
como si nada. Con increíble capacidad para elegir -¿elegir?- que su pie y su
pierna sean los destinatarios de tanta tensión. Atestigua por la desaparición
de su padre, Lucho Sosa. Su pie y su pierna en movimiento parecieran otorgarle
una calma imposible de pensar cuando se relata ausencias brutales e injustas.
Era una niña que no había cumplido los 3 años pero la felicidad familiar que
integraba junto a su madre y sus dos hermanos mayores, se esfumó el 21 de junio
de 1977 cuando su padre fue secuestrado y luego muerto y desaparecido.</span></span></p><p><span style="font-family: helvetica;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: helvetica;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhp3V7O6AT31RPwdWvoxKdhRaXYJTktpRRO__wwrTDD-00uvScyJWbfcL7eTmwfWdLOdwh70Eod7YUjpLSW8xo6sYjXKot-MAdctspSf7sK5oVm4qL75dljkpE7NKq8vIRAEIbqF-v04XkBCre0xB4SeR0oMMnJkEIktLDvpMyZtbJfhRHsk20kPR2kf9Q/s1312/1-WhatsApp%20Image%202024-03-04%20at%2010.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="820" data-original-width="1312" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhp3V7O6AT31RPwdWvoxKdhRaXYJTktpRRO__wwrTDD-00uvScyJWbfcL7eTmwfWdLOdwh70Eod7YUjpLSW8xo6sYjXKot-MAdctspSf7sK5oVm4qL75dljkpE7NKq8vIRAEIbqF-v04XkBCre0xB4SeR0oMMnJkEIktLDvpMyZtbJfhRHsk20kPR2kf9Q/w641-h400/1-WhatsApp%20Image%202024-03-04%20at%2010.jpg" width="641" /></a></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: helvetica; text-align: left;"><span style="font-size: x-small;">FOTOGRAFÍA DE ELENA NICOLAY</span></span><span style="font-family: helvetica; text-align: left;"> </span><span style="font-family: helvetica; text-align: left;"> </span><span style="font-family: helvetica; text-align: left;"> </span><span style="font-family: helvetica; text-align: left;"> </span></div><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: helvetica;"><span> </span>Pero ella habla de
la vida de su padre. Que era el mayor de 3 hermanos, muy compañero de su madre;
que trabajaba desde los 15 años y estudiaba por la noche. Su tío Pichón le
cuenta a Mariana que Lucho se quedaba en ocasiones toda la noche estudiando
porque había que trabajar de día. Relacionado con la Acción Católica y
militante de la Democracia Cristiana, los nombres de Arturo Ponsati, Gaspar
Risco Fernández o José Páez eran habituales en su casa. En la parroquia de
Fátima se casa con su madre, Elisa “Tati” Solís. Viajan becados a Chile y allí
se reciben de Sociólogo y Trabajadora Social respectivamente en la Universidad
Pontificia de Chile. Vuelven a Tucumán en 1973.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: helvetica;"><span> </span>Lucho trabajaba en
la Universidad Nacional de Tucumán a la que había accedido por concurso en
1962. Renuncia días antes de su secuestro porque habían comenzado con éxito un
emprendimiento de ropa deportiva en la casa familiar. De esa misma casa en la
Av. Juan B. Justo 1.239, sale al mediodía de ese lunes 21 de junio para hacer
un trámite en su auto y regresar para el almuerzo. Pero no regresó. La felicidad del encuentro
dominguero y festivo del día anterior por el Día del Padre, se fue escurriendo
como arena entre los dedos. Mariana atesora una fotografía donde en escena
feliz están ese domingo sus abuelos maternos, tía, primos y sus queridos
hermanos Rodrigo y Javier. La búsqueda que movilizó su madre ante las
autoridades militares de provincia y nación, la OEA, presentación de Hábeas
Corpus entre otras, sólo tuvo como resultado la entrega del auto –era un Ford
Falcon gris- pintado de turquesa. E inservible.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhzkDUIzs6jmF0XVOec-sYGEHZ2ML4io8OGuLhrz7Q0EH7DCA3XGCmS4YygbD-UoHuYgs0JjYSUZ8lIGUC-HwWGEZbxSp2tbUynKH_6KDVCC4nd3MMPU_PLtZawJOjFO8MCLjYs0tfz-10_jwLWxO4QFK4j8Wj8IBTR07xnZ8bUlmVIHx38TGuxVFN4du0/s1480/2-WhatsApp%20Image%202024-03-04%20at%2010.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1110" data-original-width="1480" height="468" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhzkDUIzs6jmF0XVOec-sYGEHZ2ML4io8OGuLhrz7Q0EH7DCA3XGCmS4YygbD-UoHuYgs0JjYSUZ8lIGUC-HwWGEZbxSp2tbUynKH_6KDVCC4nd3MMPU_PLtZawJOjFO8MCLjYs0tfz-10_jwLWxO4QFK4j8Wj8IBTR07xnZ8bUlmVIHx38TGuxVFN4du0/w624-h468/2-WhatsApp%20Image%202024-03-04%20at%2010.jpg" width="624" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: helvetica; text-align: left;"><span style="font-size: x-small;">FOTOGRAFÍA DE ELENA NICOLAY</span></span></div><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: helvetica;"><span> </span>De Lucho sólo se
sabe que estuvo en Jefatura donde un amigo de la infancia que también estaba
allí lo reconoce por su voz cuando en la tortura suplicaba por sus hijos y en
la lista aportada por el testigo Clemente donde figura con la sigla DF del
eufemismo Disposición Final.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: helvetica;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: helvetica;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi9zSQZ7EmpQVygXbfA76acdXJGCk94bc-wcw_IcsDRF-iZeFHqgGSUCbeyWOlL074P7PsnaAglbnDOMdsVJZHXa6cs8d6fdA1X-SyxwGtvA8Y7y7o9endW8-7-vJUhrQYIiPRsCGoOPCtawXqrEidQdiWt23JfIO1gGYXkQAv1qJKPg8qCPj13MhImFcM/s1191/3-WhatsApp%20Image%202024-03-04%20at%2010.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="851" data-original-width="1191" height="458" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi9zSQZ7EmpQVygXbfA76acdXJGCk94bc-wcw_IcsDRF-iZeFHqgGSUCbeyWOlL074P7PsnaAglbnDOMdsVJZHXa6cs8d6fdA1X-SyxwGtvA8Y7y7o9endW8-7-vJUhrQYIiPRsCGoOPCtawXqrEidQdiWt23JfIO1gGYXkQAv1qJKPg8qCPj13MhImFcM/w641-h458/3-WhatsApp%20Image%202024-03-04%20at%2010.jpg" width="641" /></a></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: helvetica; text-align: left;"><span style="font-size: x-small;">FOTOGRAFÍA DE CAROLINA FRANGOULIS</span></span></div><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"></p><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;"><span> </span>Y aunque el pie y la pierna izquierda se </span><span lang="ES"><span style="font-family: helvetica;">siguen moviendo, Mariana suena serena y convincente al
sincerar su estado: está contenta; </span></span><span style="font-family: helvetica;">contenta y agradecida de declarar, de dar su
testimonio, de poder compartir su historia, de saber encontrar memoria, verdad
y justicia en el acto de atestiguar. Que estructurar su relato en estos tres
ejes, le permite pensar en una memoria de afectos y familia, de una verdad de
restitución de legados e identidades y de una justicia que sostenga el nunca
más contra el desamparo de la no justicia.</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES"></span></p><div><span style="font-family: helvetica;"> M</span><span style="font-family: helvetica;">ariana Sosa
atestigua en Febrero. Mes de cumpleaños de sus hijos. Mes del recupero del lazo
con la historia que es su propia historia. Febrero le da alegrías. Y se las
toma.</span></div><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYZJVxavdhlsUE2oVNf54XajiTIVQFrmRcLnzWXgCaHR59juDPcF25TSaDEIUP4fkEvupnYLNe5C_lRHGbamec3Ba4VhQVzUqO0MT8Z7LVmBp1wqR7M-jvrEDJHDvABFJ78TXU-ei7UhIFOQ5Awt1tJn-HSPY-GX1TuiFDnpBe1p_PgFDDlEpF6LHagX8/s640/juicios.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="175" data-original-width="640" height="172" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYZJVxavdhlsUE2oVNf54XajiTIVQFrmRcLnzWXgCaHR59juDPcF25TSaDEIUP4fkEvupnYLNe5C_lRHGbamec3Ba4VhQVzUqO0MT8Z7LVmBp1wqR7M-jvrEDJHDvABFJ78TXU-ei7UhIFOQ5Awt1tJn-HSPY-GX1TuiFDnpBe1p_PgFDDlEpF6LHagX8/w636-h172/juicios.png" width="636" /></a></div><br /><span style="font-family: helvetica;"><br /></span><p></p><div><span data-canva-clipboard="ewAiAGEAIgA6ADUALAAiAGgAIgA6ACIAdwB3AHcALgBjAGEAbgB2AGEALgBjAG8AbQAiACwAIgBjACIAOgAiAEQAQQBGAC0ARwBtAFYAbABDAFUANAAiACwAIgBpACIAOgAiAFEAdQBQAFMAcQBPADUATwBtAEgAZwBxAFoANABaAFgAVgBiAHQAdwBLAEEAIgAsACIAYgAiADoAMQA3ADAAOQAyADAANwAyADUANgA1ADYAOAAsACIAQQA/ACIAOgAiAEIAIgAsACIAQQAiADoAWwB7ACIAQQAiADoANQA0ADYALgAzADkAMgA0ADYANgA2ADkAOAAwADYAMAA4ACwAIgBCACIAOgA2ADgANwAuADYANAA5ADYAOAA2ADMAOQAwADQAMwAwADgALAAiAEQAIgA6ADUANgA3AC4AOQAyADgAMwAxADMAMAAyADYAOAA5ADgANQAsACIAQwAiADoANQA1AC4ANAA2ADYANgA2ADQAOAAxADQANgA5ADcAMgA3ACwAIgBBAD8AIgA6ACIASwAiACwAIgBhACIAOgB7ACIAQQAiADoAWwB7ACIAQQA/ACIAOgAiAEEAIgAsACIAQQAiADoAIgBGAGEAbQBpAGwAaQBhAHIAaQB6AGEAYwBpAPMAbgBcAG4AIgB9AF0ALAAiAEIAIgA6AFsAewAiAEEAPwAiADoAIgBBACIALAAiAEEAIgA6AHsAIgBmAG8AbgB0AC0AcwBpAHoAZQAiADoAewAiAEIAIgA6ACIANAA2AC4ANgA2ADYAMQAiAH0ALAAiAGwAZQBhAGQAaQBuAGcAIgA6AHsAIgBCACIAOgAiADEAMQA5ADAALgAwACIAfQAsACIAdABlAHgAdAAtAGEAbABpAGcAbgAiADoAewAiAEIAIgA6ACIAYwBlAG4AdABlAHIAIgB9ACwAIgBoAGUAYQBkAC0AaQBuAGQAZQBuAHQAIgA6AHsAIgBCACIAOgAiADEANwAwADAALgAwACIAfQAsACIAbABpAHMAdAAtAG0AYQByAGsAZQByACIAOgB7ACIAQgAiADoAIgBkAGUAYwBpAG0AYQBsACIAfQAsACIAbABpAHMAdAAtAGwAZQB2AGUAbAAiADoAewAiAEIAIgA6ACIAMQAuADAAIgB9AH0AfQAsAHsAIgBBAD8AIgA6ACIAQgAiACwAIgBBACIAOgAxADUAfQAsAHsAIgBBAD8AIgA6ACIAQQAiACwAIgBBACIAOgB7ACIAbABpAHMAdAAtAG0AYQByAGsAZQByACIAOgB7ACIAQQAiADoAIgBkAGUAYwBpAG0AYQBsACIAfQAsACIAZgBvAG4AdAAtAHcAZQBpAGcAaAB0ACIAOgB7ACIAQgAiADoAIgBuAG8AcgBtAGEAbAAiAH0ALAAiAHQAZQB4AHQALQB0AHIAYQBuAHMAZgBvAHIAbQAiADoAewAiAEIAIgA6ACIAbgBvAG4AZQAiAH0ALAAiAGMAbwBsAG8AcgAiADoAewAiAEIAIgA6ACIAIwAwADAAMAAwADAAMAAiAH0ALAAiAGYAbwBuAHQALQBzAHQAeQBsAGUAIgA6AHsAIgBCACIAOgAiAG4AbwByAG0AYQBsACIAfQAsACIAZgBvAG4AdAAtAGYAYQBtAGkAbAB5ACIAOgB7ACIAQgAiADoAIgBZAEEAQwBnAEUAWgAxAGMAYgAxAFEALAAwACIAfQAsACIAdAByAGEAYwBrAGkAbgBnACIAOgB7ACIAQgAiADoAIgAwAC4AMAAiAH0ALAAiAGgAZQBhAGQALQBpAG4AZABlAG4AdAAiADoAewAiAEEAIgA6ACIAMQA3ADAAMAAuADAAIgB9ACwAIgBsAGkAcwB0AC0AbABlAHYAZQBsACIAOgB7ACIAQQAiADoAIgAxAC4AMAAiAH0AfQB9ACwAewAiAEEAPwAiADoAIgBCACIALAAiAEEAIgA6ADEAfQAsAHsAIgBBAD8AIgA6ACIAQQAiACwAIgBBACIAOgB7ACIAZgBvAG4AdAAtAHMAaQB6AGUAIgA6AHsAIgBBACIAOgAiADQANgAuADYANgA2ADEAIgB9ACwAIgBsAGUAYQBkAGkAbgBnACIAOgB7ACIAQQAiADoAIgAxADEAOQAwAC4AMAAiAH0ALAAiAHQAZQB4AHQALQBhAGwAaQBnAG4AIgA6AHsAIgBBACIAOgAiAGMAZQBuAHQAZQByACIAfQAsACIAZgBvAG4AdAAtAHcAZQBpAGcAaAB0ACIAOgB7ACIAQQAiADoAIgBuAG8AcgBtAGEAbAAiAH0ALAAiAHQAZQB4AHQALQB0AHIAYQBuAHMAZgBvAHIAbQAiADoAewAiAEEAIgA6ACIAbgBvAG4AZQAiAH0ALAAiAGMAbwBsAG8AcgAiADoAewAiAEEAIgA6ACIAIwAwADAAMAAwADAAMAAiAH0ALAAiAGYAbwBuAHQALQBzAHQAeQBsAGUAIgA6AHsAIgBBACIAOgAiAG4AbwByAG0AYQBsACIAfQAsACIAZgBvAG4AdAAtAGYAYQBtAGkAbAB5ACIAOgB7ACIAQQAiADoAIgBZAEEAQwBnAEUAWgAxAGMAYgAxAFEALAAwACIAfQAsACIAdAByAGEAYwBrAGkAbgBnACIAOgB7ACIAQQAiADoAIgAwAC4AMAAiAH0AfQB9AF0AfQAsACIAYgAiADoAewAiAEEAIgA6AFsAMQA2AF0AfQAsACIAZAAiADoAIgBBACIALAAiAGcAIgA6AGYAYQBsAHMAZQAsACIAaAAiADoAIgBBACIAfQBdACwAIgBCACIAOgAxADkAMgAwACwAIgBDACIAOgAxADAAOAAwAH0A"></span></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4959621409224218094.post-17333519522252746252024-02-26T08:12:00.000-08:002024-02-26T08:12:26.031-08:00Se reanudaron las audiencias del Juicio Jefatura III en el TOF Tucumán<p><span style="font-family: helvetica;"> </span></p><p><span style="font-family: helvetica;"> Por Tina Gardella //</span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span lang="ES"><span style="font-family: helvetica;">Está rara la mañana
de este miércoles 14 de Febrero. Hace frío, hace calor, hace llovizna, hace
sol. Parte de la sala del TOF está en penumbras; algún cable humedecido que se
soluciona pronto. Nada detiene los procesos de justicia podría pensarse. Menos
los de la memoria y la verdad. Está el juez, fiscales, defensores, testigos, equipo
de acompañamiento, familiares y los periodistas de La Palta y el Diario del
Juicio.</span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span lang="ES"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhLJfQ8Jm5cjkItCSMwOdpYbs8lodPyWkEqM29hL0aacXC7rrsvZgLnBWpJWmQUijFdYoj_ywwzv9ndPnLAR1Lc2T7wjCl5AyurcjToLUupOX9eL8HNnJ6YWBgsk0SgeUNsIR7jqDt9O2ACcDFsFj35Z5trDSUQbEaX3v7TolW7VOP1Evo7wNYZEgwURN0/s1350/240214-ReanudacionJefatura3-LaPalta-05.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="900" data-original-width="1350" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhLJfQ8Jm5cjkItCSMwOdpYbs8lodPyWkEqM29hL0aacXC7rrsvZgLnBWpJWmQUijFdYoj_ywwzv9ndPnLAR1Lc2T7wjCl5AyurcjToLUupOX9eL8HNnJ6YWBgsk0SgeUNsIR7jqDt9O2ACcDFsFj35Z5trDSUQbEaX3v7TolW7VOP1Evo7wNYZEgwURN0/w640-h426/240214-ReanudacionJefatura3-LaPalta-05.jpg" width="640" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: helvetica; font-size: x-small;">FOTOGRAFÍA DE ANGÉLICA ZELAYA</span></td></tr></tbody></table><b style="font-family: helvetica;"><span lang="ES"><br /></span></b></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span lang="ES"><b style="font-family: helvetica;"><span lang="ES">Pablo Julio Mercado</span></b><span lang="ES" style="font-family: helvetica;"> es el primer
testigo. Su padre, Julio César Mercado está desaparecido. Se lo llevaron
delante de su esposa y sus dos pequeños hijos en la madrugada del 25 de mayo de
1977. Vivían en una casa del Pje. Cabildo en San Miguel de Tucumán. Hasta allí llegaron
civiles armados irrumpiendo de manera violenta: rompieron todos los focos y
mataron al perro de la casa. Relata Pablo que su madre y su abuelo lo buscaron
a su padre por todas partes. Que su madre se entrevistó hasta con el mismo
Bussi y que fue éste el que le dijo que ya no lo busque más…Se robaron joyas,
electrodomésticos y quemaron 2 bibliotecas con libros de Filosofía e Historia que tenía su padre. Y
si bien estos hechos y el tremendo dato de la lista que aportó el testigo
Clemente donde el nombre de su padre figura con la sigla S/D de Disposición
Final son importantes, no es menor lo que Pablo comenta de sus vidas a partir
de esa madrugada violenta: “<i>Mi madre se
aisló y nos aisló. No íbamos a ninguna parte. Nadie venía a casa. Vivíamos de
lo que podíamos vender que era de mi padre. Trabajo desde muy chico y nunca
pude decir nada sobre mi historia. Soy programador y las expresiones de mis
clientes eran del estilo “se lo tenían merecido”…No podía decir que era hijo de
un desaparecido. Recién con la presidencia de Néstor Kirchner pude
reconciliarme con mi historia”.</i></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES">Daniel Jesús Rodríguez</span></b><span lang="ES"> es el
siguiente testigo. Tenía 3 años cuando una noche de junio de 1977 un grupo
armado entró a la casa rompiendo vidrios de puertas y ventanas buscando a su
padre, Aníbal Oscar “Pocho” Rodríguez. Junto a su madre y sus hermanos de 5 y 2
años se encontraban también su abuela y una tía. Su padre estaba trabajando en
una finca del Ingenio Cruz Alta donde era maquinista de una cosechadora de
caña. Allí se encontraba descansando cuando se lo llevaron. Daniel recuerda los
momentos de tensión y terror que se vivieron en su casa porque preguntaban
insistentemente donde están escondidas las armas. Todos los niños eran
apuntados y puestos pañuelos en la boca. Revolvieron muebles, rompieron
colchones y se llevaron dinero que tenían ahorrado. Cuando su padre volvió
después de 20 días aproximadamente de continuas torturas, manifestó que le
dijeron que se habían equivocado porque era a otro “Pocho” Rodríguez al que
buscaban. Su nombre figura en la lista aportada por el testigo Clemente con la
palabra Libertad.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhg7D_zqODazutfO9P4DrNqFahQvnHu67e3DqBNebfQIrCDcOi3_LYH7nMY0VugeVt9krAHzQh_UrUa1yiFFwT2D_Y5psa_ylOBcXSTSI90palX5Pq7WZ9kkBerGvuQfYG0agQgLfKk89IHmjI5LAyt9nHWycsVEd2vDAmIupM1GOXmkUGLbelY4QadmWo/s1350/240214-ReanudacionJefatura3-LaPalta-01.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="900" data-original-width="1350" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhg7D_zqODazutfO9P4DrNqFahQvnHu67e3DqBNebfQIrCDcOi3_LYH7nMY0VugeVt9krAHzQh_UrUa1yiFFwT2D_Y5psa_ylOBcXSTSI90palX5Pq7WZ9kkBerGvuQfYG0agQgLfKk89IHmjI5LAyt9nHWycsVEd2vDAmIupM1GOXmkUGLbelY4QadmWo/w640-h426/240214-ReanudacionJefatura3-LaPalta-01.jpg" width="640" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">FOTOGRAFÍA DE ANGÉLICA ZELAYA</span></td></tr></tbody></table></span><b style="font-family: helvetica;"><span lang="ES"><br /></span></b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><b style="font-family: helvetica;"><span lang="ES">Berta Mercedes Iramain</span></b><span lang="ES" style="font-family: helvetica;"> es la
esposa de Aníbal “Pocho” Rodríguez. Es quien testimonia a continuación. Berta
tiene 72 años. Recuerda la madrugada del 1 de Junio de 1977 cuando personas con
armas y en varios vehículos le piden que abra la puerta porque son del Correo y
traen un telegrama de su marido. Asustada y desconfiada porque eran las dos y
media de la madrugada, se niega. Rompen puertas y ventanas, entran y empiezan
con la violencia y el maltrato a toda la familia. Al otro día, personal del
Ingenio Cruz Alta le informó que lo habían llevado a su marido del lugar del
trabajo. Inmediatamente se mudó a la casa de sus padres e hizo averiguaciones
la base militar que funcionaba en el Ingenio y que estaba a cargo del hijo de
Videla. No obtuvo ninguna respuesta. Cuando regresó su marido a quien dijeron
que no era a él a quien buscaban, comenzó otra historia. Las torturas le habían
afectado las vías urinarias, se le taparon dos arterias, comenzó con
padecimientos asmático bronquiales y en un estado psíquico de extremo
nerviosismo, ansiedad y agresividad. La “equivocación” en su caso, tuvo
consecuencias nefastas para él su familia. Berta estuvo en terapia con
hemorragias intestinales por el estado nervioso y sus hijos enfermaban
recurrentemente también.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES">Aurora del Carmen Pico Zossi</span></b><span lang="ES">
atestigua por video conferencia desde Catamarca. Es médica. Tiene 72 años y en
1977 fue quien atendió a las personas que se encontraban deambulando por las
rutas 64 y 38 en la provincia de Catamarca. Era una franja comprendida entre
dos pueblos: Bañado de Ovanta y La Merced. Esas personas habían sido llevadas
desde Tucumán y según le manifestaron cuando les pudo brindar los cuidados
necesarios, la Policía de Tucumán los había dejado allí. Para 1977 era médica
de la zona y en una fría mañana de julio de ese año, desde la policía de La
Merced la buscan para decirle que “han tirado unos viejos” y que necesitan que
los vea. Allí comenzó una serie de incursiones por la ruta y por sembrados y
así pudieron detectar a personas moribundas por el frío, con aspecto de
personas en situación de calle, que no sabían dónde estaban ni que hacían allí.
Manifiesta haber atendido a 13 o 14 personas de las cuales se hizo cargo
directamente el gobierno de Catamarca y que uno de los mendigos fue encontrado
muerto debajo de un árbol de la zona.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></div><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgHYFXqcnVjKdFBnzJ336RIxve5eQlGiyGPDgUyfNt5GJ-pt-772r9dqBS_O4SeH9fV5DO8UIk2RxxnS9Y_1_AnqA-TzwW-wXPjOMO_3h2UgDY0cF6OyDIR9kCKII8-veSDj2Fu_JvYIhaDToqZY-rsmXx6ZNokYef2yDtGhIsok5hH484ClBDlwcihL48/s1350/240214-ReanudacionJefatura3-LaPalta-03.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="900" data-original-width="1350" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgHYFXqcnVjKdFBnzJ336RIxve5eQlGiyGPDgUyfNt5GJ-pt-772r9dqBS_O4SeH9fV5DO8UIk2RxxnS9Y_1_AnqA-TzwW-wXPjOMO_3h2UgDY0cF6OyDIR9kCKII8-veSDj2Fu_JvYIhaDToqZY-rsmXx6ZNokYef2yDtGhIsok5hH484ClBDlwcihL48/w640-h426/240214-ReanudacionJefatura3-LaPalta-03.jpg" width="640" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: helvetica; font-size: x-small;">FOTOGRAFÍA DE ANGÉLICA ZELAYA</span></td></tr></tbody></table><br /><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span lang="ES"><span style="font-family: helvetica;">El caso tuvo
resonante eco cuando fue denunciado por el reportero Roberto Vera del diario La
Unión de Catamarca con el título de “Catamarca se ha convertido en refugio de
desposeídos”. Fue un escándalo político entre el entonces gobernador de
Catamarca Jorge Carlucci y el de Tucumán Antonio Domingo Bussi. En el 2004 el
escritor tucumano Tomás Eloy Martínez escribió un texto sobre los mendigos de
Bussi que le valió una demanda del genocida, que Martínez la ganó.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span lang="ES"><o:p><span style="font-family: helvetica;"> </span></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span lang="ES"><o:p><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span lang="ES"><o:p></o:p></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgo0EKa1y0m7PpnDFUSR8AZUeGG5QlNsQS883Tr-YM-BpwonWIS9FYmyKYbvOV85s9dMhSN-5iDP_kRT-zJN0oHRcFFjzFDxFP97v5u8empdHSlbALUXMgHhzH37qrxewiftevgP1EabKg9FEIg1loFgDZaTl9npTCFrFiajeseL8W1NE5zkPYJOfr4vCo/s5000/2.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1368" data-original-width="5000" height="176" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgo0EKa1y0m7PpnDFUSR8AZUeGG5QlNsQS883Tr-YM-BpwonWIS9FYmyKYbvOV85s9dMhSN-5iDP_kRT-zJN0oHRcFFjzFDxFP97v5u8empdHSlbALUXMgHhzH37qrxewiftevgP1EabKg9FEIg1loFgDZaTl9npTCFrFiajeseL8W1NE5zkPYJOfr4vCo/w640-h176/2.png" width="640" /></a></div><br /><span style="font-family: helvetica;"><br /></span><p></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4959621409224218094.post-45696253954013913842023-11-27T04:37:00.000-08:002023-11-27T04:37:05.225-08:00La Escuelita y las escuelas<p><span style="font-family: helvetica;"> </span></p><p><span style="font-family: helvetica;"><b>Por Tina Gardella y Ana Molina //</b></span></p><p><span style="font-family: helvetica;">La Escuelita es la de Famaillá. No necesita explicación porque forma parte de la memoria e historia del terrorismo de estado como el primer centro de detención clandestino del país. El juicio del Operativo Independencia la tuvo como actuante central. Pero en los juicios subsiguientes, surgieron testimonios donde las escuelas -de la ruralidad fundamentalmente- fueron usadas como centros de detención clandestina. Si bien por períodos cortos y en carácter de derivación, su institucionalidad y función social fue alterada y violentada al convertir la escuela en un eslabón del engranaje ilegal de quienes ostentaban ser dueños de la vida y de la muerte de los ciudadanos.</span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgIYJrUoDET2W8aq8sk9WEesL6-yNTHbJ7KunlpH7al8L96cdklaXiawUFlLbzCFRrAx5X4bhMgUrBJezoP3LGRsDGbIAEaU7zxk0_V1X-2ZuDvobOa93b13TYOiFhRa3aff0LCeSQXum84ZKXzq3uIi33sCkWXhOqtl48hK3IdxNwykJ8PaIY7UK76lmI/s6000/233110_%20Jefatura%20III%20(51).jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4000" data-original-width="6000" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgIYJrUoDET2W8aq8sk9WEesL6-yNTHbJ7KunlpH7al8L96cdklaXiawUFlLbzCFRrAx5X4bhMgUrBJezoP3LGRsDGbIAEaU7zxk0_V1X-2ZuDvobOa93b13TYOiFhRa3aff0LCeSQXum84ZKXzq3uIi33sCkWXhOqtl48hK3IdxNwykJ8PaIY7UK76lmI/w640-h426/233110_%20Jefatura%20III%20(51).jpg" width="640" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><p></p><p><span style="font-family: helvetica;">En la audiencia del lunes 13 atestiguan José Andrés Saldaño y Agustín Francisco López. Tienen 63 y 76 años respectivamente. Agustín comenta sonriendo que está atestiguando en el día de su cumpleaños. Eran trabajadores en la finca de Yamil Sucar en la localidad de Timbó Viejo, departamento Burruyacu, donde vivían. Ambos relatan la forma en que fueron detenidos violentamente junto a otros compañeros de trabajo un 5 diciembre de 1976. Incluso al capataz Domingo Reyes Acosta – a quien habrían matado de un tiro - y hasta al propio dueño de la finca. De sus casas los llevaron a la Escuela. La Escuela es la N° 250. Es una escuela muy importante para la zona. Tiene más de 100 años y recientemente incorporó el nivel secundario. En la Escuela los tuvieron 4 días a puras torturas. En la Escuela les aplicaron picana eléctrica. En la Escuela quemaron a Agustín en la espalda.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;">De allí los llevaron a un lugar que no pueden reconocer, pero sería la Jefatura de Policía, de allí Villa Urquiza y el penal de Sierra Chica y La Plata. Periplo que terminó con la libertad en diciembre de 1977. Pero no olvidan que el periplo comenzó en la Escuela de su zona.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;"><b>Dos días de terror</b></span></p><p><span style="font-family: helvetica;">Atestigua Eva del Valle López. Tiene 73 años y relata que en los primeros días de mayo de 1977 fue secuestrada en la intersección de calles 25 de Mayo y Mendoza. Su itinerario diario era salir del Instituto Curie donde trabajaba, en calle Maipú donde hoy está Gamma, ir a la Academia Pitman donde estudiaba dactilografía y finalmente a la parada de ómnibus para tomar el ómnibus de la Línea 9. Pero esa rutina se vio violentamente interrumpida por dos hombres que le pidieron el documento y al mostrárselo, le dijeron que esa no era ella. Inmediatamente, la metieron en el auto que estaba estacionado sobre calle Mendoza y llevada a la Jefatura. Allí pasó dos días de terror por las torturas y los golpes recibidos en forma ininterrumpida. Fue liberada a fines de mayo, diciéndole que “alguien les había dado su nombre”… Desde entonces, no supo lo que es salir sola a la calle ni a ningún lugar. El miedo se instaló para no dejarla.</span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhfcAK03k1DRiGYI0W0VB6gbaHE5HNrJrpyQadkgfZXVKeE3xVhi21B0LcxQjuovxZL1MCQbXg3cH6HwErbK9g37wWH86_w_tiQqymn3Z4Zp2qp81mYmiTGa6a49KYlB03BgFqVSwPiH1P-A0gV9I59e2BqUD8YkAYH9_mm0McLewU9xLLf0Ih9RCtQa3Q/s6000/233110_%20Jefatura%20III%20(11).jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4000" data-original-width="6000" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhfcAK03k1DRiGYI0W0VB6gbaHE5HNrJrpyQadkgfZXVKeE3xVhi21B0LcxQjuovxZL1MCQbXg3cH6HwErbK9g37wWH86_w_tiQqymn3Z4Zp2qp81mYmiTGa6a49KYlB03BgFqVSwPiH1P-A0gV9I59e2BqUD8YkAYH9_mm0McLewU9xLLf0Ih9RCtQa3Q/w640-h426/233110_%20Jefatura%20III%20(11).jpg" width="640" /></a></div><span style="font-family: helvetica;"><br /></span><p></p><p><span style="font-family: helvetica;"><b>“¿Ustedes saben donde murió él?”</b></span></p><p><span style="font-family: helvetica;">La pregunta la formula Ángela Luisa Corbalán. Se declara adventista y, por lo tanto, la fórmula del “si juro” no la puede hacer. Solo “sí prometo”. Es hermana de Jorge Sixto Corbalán, a quien secuestraron en julio de 1977. Jorge estudiaba medicina y vivía en una pensión en San Miguel de Tucumán. Su familia, vivía en Aguilares. En los primeros meses del 77 lo habían buscado en la casa de una tía con quien vivía en Aguilares. Finalmente, lo secuestraron y lo llevaron a la Jefatura de Policía. Su hermana y familia se fueron a Santa Cruz de la Sierra por temor a la situación de violencia que se vivía y volvieron con la vuelta a la democracia. Sixto figura en la lista aportada por Clemente con la sigla DF. Hasta la fecha, continúa desaparecido y su hermana actualiza esa situación con la pregunta al Tribunal: ¿Uds saben dónde murió él? </span></p><p><span style="font-family: helvetica;"><b>“No sabia porque los niños no iban a jugar en casa”</b></span></p><p><span style="font-family: helvetica;">Antonio Norry es hijo de Héctor Antonio Norry y declaró por el secuestro y desaparición de su papá. En aquel momento, principios de 1977, su don Héctor estaba desempleado hacía ya casi un año.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;">Era un domingo de febrero. Estaban almorzando en su casa cuando llegaron unos policías a hacer un allanamiento. Buscaban algún tipo de armamento, algún folleto sospechoso, dieron vueltas toda la casa: “buscaron hasta en el gallinero”, dijo Antonio. No encontraron nada. De todas maneras, a Héctor se lo llevaron esposado. Estuvo detenido una semana en la comisaría de Concepción. Lo sacaron de ahí dos noches en ese lapso de tiempo para interrogarlo en un lugar que no pudo precisar.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;">Es uno de los pocos casos en los cuales la víctima no fue abusada físicamente. Hasta hacía un año había ejercido como policía. </span></p><p><span style="font-family: helvetica;">Lo liberaron en la noche y volvió a su casa. Golpeó la puerta, pero su madre se negaba a abrirle. Tenía miedo a que esté con alguien más y les haga daño.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;">“No entendía por qué nadie quería venir a jugar a mi casa”, dijo Antonio en la sala de audiencias. Desde que se llevaron a su padre, los vecinos no querían tener contacto con su familia.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;">Don Héctor murió en 1989, a sus 45 años, mientras luchaba por conseguir su jubilación definitiva.</span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiN3kXq25LBuLu5X461SxoS_wGJiBbFJLFtUEd3d3DZCCxkhOxieGqtwDHeZIVUs-bEDGxrIF3WwP_K0jhOQ_sT3kFHhOUer4bvTgSqwJFSlTUvIjPIXCAL5iAhwWkqAdVgTpDVv7Zp0HIN7yh38QFmVRMsuDpT5PcE8Jpr5_9QB8oeHbex5Ub1F585JW4/s5000/2.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1368" data-original-width="5000" height="176" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiN3kXq25LBuLu5X461SxoS_wGJiBbFJLFtUEd3d3DZCCxkhOxieGqtwDHeZIVUs-bEDGxrIF3WwP_K0jhOQ_sT3kFHhOUer4bvTgSqwJFSlTUvIjPIXCAL5iAhwWkqAdVgTpDVv7Zp0HIN7yh38QFmVRMsuDpT5PcE8Jpr5_9QB8oeHbex5Ub1F585JW4/w640-h176/2.png" width="640" /></a></div><br /><p><br /></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4959621409224218094.post-69287799002234771472023-11-27T04:31:00.000-08:002023-11-27T04:39:08.665-08:00La noche en la que cambió mi vida<p><span style="font-family: helvetica;"> </span></p><p><span style="font-family: helvetica;"><b>Por Ana Molina //</b></span></p><p><span style="font-family: helvetica;">El 24 de octubre dio su testimonio Pedro Lucas Daniel Mayorga. Tiene 70 años y es taxista.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;">Pedro era un joven de 17 años cuando pasó por ese horrible momento que lo llama como “la noche en la que cambió mi vida”. Era una noche como cualquier otra, cuando a la una de la madrugada entraron por la fuerza a su casa, rompieron la puerta con una hacha -sí, con una hacha- y entraron personas armadas y encapuchadas. </span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgcqh2MElLqSx200iiC8l1uOvP6QOIU0ocvAZ2XHATUYxTtQQjmYZYWPMw56tpu8jq1M6tcVY_FbY06SEiqwZFTg711q3mA-S0JkHaeZxLA9sHnPFoRVOewhqSNYzNvfjmvEW-zoT1ajKFnyEcIDg_zZOH7QvdMtzUXkbqVS3IBOOZ4x_9kt878GVagdVM/s6000/233110_%20Jefatura%20III%20(27).jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4000" data-original-width="6000" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgcqh2MElLqSx200iiC8l1uOvP6QOIU0ocvAZ2XHATUYxTtQQjmYZYWPMw56tpu8jq1M6tcVY_FbY06SEiqwZFTg711q3mA-S0JkHaeZxLA9sHnPFoRVOewhqSNYzNvfjmvEW-zoT1ajKFnyEcIDg_zZOH7QvdMtzUXkbqVS3IBOOZ4x_9kt878GVagdVM/w640-h426/233110_%20Jefatura%20III%20(27).jpg" width="640" /></a></div><br /><span style="font-family: helvetica;"><br /></span><p></p><p><span style="font-family: helvetica;">Se llevaron a su hermano René, a su papá Jorge y a él. Por la corta distancia y el poco tiempo que tardaron en llegar, Pedro asegura que desde un primer momento estaba seguro de que los habían llevado a la Jefatura de Policía. En ese lugar estuvieron alrededor de 15 días en celdas separadas y luego los soltaron.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;">Durante ese tiempo los golpeaban, los torturaban y los interrogaban. Era tanto el maltrato que su hermano terminó con un tumor en la cabeza. Pedro contó que los alimentaban dándoles comida en una olla para comer con la mano… “Como si fuéramos perros”, dijo.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;">Luego de varios días de sufrimiento, los largaron durante la noche. Para él fue vergonzoso porque estaba en ropa interior. </span></p><p><span style="font-family: helvetica;">Tanto Pedro como su hermano y su papá trataban de evitar hablar del tema, les causaba muchísimo dolor. Simplemente, le daban gracias a Dios por estar vivos.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;">Pedro contó que tenía dos stent y que sufrió un infarto. “Si ando en taxi es porque eso es terapia para mí, me tiene la mente ocupada y olvido el pasado”, dijo mientras finalizaba su testimonio.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;"><b>Por Cristian Ariel Díaz</b></span></p><p><span style="font-family: helvetica;">María Elena López es testigo del caso de Juan Andrés Molina, su esposo el martes 24. Declara ante el tribunal que el 28 de junio de 1976 fue secuestrado. </span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMWNLeQe3d1N23uPCCF0l512x3PL9DQnLAG3wsu0lM8t-qYK7jwxvL70kIrZgo6llGubeTqIS3Ma-qig75th26W161T88HsGAfKuCR6vqyiVSmFch0f7-GjMWJPW24nB6kYjzsPI1J9b1eIfEzuwPw_BJ0WcaahjOm_8XJCbcbJHdRqVOk6fqnrh-ndkk/s6000/233110_%20Jefatura%20III%20(10).jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4000" data-original-width="6000" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMWNLeQe3d1N23uPCCF0l512x3PL9DQnLAG3wsu0lM8t-qYK7jwxvL70kIrZgo6llGubeTqIS3Ma-qig75th26W161T88HsGAfKuCR6vqyiVSmFch0f7-GjMWJPW24nB6kYjzsPI1J9b1eIfEzuwPw_BJ0WcaahjOm_8XJCbcbJHdRqVOk6fqnrh-ndkk/w640-h426/233110_%20Jefatura%20III%20(10).jpg" width="640" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: helvetica; text-align: left;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: helvetica; text-align: left;">Juan, como todos los sábados luego de salir del trabajo, se reunía con sus amigos en un billar. Esa noche la policía ingresa al lugar donde estos estaban para llevarlos detenidos a la comisaría de Villa Luján. De esta comisaría, según el relato de la testigo, en teoría, lo habían dejado en libertad y lo subieron a uno de los móviles de la policía. Pero después de esto, no se supo nunca más nada de él. Esto lo sabe María porque se lo contaron los amigos de Juan que aún estaban detenidos y vieron lo ocurrido.</span></div><p><span style="font-family: helvetica;">Cuando María se dirigía al penal de Villa Urquiza, una patrulla la chocó y la llevaron al hospital. Su Padre es quien siguió la búsqueda. En la comisaría reconoció la firma de Juan, pero pesar de las búsquedas que se llevaron a cabo, nunca obtuvieron ningún tipo de respuestas.</span></p><div><br /></div><div><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiN3kXq25LBuLu5X461SxoS_wGJiBbFJLFtUEd3d3DZCCxkhOxieGqtwDHeZIVUs-bEDGxrIF3WwP_K0jhOQ_sT3kFHhOUer4bvTgSqwJFSlTUvIjPIXCAL5iAhwWkqAdVgTpDVv7Zp0HIN7yh38QFmVRMsuDpT5PcE8Jpr5_9QB8oeHbex5Ub1F585JW4/s5000/2.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1368" data-original-width="5000" height="176" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiN3kXq25LBuLu5X461SxoS_wGJiBbFJLFtUEd3d3DZCCxkhOxieGqtwDHeZIVUs-bEDGxrIF3WwP_K0jhOQ_sT3kFHhOUer4bvTgSqwJFSlTUvIjPIXCAL5iAhwWkqAdVgTpDVv7Zp0HIN7yh38QFmVRMsuDpT5PcE8Jpr5_9QB8oeHbex5Ub1F585JW4/w640-h176/2.png" width="640" /></a></div><br /><div><br /></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4959621409224218094.post-68840778741935968042023-11-01T14:36:00.006-07:002023-11-01T14:44:14.115-07:00Los hombres no lloran<p><span style="font-family: helvetica;"> </span></p><p><span style="font-family: helvetica;"><b> Por Tina Gardella y Angélica Zelaya //</b></span></p><p><span style="font-family: helvetica;">En los juicios de lesa humanidad se despliegan valiosas formas de ser y estar en el mundo. Nos lo demuestran -audiencia tras audiencia- quienes brindan su testimonio en el décimo quinto Juicio Jefatura III que se está desarrollando en el Tribunal Oal Federal de Tucumán. No sólo se conoce la verdad, se construyen memorias y se practica justicia. También se derriban temores, derrapan algunos prejuicios y se re- conocen mandatos.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p></p><div style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhvzcnGEWijxSm2gqdVRTv6ji-jixF4sg2O7u8FVECSSTnuaRFw_uuv3i3g1sFGHbR5GD509qKf3R5vCxmqNzKN0ydiNVD7xsgpWvJ2WWdHhbTCOuFuQ0nlu34mbxxC5dfYE1fYxYo_ObE65XTty8FRl8Z8SZIAZM0GVMfHU9wa57TtkI9dmV_FU6CgSKo/s6000/IMG_7796.jpg"><img border="0" data-original-height="4000" data-original-width="6000" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhvzcnGEWijxSm2gqdVRTv6ji-jixF4sg2O7u8FVECSSTnuaRFw_uuv3i3g1sFGHbR5GD509qKf3R5vCxmqNzKN0ydiNVD7xsgpWvJ2WWdHhbTCOuFuQ0nlu34mbxxC5dfYE1fYxYo_ObE65XTty8FRl8Z8SZIAZM0GVMfHU9wa57TtkI9dmV_FU6CgSKo/w640-h426/IMG_7796.jpg" width="640" /></a></div><div style="text-align: center;"><br /></div><p><span style="font-family: helvetica;">En el público hay cerca de 20 estudiantes de la Escuela de Agricultura de la UNT. Y en la audiencia del lunes 23 de octubre, son hombres quienes atestiguan por la mañana. Conmueve verlos quebrarse, haciendo un tremendo esfuerzo por no llorar… ¿No es que los hombres no lloran?</span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;">Tienen 70, 68 y 65 años. Son oriundos de Río Seco, departamento Monteros, y son tres de los ocho hermanos de Enrique Osvaldo Rodríguez, secuestrado y desaparecido el 16 de agosto de 1976. Mario Jesús es el menor de los hermanos Rodríguez; Ramón Lorenzo es quien tiene 68 y José Ernesto, el mayor, es el de 70 años. En ese orden atestiguan y van completando – como se puede— el relato del secuestro y desaparición de su hermano.</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></div></div><p></p><div style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjSwp5BUejQKYGdsq8YoNiQkXE8u0R8Iy2JzEdW4HySD8ywHlHIozAFyI7_iS0mkTQtVhVQu-BhTPEMb3_qa4JP1nrL_lryXum1QkQmjdAK35g-dPPDC8DSXf1RvRLhrLz7ZcwNH5qMjo-87KE1lxCG3qcyF_JPPOaRhw9iNRWa5qUuE0Cs-vDAFN_6eLc/s6000/233110_%20Jefatura%20III%20(14).jpg"><img border="0" data-original-height="4000" data-original-width="6000" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjSwp5BUejQKYGdsq8YoNiQkXE8u0R8Iy2JzEdW4HySD8ywHlHIozAFyI7_iS0mkTQtVhVQu-BhTPEMb3_qa4JP1nrL_lryXum1QkQmjdAK35g-dPPDC8DSXf1RvRLhrLz7ZcwNH5qMjo-87KE1lxCG3qcyF_JPPOaRhw9iNRWa5qUuE0Cs-vDAFN_6eLc/w640-h426/233110_%20Jefatura%20III%20(14).jpg" width="640" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><span style="font-family: helvetica;">Mario ingresa a la sala de audiencias, también entra una mujer que se ubica entre el público y despliega una bandera argentina que evoca a Enrique. El relato comienza señalando que su hermano tenía 26 años y que pertenecía al Sindicato de Trabajadores del Ingenio La Providencia. Que en la madrugada del 16 de agosto del 76 sintió que golpeaban la ventana de la pieza donde dormía y exigían que abran la puerta. Que se levantó su madre, les abrió, le preguntaron por Enrique y se lo llevaron. Que ante los llantos de su madre Enrique dijo “no te hagas problema mamá, ya voy a volver, yo no hice nada”. Pero no volvió… El grupo de militares y civiles se movía en vehículos militares, pero también en camionetas blancas que pertenecían al Ingenio. Allí, en la llamada “Administración vieja” del Ingenio La Providencia, funcionaba una base del Ejército. Hacia allí lo llevaron a Enrique. Su hermano había sido previamente detenido en 1975 en una huelga por mejoras laborales y había pasado por la Escuelita de Famaillá. De esa revuelta y sus agitadores no se olvidaría el Jefe de Personal del Ingenio que lo tenía “entre ojos” a su hermano.</span><p></p><p><span style="font-family: helvetica;">Hacia el final de su relato agrega que espera haya justicia por Enrique, destaca que era una persona muy atenta con su hogar y comparte una anécdota personal, para dar cuenta de que él cuidaba mucho de sus hermanos.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEinPNsmp2w44SRCePzJBbIjDnBViS5Fvc5-pXaEcHacSEDvuwBPhCA4soCzRlhIcrLG-HWz8W4oSyihrssLlgIWhpMr_aaN_AqwitMhqKhnEz-6yfSqenqWcR3O6RqcOFvRAJhoB_4qcz-zR6Qdpgk0sYeY0_VsWpxRtop1cdoRrBr4m_7bRkB50Brdmns/s6000/233110_%20Jefatura%20III%20(1).jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="4000" data-original-width="6000" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEinPNsmp2w44SRCePzJBbIjDnBViS5Fvc5-pXaEcHacSEDvuwBPhCA4soCzRlhIcrLG-HWz8W4oSyihrssLlgIWhpMr_aaN_AqwitMhqKhnEz-6yfSqenqWcR3O6RqcOFvRAJhoB_4qcz-zR6Qdpgk0sYeY0_VsWpxRtop1cdoRrBr4m_7bRkB50Brdmns/w640-h426/233110_%20Jefatura%20III%20(1).jpg" width="640" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><br /></td></tr></tbody></table><span style="font-family: helvetica;">Ramón, a su turno, relata que cuando sucedió el secuestro de su hermano, estaba cumpliendo el servicio militar. Como era 16 de agosto, se encontraban en Yapeyú para hacer un homenaje a San Martín. Cuando regresó al Regimiento de Granaderos, en Palermo, recibió un telegrama de su madre avisándole que “se lo llevaron” a su hermano. Su madre había reconocido a uno de los que estuvieron en el secuestro de Enrique cuando fue a buscar información en la Base que funcionaba en el Ingenio, pero nunca pudo saber el nombre de esta persona. Aquí el relato se interrumpe. Los recuerdos y los sentimientos se encuentran para que en Ramón se manifieste la angustia que le provoca recordar todo lo atravesado.</span><p></p><p><span style="font-family: helvetica;">Después del cuarto intermedio de cinco minutos otorgado por el juez, Ramón continúa. Una vez cumplido el servicio militar, regresó a Río Seco y comenzó a trabajar en el Ingenio en tareas de albañilería a través de una empresa tercerizada. Un hecho en 1977 le llamó la atención: cuando hubo que hacer trabajos en un sótano/túnel que formaba parte de la Administración vieja, es decir la base militar, el encargado le dijo “vos no entres”. Por sus compañeros pudo saber que en las paredes de ese túnel había agujeros y manchas de sangre. En ese lugar, habría estado su hermano desaparecido.</span></p><p><br /></p><div style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3GPmLZjNSxPhpNmTtKxxZCoaY58uaUKK66XUt1Nz2R5sBkfwRli6Vv9CdqhOiKs4dr0m7wcLshhgTaEJMkfrsk7dSZPvDgqNy5FwQJIYiyYhzG4cHDIamaJw6AeG9RnV5ehcjcJC7sRpKL1w9lEaPj7hlzpLtcPDpSrLd2WuoKV6CWwha0VLVu0AQ610/s6000/233110_%20Jefatura%20III%20(3).jpg"><img border="0" data-original-height="4000" data-original-width="6000" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3GPmLZjNSxPhpNmTtKxxZCoaY58uaUKK66XUt1Nz2R5sBkfwRli6Vv9CdqhOiKs4dr0m7wcLshhgTaEJMkfrsk7dSZPvDgqNy5FwQJIYiyYhzG4cHDIamaJw6AeG9RnV5ehcjcJC7sRpKL1w9lEaPj7hlzpLtcPDpSrLd2WuoKV6CWwha0VLVu0AQ610/w640-h426/233110_%20Jefatura%20III%20(3).jpg" width="640" /></a></div><p></p><p><span style="font-family: helvetica;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><span style="font-family: helvetica;">José, el último en declarar de los hermanos Rodríguez, aporta más datos con relación al entramado del secuestro y desaparición de su hermano. El día anterior a su secuestro, el comisario le advierte a Enrique que no esté en su casa la noche del 16 de agosto, que lo iban a detener. Esa advertencia se explica porque los hermanos Rodríguez formaban parte de la cooperadora de la comisaría y seguramente al comisario ya le habían informado que debía dejar “zona liberada”. Enrique sostenía que no tenía de qué esconderse, que no se iba a ir.</span><p></p><p></p><p></p><p><span style="font-family: helvetica;">Su desaparición fue demoledora para su madre, que peregrinó buscándolo por todas partes: a los gritos en la base militar del Ingenio La Providencia, presentado Hábeas Corpus y haciendo todos los trámites posibles. Pero sobre todo, haciendo presente la ausencia: la silla que ocupaba Enrique alrededor de la mesa siempre estaba vacía, nadie se podía sentar en ella. Su madre murió a los 62 años sin saber que su hijo figura en la lista aportada por el testigo Clemente con la sigla DF (Disposición Final). En los testimonios de Mario, Ramón y José se refleja la búsqueda incesante de una familia que hasta el día de hoy quiere saber qué pasó con Enrique Osvaldo Rodríguez.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><div style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhbUkv8akCFUULFya8r1-eopoNUa4zquxTfszJKbkPAJ374vbo8XKamaTPDxhDe_bGGiaAv6ofPddtrqwWyRHwpW-HyQkjryKlUYfCYcztwng6hws_5WjZGWu7cJs8qXlHZms4VmXqv58tMmPyxkBXU7WERUN81S_qxG7th55cOpWzo5TKb4yqpc3hDvnQ/s6000/233110_%20Jefatura%20III%20(19).jpg"><img border="0" data-original-height="4000" data-original-width="6000" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhbUkv8akCFUULFya8r1-eopoNUa4zquxTfszJKbkPAJ374vbo8XKamaTPDxhDe_bGGiaAv6ofPddtrqwWyRHwpW-HyQkjryKlUYfCYcztwng6hws_5WjZGWu7cJs8qXlHZms4VmXqv58tMmPyxkBXU7WERUN81S_qxG7th55cOpWzo5TKb4yqpc3hDvnQ/w640-h426/233110_%20Jefatura%20III%20(19).jpg" width="640" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: helvetica;"></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1nekEpDQTF1GpaRk-tczsbRAEpXqnBV_4VuY7HxxYp0BcndGxq6EubxdN9JZ-U0dLXiATnImaUcjWAMRaslVN_gVqRH7MciRJ2NozRlsTONV15yaghWuLga6Pzsw9Oaf6CeITrxk39ZjJ4bY4fw95QR62PAn8UHZy-W1nsIwnHmBL5aCZCVeci_lN5xw/s5000/2.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1368" data-original-width="5000" height="176" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1nekEpDQTF1GpaRk-tczsbRAEpXqnBV_4VuY7HxxYp0BcndGxq6EubxdN9JZ-U0dLXiATnImaUcjWAMRaslVN_gVqRH7MciRJ2NozRlsTONV15yaghWuLga6Pzsw9Oaf6CeITrxk39ZjJ4bY4fw95QR62PAn8UHZy-W1nsIwnHmBL5aCZCVeci_lN5xw/w640-h176/2.png" width="640" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><p></p><div><br /></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4959621409224218094.post-83585099595270194972023-10-19T06:08:00.000-07:002023-10-19T06:08:03.777-07:00Secuestrados en la puerta del colegio<p><span style="font-family: helvetica;"> </span></p><p><span style="font-family: helvetica;"><b>Por Ana Molina y Lourdes Orellana //</b></span></p><p><span style="font-family: helvetica;">El martes 26 de septiembre prestaron testimonio José Raúl Nughes y Olga Antezana, ambos testigos del caso de Juan Ángel Nughes. Ángel, o mejor conocido como ‘Yoni’ por sus cercanos, era alumno de 3° año de la Escuela Agrotécnica de Alberdi y militaba en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES). Pintadas, volanteadas, chicos que se juntaban a formarse políticamente. “Siendo así de jovencito, uno no iba a dimensionar los alcances de la dictadura y los secuestros”, recordó su hermano.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;">En su testimonio, Raúl -hijo de Yoni- comentó que su padre fue un militante político que estuvo vinculado al gremio azucarero. A raíz de eso, en su casa siempre estuvo presente la militancia por la construcción de la identidad y había cierta curiosidad sobre el pasado histórico.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;">El 11 de agosto de 1976, a la salida del colegio, unos policías vestidos de civil se los llevaron a ‘Yoni’ y a algunos compañeros. Los habían estado esperando en la puerta de la institución a eso de las 5 de la tarde, los metieron en el auto particular de un profesor y no volvieron a saber de ellos.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi9-gGS0b4zKNU_Y0Gy_g5tSG96p5NMkw5Sa9K0UTRq99rgV2BnuHYEX3oHawj6ZqZjryECdU5kdWDFtts7ANLl6l20awlA4pUw_cCOvCKlNQLArQwaBEPR6VZX5fgwAL-_ajVEVqDqIxqygRdIjwUd4lztrMxfMi42W6tOh_B5aARr1VCXEM1La6I8Bp8/s5184/220517_%20Inicio%20de%20Megacausa%20Jefatura%20III%20(2).jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3456" data-original-width="5184" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi9-gGS0b4zKNU_Y0Gy_g5tSG96p5NMkw5Sa9K0UTRq99rgV2BnuHYEX3oHawj6ZqZjryECdU5kdWDFtts7ANLl6l20awlA4pUw_cCOvCKlNQLArQwaBEPR6VZX5fgwAL-_ajVEVqDqIxqygRdIjwUd4lztrMxfMi42W6tOh_B5aARr1VCXEM1La6I8Bp8/w640-h426/220517_%20Inicio%20de%20Megacausa%20Jefatura%20III%20(2).jpg" width="640" /></a></div><span style="font-family: helvetica;"><p><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p>Su familia se enteró mucho más tarde. José estudiaba en Concepción, su mamá enseñaba en otra escuela. Normalmente, Yoni volvía a casa caminando junto con dos de sus compañeros. Era una caminata tranquila, casi 1 kilómetro separaba el colegio de su casa. </span><p></p><p><span style="font-family: helvetica;">Esa tarde que no volvió, su mamá fue a la escuela a buscarlo, a eso de las 8 de la noche. El director le dijo que había sido secuestrado y que ya había realizado la denuncia. </span></p><p><span style="font-family: helvetica;">Esa misma noche Yoni fue liberado. Golpeado y vendado, se dirigió a la casa de unos vecinos. Contó que lo torturaron para saber dónde estaba su papá, que pertenecía al gremio azucarero. De esa casa se lo llevaron de nuevo.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;">Su familia se fue del país al año siguiente. Se fueron primero a Bolivia y luego a Suiza, porque sentía que era más seguro un doble exilio. “Si no me iba, seguro me secuestraban a mí también”, comentó su madre. </span></p><p><span style="font-family: helvetica;">Desde esos lugares remotos, seguían esperando información y buscando a Yoni. Saben, por otros sobrevivientes, que estuvo secuestrado en la capital tucumana y en Famaillá. Saben que estuvo vivo por lo menos hasta diciembre del 76. </span></p><p><span style="font-family: helvetica;">Más tarde, por la lista que presentó el testigo Clemente, saben que pasó por la Jefatura de Policía. Esa lista se convirtió en la respuesta para muchos familiares, allí figuran los nombres de personas que estuvieron secuestradas en el centro clandestino que funcionaba en ese lugar.</span></p><div><br /></div><div><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiJDf2Nx__0VV75zeyYwVbakWtX0mxTI8iCH5XIyk8jKevJDk6L5NXQsKwBiJCoN2xnU25sb8Yy9UV1aX5XvcCG1XW4MdBC_l2KsvYTnbFId9bZGPXSCY_Y8wXt5HZYvSyxeyayQdINayzFX3t6i4RdpVg1RNqJmt0Zl7iEsbHbf8HnrtufokL8DOk0XDU/s5000/2.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1368" data-original-width="5000" height="176" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiJDf2Nx__0VV75zeyYwVbakWtX0mxTI8iCH5XIyk8jKevJDk6L5NXQsKwBiJCoN2xnU25sb8Yy9UV1aX5XvcCG1XW4MdBC_l2KsvYTnbFId9bZGPXSCY_Y8wXt5HZYvSyxeyayQdINayzFX3t6i4RdpVg1RNqJmt0Zl7iEsbHbf8HnrtufokL8DOk0XDU/w640-h176/2.png" width="640" /></a></div><br /><div><br /></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4959621409224218094.post-18124843976421116252023-10-19T05:57:00.005-07:002023-10-19T06:09:45.617-07:00La espera<p><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p><span style="font-family: helvetica;"><b>Por Tina Gardella //</b></span></p><p><span style="font-family: helvetica;">La Audiencia del lunes 9 de octubre comienza con un homenaje a Juan Carlos Reynaga, el Juez que supo construir posicionamiento para decirnos que desde la Justicia, la memoria y la verdad son dimensiones inseparables. Su muerte es una gran pérdida para el fortalecimiento en la relación de Justicia/Derechos Humanos.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;">Es una audiencia corta pero significativa. Las tres testigos aluden a la espera que opera en paralelo con la búsqueda. ¿Qué se espera, a quienes se espera? ¿Qué se busca y a quiénes se busca?</span></p><p><span style="font-family: helvetica;">“Desde que lo llevaron a mi hermano, mi padre se sentaba todas las tardes a la par del portón -que era como tranquera- a esperarlo; pero mi hermano nunca volvió”. Quien atestigua es <b>Andrea Cecilia Díaz</b>. Relata que el 8 de octubre de 1976, en horas de la madrugada, un grupo de encapuchados y fuertemente armados entró violentamente a la casa donde vivían, en Los Ralos; rompieron el foco de luz y en la oscuridad se llevaron a su hermano Domingo Díaz a quien le decían “Minguila”. Dos autos Falcon verde integraban el operativo. Su hermano trabajaba en la Textil Escalada y señala que esa misma noche también se llevaron a otros compañeros de trabajo de su hermano. El derrotero de la búsqueda sin descanso de su madre no tuvo ninguna respuesta. Una lista y un pozo aportan lo tenebroso: Domingo Díaz figura en la lista aportada por el testigo Clemente con la sigla DF (Disposición Final) y parte de sus restos fueron encontrados y reconocidos en 2014 en el Pozo de Vargas.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiLoZtcj72sWypBZrSY9GAiO7ZMX-cb0A3HPODq4phmL8kO2Y5ayjkx8N9wlt7F11VlyOjPLwTmaDeqCQGIYVfechP_VKLrSZFQPoTe4Zh2CdIqbtskfsP9U3grIBETIn8dIEzYLvxrSPQDiRp36wpIe-ILGQ3SwRAUPyhfePADrTnTBjiGeDfjEZj7Pq4/s6000/IMG_5021.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4000" data-original-width="6000" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiLoZtcj72sWypBZrSY9GAiO7ZMX-cb0A3HPODq4phmL8kO2Y5ayjkx8N9wlt7F11VlyOjPLwTmaDeqCQGIYVfechP_VKLrSZFQPoTe4Zh2CdIqbtskfsP9U3grIBETIn8dIEzYLvxrSPQDiRp36wpIe-ILGQ3SwRAUPyhfePADrTnTBjiGeDfjEZj7Pq4/w640-h426/IMG_5021.jpg" width="640" /></a></div><b style="font-family: helvetica;"><div><b style="font-family: helvetica;"><br /></b></div>Ana Mercedes Díaz</b><span style="font-family: helvetica;"> tiene 64 años y está jubilada. Es quien brinda su testimonio con relación al secuestro, desaparición y muerte de su hermano Enrique Lisauro Díaz. Describe lo relatado por la esposa de Enrique la noche del 8 de octubre de 1976. En horas de la madrugada, un grupo de muchas personas vestidas de civil, encapuchados y fuertemente armados al grito de ¡Lisauro!, ingresó a la casa, en Los Ralos, se llevó a su hermano y golpeó a su esposa Ana Lía Rojas, ocasionándole la pérdida del embarazo. Enrique era dirigente gremial en la Textil Escalada. Era peronista. La justicia social significaba luchar por un salario digno, una vida digna y un trato digno. Por esas convicciones ya había sido detenido por personal policial de la Comisaría de Los Ralos en el mes de mayo del 76. </span><p></p><p><span style="font-family: helvetica;">Se emociona Ana cuando comparte que era la hermana mimada de Enrique y que lo sucedido esa noche del 8 de octubre la devastó. Ana era una adolescente en el 76. Cuando se llevaron a su hermano y su madre comenzó con la búsqueda y la espera angustiosa, ella también lo hizo…a su manera. “Era una época que había muchos linyeras y yo los buscaba y los miraba porque creía que mi hermano podía andar perdido. Todas las tardes lo esperábamos en su casa”. Enrique Lisauro Díaz también figura en la lista aportada por el testigo Clemente con la sigla DF (Disposición Final). Parte de sus restos también fueron encontrados y reconocidos en 2014 en el Pozo de Vargas. El final del relato de Ana no puede ser más elocuente: “Tengo cáncer señor Juez. Pero este sufrimiento no se parece en nada al sufrimiento por la pérdida de mi hermano Enrique”.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;">A continuación brinda su testimonio <b>Susana del Valle Sánchez</b>. Es hija de Agustín Sánchez y de Segunda Honoria Soria. Sus padres tenían 51 y 46 años respectivamente. Están desaparecidos. El 3 de setiembre de 1976, cerca de las 11 de la noche, un operativo que comprendía 10 hombres de civil, armados y encapuchados en camionetas doble cabina, irrumpieron en la casa del matrimonio que vivía solo en el barrio de Villa Urquiza y se los llevaron cubiertos con capuchas y con las manos atadas hacia atrás. La escena fue vista por los vecinos. </span></p><p><span style="font-family: helvetica;">Agustín era el Secretario Adjunto del gremio de Luz y Fuerza en Tucumán. Segunda, colaboraba con la comisión de presos políticos. Su casa ya había sido allanada en mayo de ese año. Para ese entonces, Susana vivía con ellos. Estudiaba bioquímica. </span></p><p><span style="font-family: helvetica;">Relata la violencia de ese operativo con 20 personas cubriéndose la cara con pasamontañas, el interrogatorio a la que fue sometida preguntándole por las amistades de sus padres y el seguimiento que comenzó a tener en sus actividades de estudio. Destaca también que cuando se llevaron a sus padres, los secuestradores desvalijaron la casa llevándose objetos de valor. Todos los trámites y denuncias que se hicieron –Hábeas Corpus, Comisión de la OEA, la Bicameral de Tucumán, la CONADAP- fueron infructuosos. Agustín y Segunda integran la lista aportada por el testigo Clemente con la sigla DF (Disposición Final). “Muchas personas que tenían lazos con mis padres se murieron esperando justicia, a la espera del acto reparatorio. Por tanta espera, pido que la justicia no pierda la perspectiva de derechos humanos,” finalizó.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiJDf2Nx__0VV75zeyYwVbakWtX0mxTI8iCH5XIyk8jKevJDk6L5NXQsKwBiJCoN2xnU25sb8Yy9UV1aX5XvcCG1XW4MdBC_l2KsvYTnbFId9bZGPXSCY_Y8wXt5HZYvSyxeyayQdINayzFX3t6i4RdpVg1RNqJmt0Zl7iEsbHbf8HnrtufokL8DOk0XDU/s5000/2.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1368" data-original-width="5000" height="176" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiJDf2Nx__0VV75zeyYwVbakWtX0mxTI8iCH5XIyk8jKevJDk6L5NXQsKwBiJCoN2xnU25sb8Yy9UV1aX5XvcCG1XW4MdBC_l2KsvYTnbFId9bZGPXSCY_Y8wXt5HZYvSyxeyayQdINayzFX3t6i4RdpVg1RNqJmt0Zl7iEsbHbf8HnrtufokL8DOk0XDU/w640-h176/2.png" width="640" /></a></div><br /><span style="font-family: helvetica;"><br /></span><p></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4959621409224218094.post-72673314163077707112023-10-19T05:46:00.003-07:002023-10-19T06:10:19.747-07:00Entre capuchas y linternas<p><span style="font-family: helvetica;"> </span></p><p><span style="font-family: helvetica;"><b>Por Yazmin Poch e Ignacio Ayala //</b></span></p><p><span style="font-family: helvetica;">Con 62 años y desempleada actualmente, la testigo -cuyo nombre se preserva por tratarse de una víctima de delitos sexuales- se presenta en la sala de audiencias. Lo hace para relatar lo que jamás olvidará de la mañana del 27 de marzo de 1976, cuando fue interceptada junto a su hermana por uniformados verdes.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;">Contó que fueron capturadas y trasladadas en un Ford Falcon a un centro clandestino ubicado en calle Laprida al 100. Al llegar al lugar, fue separada de su hermana y ubicadas en diferentes habitaciones para ser interrogadas acerca de su hermano mayor. El joven, habían contado las mujeres, militaba en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) y en la Juventud Peronista (JP).</span></p><p><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEigeBG9fjGmSKpcmNRaPRBzuRwHV0U_SL_7Erjl2SccE0_X0pjwuAR9blr_JiIooWH_E4ueFJ44fqOpdwxGCnHaaGcuaTfklbInx0Ev5S05uyvrxiOEPiZ-PaFqt7SJQytNA8tTsrrgXl3lCin-2-gwssjAVkeM5eYHlngNphoi3cMCjLhEvINjkLk0920/s2048/audiencia%2019.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1365" data-original-width="2048" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEigeBG9fjGmSKpcmNRaPRBzuRwHV0U_SL_7Erjl2SccE0_X0pjwuAR9blr_JiIooWH_E4ueFJ44fqOpdwxGCnHaaGcuaTfklbInx0Ev5S05uyvrxiOEPiZ-PaFqt7SJQytNA8tTsrrgXl3lCin-2-gwssjAVkeM5eYHlngNphoi3cMCjLhEvINjkLk0920/w640-h426/audiencia%2019.jpg" width="640" /></a></div><span style="font-family: helvetica;"><p><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p>Durante el interrogatorio, las víctimas fueron vendadas, golpeadas, y abusadas sexualmente por estos uniformados. "Pensé que no volveríamos a casa", dijo la mujer durante su declaración. Recordó que sus captores entraban y salían de manera repetida, hablaban en código para que ellas no entendieran. </span><p></p><p><span style="font-family: helvetica;">Dos días después de su primer secuestro, en horas de la madrugada, un grupo de entre 15 y 20 hombres volvieron a entrar en el domicilio y destrozaron el portón. La testigo víctima los recuerda por la pisada de sus borcegos. "Me gritaban ‘dónde está Parche', mientras me alumbraban, pero yo no sabía que así le decían a mi hermano". </span></p><p><span style="font-family: helvetica;">Al no encontrar a "Parche", se llevaron a otro de los hermanos de la víctima. Lo torturaron y lo sacaron a la calle en calzoncillos. Media hora más tarde regresaron y secuestraron a los dos hermanos de la víctima. También sacaron a su cuñada que tenía un bebé de año y meses. El pequeño quedó en la casa, en manos de la mujer que esta vez declara bajo protocolo de atención a testigo víctima de delitos sexuales.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;">La casa se convirtió en un lugar sin paz. Cada dos días, las mujeres de esta familia eran secuestradas. Durante cinco años sufrieron maltrato y abuso sexual. "Me da mucha vergüenza contar las atrocidades que me hicieron todo ese tiempo", dijo en la sala de audiencias. </span></p><p><span style="font-family: helvetica;">Tiempo más tarde, los hermanos de las víctimas y ellas tuvieron que abandonar la casa por las amenazas de aquellos hombres que les repetían: "si no se van de acá, los desaparecemos". </span></p><p><span style="font-family: helvetica;">A raíz de esto, terminaron viviendo en una villa de emergencia a la par de un canal. Recibieron la ayuda de vecinos que les daban colchón y comida. Pero los uniformados volvieron a dar con su paradero y continuaron amenazándolos. Querían que retiren la que habían puesto en su contra. "Si sacan la denuncia les damos medicamentos de farmacia y comida", les decían. </span></p><p><span style="font-family: helvetica;">La víctima reconoció, entre sus captores, al "Tuerto" Albornoz y Antonio Bussi como los principales jefes. </span></p><div><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiJDf2Nx__0VV75zeyYwVbakWtX0mxTI8iCH5XIyk8jKevJDk6L5NXQsKwBiJCoN2xnU25sb8Yy9UV1aX5XvcCG1XW4MdBC_l2KsvYTnbFId9bZGPXSCY_Y8wXt5HZYvSyxeyayQdINayzFX3t6i4RdpVg1RNqJmt0Zl7iEsbHbf8HnrtufokL8DOk0XDU/s5000/2.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1368" data-original-width="5000" height="176" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiJDf2Nx__0VV75zeyYwVbakWtX0mxTI8iCH5XIyk8jKevJDk6L5NXQsKwBiJCoN2xnU25sb8Yy9UV1aX5XvcCG1XW4MdBC_l2KsvYTnbFId9bZGPXSCY_Y8wXt5HZYvSyxeyayQdINayzFX3t6i4RdpVg1RNqJmt0Zl7iEsbHbf8HnrtufokL8DOk0XDU/w640-h176/2.png" width="640" /></a></div><br /><div><br /></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4959621409224218094.post-70059803378655676162023-10-03T06:40:00.003-07:002023-10-03T07:34:00.646-07:00 Por primera vez en una audiencia<p><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p><span style="font-family: helvetica;">Estudiantes de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la Facultad de Filosofía y Letras, entraron por primera vez a una sala de audiencias. Lo hicieron en el marco de la práctica de la materia Comunicación Alternativa. Escucharon los testimonios de sobrevivientes y familiares del terrorismo de Estado y pusieron en palabras lo visto, lo escuchado, lo vivido en el lugar donde se sigue construyendo historia. </span></p><p></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKrMaRmdCK7ysPG1swG8l61iX7xxOtzaEPmxCY0xERsva-4M3IzJe7QTgyFCSRzkCI-FUNuCM7py6tH9p3puP52zne4ZN4wTuZERS6DdhulX7N_MXYWSk1YIjQpAFaDMuzOLyYP1c4GCHuScpcOvybDglycwY8sSMO-s6Ib8wbLDH7WCcJxfit8K1QqgY/s5184/IMG_6043.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="3456" data-original-width="5184" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKrMaRmdCK7ysPG1swG8l61iX7xxOtzaEPmxCY0xERsva-4M3IzJe7QTgyFCSRzkCI-FUNuCM7py6tH9p3puP52zne4ZN4wTuZERS6DdhulX7N_MXYWSk1YIjQpAFaDMuzOLyYP1c4GCHuScpcOvybDglycwY8sSMO-s6Ib8wbLDH7WCcJxfit8K1QqgY/w640-h426/IMG_6043.jpg" width="640" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: helvetica; font-size: x-small;">FOTOGRAFÍA DE ELENA NICOLAY</span></td></tr></tbody></table><br /><p></p><p><span style="font-family: helvetica;"><b>Cristian Ariel Díaz: No solo comparten el nombre sino también un pasado cargado de terror</b></span></p><p><span style="font-family: helvetica;">El jueves once de septiembre, en la audiencia de la mañana, se presentaron para dar testimonio: María Eugenia Leoni, María de las Mercedes Kugel y María Adelaida Gianfrancisco. Citadas para los casos 69, 63, 59-60, respectivamente.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;">Entre miedo, temor y desconcierto, en la Sala se visten de valor y relatan lo vivido en presencia del juez, los abogados de la Fiscalía y querella y sus abogados defensores. Estas mujeres recuerdan a grupos de hombres que ingresaban a las casas, encapuchados y armados en horas tardes de las noches. Con las armas amenazaban a todas las familias que caían en el radar de los operativos.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;">¿Azar o trabajos de Inteligencia? Lo cierto es que hoy, más que nunca, se oyen voces que modelan muchas historias que son y van a ser contadas.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;"><b>Lourdes Orellana Arias: El pedido detrás de cada historia</b></span></p><p><span style="font-family: helvetica;">En la audiencia de la mañana del 11 de septiembre se presentaron múltiples testigos de distintas causas y contaron la historia de algún familiar desaparecido. El relato sobre un padre, un hermano, un cuñado salió a la luz.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;"><br /></span><span style="font-family: helvetica;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgfuZI7PSZ_Ikg-xz5ocZYEC9wTWXnUzWrrAkY6xjReUJuOcsVfoy5BuCc8lbG4p9vwDLjhIE1X811GdqLZTjgbnBHgeVpgy8sb-dNgEGO04cKlnXwHKlFdwTYAhyrCzUCSV2faAwZCopJ8WNJvQ6TxKckmvjWKD5QN5POeW2L-GvabysjvY_lWvDY7tc0/s4966/IMG_6097.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="3311" data-original-width="4966" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgfuZI7PSZ_Ikg-xz5ocZYEC9wTWXnUzWrrAkY6xjReUJuOcsVfoy5BuCc8lbG4p9vwDLjhIE1X811GdqLZTjgbnBHgeVpgy8sb-dNgEGO04cKlnXwHKlFdwTYAhyrCzUCSV2faAwZCopJ8WNJvQ6TxKckmvjWKD5QN5POeW2L-GvabysjvY_lWvDY7tc0/w640-h426/IMG_6097.jpg" width="640" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: helvetica; font-size: x-small;">FOTOGRAFÍA DE ELENA NICOLAY</span></td></tr></tbody></table></span></p><p><span style="font-family: helvetica;">En cada caso, el procedimiento del secuestro fue prácticamente el mismo: botas violentas que irrumpen en la casa familiar durante la madrugada, linternas que enceguecen en la oscuridad de la noche mientras buscaban a alguien en particular. Si lo encontraban, era llevado en uno de los tantos vehículos de la fuerza hacía quién sabe dónde – la mayoría de los familiares ni siquiera sabían cuál fue su paso durante sus desapariciones -. Los relatos continúan con que salieron a buscar ayuda en sus vecinos, o que fueron directamente a (intentar) realizar una denuncia.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;">Pero hoy, después de tantos años, cada historia expresa lo mismo: un pedido de justicia. Desde la angustia, la memoria y el terror que trae consigo cada uno de esos recuerdos, cada persona que pasa por este tribunal exige justicia por sus familiares.</span></p><p></p><p><br /></p><p><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgE6pUk3fXFyQDpu-UTHPO7hOAJrLvsmT1LxUflzZqUXFK7S3udVDWOA9obGfTluaGzfZkXM35JTGCdMal8ouvfIygMogzIBhhF48gn0VnxYBzhStbFh46nVkxoPf_G5x5Vuy2-jWV8vV74YjTDCZF-XVBb5cqPOjqsSeYrubANnt77EQtNsQ4WTiyG0NE/s5000/2.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1368" data-original-width="5000" height="176" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgE6pUk3fXFyQDpu-UTHPO7hOAJrLvsmT1LxUflzZqUXFK7S3udVDWOA9obGfTluaGzfZkXM35JTGCdMal8ouvfIygMogzIBhhF48gn0VnxYBzhStbFh46nVkxoPf_G5x5Vuy2-jWV8vV74YjTDCZF-XVBb5cqPOjqsSeYrubANnt77EQtNsQ4WTiyG0NE/w640-h176/2.png" width="640" /></a></div><br /><span style="font-family: helvetica;"><br /></span><p></p><div><br /></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4959621409224218094.post-22895416257957253402023-10-03T06:36:00.007-07:002023-10-03T06:45:02.853-07:00Detalles imborrables<p><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p><span style="font-family: helvetica;"><b>Por Ana Molina</b> //</span></p><p><span style="font-family: helvetica;">Pedro Roberto Córdoba fue una más de las víctimas que dio su testimonio el 12 de agosto en el Tribunal Oral Federal. </span></p><p><span style="font-family: helvetica;">El hecho por el que declaró ocurrió en junio de 1976 en Tucumán. En ese momento Pedro tenía 26 años y era estudiante. Solía tener la misma rutina: salía tarde y volvía a su casa a dormir. Vivía en casa de su madre, era una casa larga y él ocupaba la parte de atrás. El día que a Pedro lo secuestraron, en el lugar se encontraba su mamá y su hermana.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;">Como cualquier otro día él volvió de estudiar y se estaba por acostar cuando sintió unos golpes muy fuertes en la puerta de entrada. Fue a ver y comprobó que la puerta estaba destruida, entraron alrededor de cuatro o cinco hombres encapuchados y armados. Cree que eran militares. </span></p><p></p><p><span style="font-family: helvetica;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhO45sLTStnqInKaqBOQ8cdWc7swjSK3dntMZO9PjmFKCqlM_Yy9UQTiwBvIjMQrmuU_WJklOtEIZlteSPPFPyAKSyw3wwWTH7pQ7NQMDqdrrVRky3epFxfznGZL2z59iBYCj2aILdtEA_XfmuVovcZsyLPWSXShnNSPYeS3vpgb9WNv0cqUvVEeL8tbwM/s5184/Secci%C3%B3n%20V%20-%20TOF%20Audiencia%2001-12-16.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="3456" data-original-width="5184" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhO45sLTStnqInKaqBOQ8cdWc7swjSK3dntMZO9PjmFKCqlM_Yy9UQTiwBvIjMQrmuU_WJklOtEIZlteSPPFPyAKSyw3wwWTH7pQ7NQMDqdrrVRky3epFxfznGZL2z59iBYCj2aILdtEA_XfmuVovcZsyLPWSXShnNSPYeS3vpgb9WNv0cqUvVEeL8tbwM/w640-h426/Secci%C3%B3n%20V%20-%20TOF%20Audiencia%2001-12-16.jpg" width="640" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: helvetica; font-size: x-small;">FOTOGRAFÍA DE ELENA NICOLAY<br /><br /></span></td></tr></tbody></table></span></p><p><span style="font-family: helvetica;">Cuando lo vieron lo golpearon y le vendaron los ojos. Mientras eso sucedía encerraron a su mamá y a su hermana en otra habitación de la casa. A él lo sacaron a la calle donde lo esperaba un auto: un Ford Falcon verde. “Eran los autos del terror”, dijo.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;">Lo tiraron a golpes en los asientos de atrás del auto. “No hay palabras, hay golpes todo el tiempo’’, dijo Pedro en su declaración frente al Tribunal. Le quitaron todo: el cinto, el reloj, la billetera y lo llevaron a un lugar que, según recuerda, no estaba lejos. Cuando lo bajaron del auto le hicieron subir una escalera ficticia. Le decían ‘subí que hay un escalón’, en realidad no había nada. Para Pedro, eso fue como un calentamiento previo.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;"><br /></span><span style="font-family: helvetica;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjPaYm79K5n0aOfUfyFvts-cfqBAO_92hZ-pi-2TRKtuydd_JPKv-KYgK2KY3bm350Fanr8RASVGuwpi4395N22hUu6mFpRMs4QlmVPkLphMfiebIqg-hBkeyjPJG6YnBzxHuy1PWOjGw-bTGP25TJ3k0ckXGlcR6HyvgNXK8MyLeDgUuwducXxAleEk_I/s5184/220517_%20Inicio%20de%20Megacausa%20Jefatura%20III%20(3).jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="3456" data-original-width="5184" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjPaYm79K5n0aOfUfyFvts-cfqBAO_92hZ-pi-2TRKtuydd_JPKv-KYgK2KY3bm350Fanr8RASVGuwpi4395N22hUu6mFpRMs4QlmVPkLphMfiebIqg-hBkeyjPJG6YnBzxHuy1PWOjGw-bTGP25TJ3k0ckXGlcR6HyvgNXK8MyLeDgUuwducXxAleEk_I/w640-h426/220517_%20Inicio%20de%20Megacausa%20Jefatura%20III%20(3).jpg" width="640" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: helvetica; font-size: x-small;">FOTOGRAFÍA DE ELENA NICOLAY</span></td></tr></tbody></table></span></p><p><span style="font-family: helvetica;">A donde lo llevaron estaba solo, vendado y atado de espaldas. Días después lo pasaron a otro espacio. “Un cuartucho”, describió Pedro. Se dio cuenta que era el lugar de las torturas. Allí se encontraban alrededor de 30 o 40 personas y sentía gritos por todos lados.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;">Luego lo trasladaron a otro lugar muy iluminado. A través de la venda le conectaron unos cables por los que le daban electroshock, que hacía que se desmaye. Para que reaccionara le daban patadas todo el tiempo.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;">Al día siguiente cuando estaba en el ‘cuartucho’ logró correrse un poco la venda y se dio cuenta de que se encontraba en lo que era la Jefatura de Policía. No sabe con seguridad el tiempo pero lo trasladaron a un edificio donde había otras personas en su misma condición, esposados y vendados, estuvo en ese lugar hasta el día en que lo largaron. </span></p><p></p><p><span style="font-family: helvetica;">Comentó que todo el tiempo en ese lugar había un constante tráfico de personas, los llevaban, torturaban, los traían de vuelta y así sucesivamente. Incluso había mujeres, y al relatar eso comentó: “se especializaban en hacer gritar a las mujeres. Cuento todos estos detalles porque son imborrables”.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;">En ese lugar había alrededor de 20 personas. Mientras estaban ahí todo el tiempo les pegaban en la cabeza, estaban mal alimentados y pasaban mucho frío, no les permitían hablar ni hacer muecas. Las personas no tenían nombre sino un número identificatorio.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;"><span id="docs-internal-guid-8b2f80d2-7fff-9f43-2807-3ff317dec9d6"></span></span></p><p><span style="font-family: helvetica;">El 21 de junio lo subieron en un auto e hicieron un viaje corto. Lo dejaron en la vereda de su casa y desde entonces intenta retomar su vida ‘normal’.</span></p><p><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgE6pUk3fXFyQDpu-UTHPO7hOAJrLvsmT1LxUflzZqUXFK7S3udVDWOA9obGfTluaGzfZkXM35JTGCdMal8ouvfIygMogzIBhhF48gn0VnxYBzhStbFh46nVkxoPf_G5x5Vuy2-jWV8vV74YjTDCZF-XVBb5cqPOjqsSeYrubANnt77EQtNsQ4WTiyG0NE/s5000/2.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1368" data-original-width="5000" height="176" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgE6pUk3fXFyQDpu-UTHPO7hOAJrLvsmT1LxUflzZqUXFK7S3udVDWOA9obGfTluaGzfZkXM35JTGCdMal8ouvfIygMogzIBhhF48gn0VnxYBzhStbFh46nVkxoPf_G5x5Vuy2-jWV8vV74YjTDCZF-XVBb5cqPOjqsSeYrubANnt77EQtNsQ4WTiyG0NE/w640-h176/2.png" width="640" /></a></div><br /><span style="font-family: helvetica;"><br /></span><p></p><div><br /></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4959621409224218094.post-33058957061992479822023-09-27T12:19:00.006-07:002023-09-27T12:22:48.386-07:00El paraíso de las palabras<p><span face="Calibri, sans-serif" style="font-size: 11pt; white-space-collapse: preserve;"><br /></span></p><p style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica; font-size: 11pt; white-space-collapse: preserve;">Por Mariela Ramos //</span><br /><span style="font-family: helvetica; font-size: 11pt; white-space-collapse: preserve;">Las palabras construyen enunciados, estos remiten a un yo, a un otro, un aquí, un ahora. En los enunciados se dejan las huellas de la subjetividad en el lenguaje. Expresamos opiniones, puntos de vista, experiencias o acontecimientos. Enunciados entrecruzados por los discursos propios y los ajenos, que incorporan multiplicidad de voces.</span></p><p style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><span style="font-size: 14.6667px; white-space-collapse: preserve;"><br /></span></span><span style="font-family: helvetica; font-size: 11pt; white-space-collapse: preserve;">Las palabras construyen historias. Historias del ser y del tiempo. El tiempo que encarna en la vida de los seres humanos, el tiempo que marca los ritmos de esa historia, el tiempo que forja procesos de Memoria, acuña Verdad y desencadena Justicia.</span><br /></p><p style="text-align: left;"></p><ul style="text-align: left;"><li><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9QNuSPpVwaAjpyc-snzHaRtA5D3y19pKlVco7sTNKpbJT1qJitb-vsQTjRGdwHEdbVn-HbeMDbVekFxuD5FD9NNZ0zPdHtas8YxhlFkokC1mnMcf0jFVoCzKkuvLoKuOYqwFxlSAKFATlxvTNUTBd-_BOR-WDq3AP8Z_L9RDEyLiNsux17G3cMVOuCwI/s6000/IMG_5003.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><span style="font-family: helvetica;"><img border="0" data-original-height="4000" data-original-width="6000" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9QNuSPpVwaAjpyc-snzHaRtA5D3y19pKlVco7sTNKpbJT1qJitb-vsQTjRGdwHEdbVn-HbeMDbVekFxuD5FD9NNZ0zPdHtas8YxhlFkokC1mnMcf0jFVoCzKkuvLoKuOYqwFxlSAKFATlxvTNUTBd-_BOR-WDq3AP8Z_L9RDEyLiNsux17G3cMVOuCwI/w640-h426/IMG_5003.jpg" width="640" /></span></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: helvetica; font-size: x-small;">FOTOGRAFÍA DE ELENA NICOLAY</span></td></tr></tbody></table></li></ul><b style="font-size: 11pt; white-space-collapse: preserve;"><span style="font-family: helvetica;">Plaza de la Memoria</span></b><br /><span style="font-family: helvetica; font-size: 11pt; white-space-collapse: preserve;">La plaza de la Memoria en la entrada de la ciudad de Tafí Viejo -localidad cercana a la capital tucumana- nos propone transitar las historias de sus desaparecidos y sobrevivientes durante el largo invierno del genocidio. La historia de Hugo Manuel Díaz y su esposa Norma Luisa Santillán, secuestrados en esa localidad por las fuerzas represivas del Estado, se actualiza y resignifica en las voces de los sobrevivientes.</span><div><span style="font-family: helvetica;"><span style="font-size: 14.6667px; white-space-collapse: preserve;"><br /></span></span><span style="font-family: helvetica; font-size: 11pt; white-space-collapse: preserve;">El 4 de marzo de 1976 Hugo es secuestrado en la calle Entre Ríos N 15, de la localidad de Tafí Viejo, por policías de la comisaría de la misma ciudad. Es trasladado al comando de la 5° Brigada, donde lo tienen con los ojos vendados, recibe torturas mientras permanece en cautiverio. La noche del 24 de marzo de 1976 es liberado junto a otro hombre en las cercanías del cementerio de Tafí Viejo.</span></div><div><span style="font-family: helvetica; font-size: 11pt; white-space-collapse: preserve;"> </span><br /><span style="font-family: helvetica; font-size: 11pt; white-space-collapse: preserve;">El 31 de julio del mismo año, alrededor de las 22, un grupo de policías y militares rodean la casa de Corrientes 1035. Hugo, con sus dos cuñados, Ramón Cesar y Miguel Ángel Santillán, conversan en la vereda . Policías a cargo de Ramón Jodar (imputado en esta megacausa) ingresan al domicilio, donde, según la versión de la Policía, encuentran un maletín con balas. Los tres detenidos son trasladados a la comisaría. Horas más tarde regresan al domicilio de Hugo y secuestran a Norma, su esposa. Después de 15 días de cautiverio son liberados</span></div><div><span style="font-family: helvetica;"><span style="font-size: 14.6667px; white-space-collapse: preserve;"><br /></span></span><span style="font-family: helvetica; font-size: 11pt; white-space-collapse: preserve;">El 13 de agosto, a las 3:45, un grupo de policías uniformados con los rostros cubiertos y armas cortas, ingresa por tercera vez en el domicilio de calle Corrientes. Hugo Manuel es secuestrado por última vez. Lo suben en una camioneta tipo rastrojera con rumbo desconocido. Declara bajo tortura en el centro clandestino de detención, en la exjefatura de Policía. Su nombre figura en una lista elaborada por la policía de Tucumán con el número de orden 73 junto a la sigla DF: Disposición Final.</span></div><div><span style="font-family: helvetica;"><span style="font-size: 14.6667px; white-space-collapse: preserve;"><br /></span></span><span style="font-family: helvetica; font-size: 11pt; white-space-collapse: preserve;">El 5 de enero de 1977 policías armados ingresan nuevamente al domicilio de Norma. Ella es secuestrada y trasladada a la entonces Jefatura de Policía, donde presta declaración bajo tortura. Comparte cautiverio con sus compañeros y compañeras de la fábrica PANAM. Su nombre también figura en la lista elaborada por la Policía de Tucumán. El número de orden es 268, las siglas, DF. La joven pareja al día de hoy permanece desaparecida.</span><p></p><p style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><span style="font-size: 14.6667px; white-space-collapse: preserve;"><br /></span></span><b style="font-family: helvetica; font-size: 11pt; white-space-collapse: preserve;">El amor vence al odio</b><br /><span style="font-family: helvetica; font-size: 11pt; white-space-collapse: preserve;">Niñas ayer, mujeres hoy María Cristina Díaz y Dolores del Carmen Díaz, hermanas de Hugo, son las únicas sobrevivientes de una familia diezmada por la tragedia. Las mujeres y niñas de esta familia fueron sometidas a una pedagogía de la crueldad, que imprime mensajes cada vez más ejemplificadores. El ejercicio de esa crueldad se aplicó sobre sus cuerpos y es en esos cuerpos – territorios donde se escribe el mensaje aleccionador que el patriarcado necesitó imprimir para reproducirse. La violencia física, psicológica, económica, simbólica a las que fueron expuestas hermanas, madres, esposas desconoce la equidad humana y el derecho a la otredad, una otredad que es historias, vínculos y familia. El sistema represivo necesitó de esa pedagogía para destruir la compasión, la empatía, los vínculos y el arraigo.</span></p><p style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><span style="font-size: 14.6667px; white-space-collapse: preserve;"><br /></span></span><span style="font-family: helvetica; font-size: 11pt; white-space-collapse: preserve;">El abrazo de las hermanas en la audiencia del 4 de septiembre durante el juicio jefatura III, después de prestar testimonio, se rebela ante lo impuesto, para fundarse en el renacimiento de la otredad que reconoce el derecho a la verdad y protege de los abusos porque como dicen:El amor vence al odio.</span></p><span id="docs-internal-guid-7b72fb68-7fff-d154-7418-8faf334d8555"><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt;"></p></span><span><p style="text-align: left;"></p><div><span face="Calibri, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;"><br /></span></div></span></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4959621409224218094.post-65408985109759829612023-09-27T12:06:00.002-07:002023-09-27T12:28:08.933-07:00La foto de las fotos<p style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"> </span></p><div style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;">Por Tina Gardella //</span></div><div style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><br /><span style="white-space-collapse: preserve;">Las fotos son de Noemí del Valle Ramírez, secuestrada y desaparecida hasta el día de hoy. En la sala de Audiencias, cuando termina de testimoniar su hermano, Jorge Enrique Ramírez, se despliega un cartel con fotos de Noemí –a quien llamaban Mimí- según lo comenta Jorge. Amorosamente preparado por sus familiares, sobre un afiche de color rosa, se despliegan fotografías de distintos momentos en la vida de Mimí. Hasta que su secuestro en la madrugada del 21 de julio de 1976 corta al ras esa vida y la posibilidad de otros momentos. </span></span></div><div style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><span style="white-space-collapse: preserve;"><br /></span></span></div><div style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_NSQjcYBggKbciJGWVRq-Ib4witc0LUCnGSn3cZaiDg1X3a-xc9tdduAxNdouO5BjXKx1lHfIQyoqOD5prxAXIC1Gb7IS4l6uYYw6W6Gtxun2DclDZGvfuwzt31h4WcW0BMWPcfvNnEsjzqZ_lHVs7YgYzU2R4qCy2Xpv-ot5mmO7r8sWucnEwWZ8ZPM/s1634/22.png" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1080" data-original-width="1634" height="424" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_NSQjcYBggKbciJGWVRq-Ib4witc0LUCnGSn3cZaiDg1X3a-xc9tdduAxNdouO5BjXKx1lHfIQyoqOD5prxAXIC1Gb7IS4l6uYYw6W6Gtxun2DclDZGvfuwzt31h4WcW0BMWPcfvNnEsjzqZ_lHVs7YgYzU2R4qCy2Xpv-ot5mmO7r8sWucnEwWZ8ZPM/w640-h424/22.png" width="640" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">FOTOGRAFÍAS DE TINA GARDELA</span></td></tr></tbody></table><br /></span></div><div style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><span style="white-space-collapse: preserve;">Es la mañana del lunes 25 de setiembre y el primer testimonio es el de Jorge. Su relato se desliza por el trabajo de Mimí (hacía trabajos de corte y confección por su cuenta y para una señora de Concepción), sus estudios por la noche (estudiaba para Perito Mercantil en la Biblioteca Nicolás Avellaneda de Concepción, donde integraba el centro de estudiantes) y su militancia de acción social en la Juventud Peronista. </span></span></div><div style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><span style="white-space-collapse: preserve;"><br /></span><span style="white-space-collapse: preserve;">Vivían en Villa Alvear –hoy Barrio Alvear- al sur del Ingenio La Corona. Hasta allí llegó una patota que irrumpió violentamente en el domicilio. Algunos con uniforme militar; otros de civil. Jorge puede recordar perfectamente el momento en que llevan a Mimí porque compartían dormitorio. Eran seis hermanos. Cuando ya están adentro apuntándoles con armas largas y decididos a llevarla, ve a su hermana sentada en el borde de la cama, vistiéndose lentamente. Fue simultáneo el grito a ella de que se apurara y el taparlo a él con una colcha para que no viese lo que ocurría. Entre tanta violencia, que no viese también como empujaban a su madre hacia su dormitorio diciéndole que se calle porque de lo contrario le dispararían.</span></span></div><div style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><span style="white-space-collapse: preserve;"><br /></span><span style="white-space-collapse: preserve;">La angustia ante la búsqueda infructuosa en la base militar que funcionaba en el hospital del Ingenio La Corona y en la comisaría de Concepción, donde nadie sabía nada del tremendo operativo, se agudizó al enterarse de que esa misma noche habían secuestrado también al novio de Mimí, Alberto Eugenio Martínez al que decían Johny…</span></span></div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><span style="white-space-collapse: preserve;">Jorge –de oficio tornero ahora- cursaba en la Escuela Técnica de Concepción, donde también había estudiado el novio de su hermana. Junto a otros jóvenes del centro de estudiantes (Hugo Ojeda Sierra y Daniel Merchán quienes también se encuentran desaparecidos) se oponían a la elite que dirigía la Escuela y a los destinos que querían darle a la Casa Quinta perteneciente a la institución.</span></span></div><div style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><span style="white-space-collapse: preserve;"><br /></span><span style="white-space-collapse: preserve;">La justicia social que buscaban, como lo expresa Jorge, nada tiene que ver con los números asignados en la lista aportada por el testigo Clemente, ni mucho menos con la siniestra sigla de DF (disposición final). Parte de los restos de Alberto Martínez fueron encontrados en el Pozo de Vargas. Mimí, continúa desaparecida.</span></span></div><p style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><span id="docs-internal-guid-ff0ec49f-7fff-3232-3a48-7cb6b1528dc8"></span></span></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4959621409224218094.post-86549249691077885202023-09-21T12:39:00.003-07:002023-09-21T12:39:25.223-07:00De nombre y apellido a número en una lista<p> </p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-family: helvetica; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;"><b>Por Josefina Luna//</b></span></p><div style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span id="docs-internal-guid-e814d6c6-7fff-154e-4657-68b70679d631" style="font-family: helvetica;"><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">El pasado martes, a la mañana, en la sala del Tribunal Oral Federal, se dieron a conocer un puñado más de las historias que completan esta megacausa. Durante el transcurso de la mañana declararon tanto víctimas como familiares o testigos.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">Julio Rubén Silva fue el tercero de la mañana, fue para dar testimonio de lo que fue su horror. Silva, de 76 años en la actualidad, recuerda a 1976 como su último año de trabajo en el Ingenio San Juan. Allí prestaba servicio de vigilancia. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="border-collapse: collapse; border-spacing: 0px; margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="padding: 0px; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgWykQ6n7bEpyAH7oEaVh_6BEXuSv13nrQl2ENgCM5qzA3SD_wwVs86_SrDhRBkwGkopOKViW6DqV41LBQMfLdaEj6ctgc0orXSvld1vLn8-QZWnp2Q166FUcUb82UqpxKt7tAc9fmPmk6fMaPbKUpC-zhx96aQe2PRKd6fATfsNsraU-kjGuea76WJsTY/s1280/Imagen%20F.jpg" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; color: black; cursor: pointer; margin-left: auto; margin-right: auto; text-decoration-line: none;"><img border="0" data-original-height="720" data-original-width="1280" height="360" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgWykQ6n7bEpyAH7oEaVh_6BEXuSv13nrQl2ENgCM5qzA3SD_wwVs86_SrDhRBkwGkopOKViW6DqV41LBQMfLdaEj6ctgc0orXSvld1vLn8-QZWnp2Q166FUcUb82UqpxKt7tAc9fmPmk6fMaPbKUpC-zhx96aQe2PRKd6fATfsNsraU-kjGuea76WJsTY/w640-h360/Imagen%20F.jpg" style="border: 0px; height: auto; max-width: 100%;" width="640" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="padding: 0px; text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">FOTOGRAFÌA DE LUCIANA FRÌAS</span></td></tr></tbody></table><br /><p></p><div><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;"><span id="docs-internal-guid-a11d54e8-7fff-6851-7977-e9f67aebe89f"><p dir="ltr" style="background-color: white; font-size: 14.6667px; line-height: 1.8; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline;">15 días antes de su secuestro, tuvo una premonición acerca del horror que estaba por vivir. Vio una camioneta extraña circulando con las luces prendidas a las tres de la mañana, justo cuando finalizaba su jornada laboral.</span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; font-size: 14.6667px; line-height: 1.8; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline;">El procedimiento fue parecido al de las demás víctimas: entraron en manada, forzaron la puerta de su domicilio durante la noche, mientras la familia dormía, vendaron y ataron a los demás integrantes, se lo llevaron vendado hasta un auto entre golpes y preguntas. También aprovecharon para robar algunas cosas de valor que guardaba la familia.</span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; font-size: 14.6667px; line-height: 1.8; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline;">Al llegar a la Jefatura dejo de ser Julio, como lo bautizaron sus padres. Tampoco era el “negro”, como lo apodaban sus amigos. Ahora se referían a él como el número 23. Eso era Julio Rubén para ellos: un número más en la larga lista que tenían. Con este mote convivió los siete meses que duró su secuestro, mientras escuchaba cómo todos los días se llevaban a un puñado de otros ‘números’ para luego devolverlos “más muertos que vivos” como recuerda él. </span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; font-size: 14.6667px; line-height: 1.8; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline;">De su tiempo ahí, Silva recuerda el uso de picanas en contra de ellos, agua hirviendo siendo tirada sobre sus cuerpos y el dormir en el piso durante los meses de invierno. Mientras enumera estos acontecimientos se ve como una joven que escuchaba entre el público, en la sala de audiencia seca las lágrimas que le salieron al escuchar a la víctima. No llega a tener 18 años, viste un delantal blanco. Fue, junto a sus compañeras de la Escuela Sarmiento, a presenciar el debate. </span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; font-size: 14.6667px; line-height: 1.8; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline;">Después de enumerar las torturas vividas, relató el momento cuando lo llamaron a hablar con los jefes de Jefatura. Durante el cuestionamiento le preguntaron si era nacionalista. Rubén dijo que orgullosamente que sí. Era parte de la Juventud Peronista, agrupación que recuerda con cariño hasta el día de hoy. Al escucharlo, sus secuestradores dieron con un error en sus cuentas. Rubén no formaba parte de montoneros como ellos creían. Le dijeron que todo fue un ‘malentendido’ y que si no hacía más preguntas lo dejaban en libertad.</span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; font-size: 14.6667px; line-height: 1.8; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline;">El ‘Negro’ fue puesto en libertad el 14 de noviembre a las 21 horas, cerca de la Banda. “Cuando escuchés los autos irse, contá cinco minutos y sacate la venda”, le dijeron, pero él decidió quedarse vendado más tiempo por miedo. Técnicamente, ese momento lo había restituido a su libertad, pero la historia diría algo distinto. Durante los meses siguientes cayó en una depresión severa. Durante la noche no conseguía dormir por miedo a ser uno más de los que volvían y eran llevados de nuevo a los centros clandestinos. El supuesto malentendido le dejó a Julio Rubén Silva una herida que ni el sostén familiar, ni la ayuda de medicamentos pudo subsanar, lo único que lo ayudó a sanar fue el entregar su vida a la fe y a Dios. </span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; font-size: 14.6667px; line-height: 1.8; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline;"><br /></span></p><div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJmh4e6-z6OKAhc_0ZOzNnqmSdYn7n5q8_AD6VAUYhCTH4lrCkCtDo57kIUzcUeiK-CZYhj4wdTV2wZpzkXaZHSZkVGYFHEiviF9b8S18zjpLe4hIkNmBjuOUxKJqBhNls1GZJfq6jbfG3FDVVb_XvsJ8Ibh_ODfw1Mx15wXhxg188lPclljqugQy8m4g/s5000/2.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1368" data-original-width="5000" height="176" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJmh4e6-z6OKAhc_0ZOzNnqmSdYn7n5q8_AD6VAUYhCTH4lrCkCtDo57kIUzcUeiK-CZYhj4wdTV2wZpzkXaZHSZkVGYFHEiviF9b8S18zjpLe4hIkNmBjuOUxKJqBhNls1GZJfq6jbfG3FDVVb_XvsJ8Ibh_ODfw1Mx15wXhxg188lPclljqugQy8m4g/w640-h176/2.png" width="640" /></a></div><br /><span style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline;"><br /></span></div></span></span></div></span></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4959621409224218094.post-14254533139204793952023-09-19T07:54:00.001-07:002023-09-19T07:55:15.237-07:00 ¿Cómo se vive sin la verdad?<p><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; white-space-collapse: preserve;"> </span></p><p><span style="font-size: 11pt; white-space-collapse: preserve;"><span style="font-family: helvetica;">Por Lourdes Correa //</span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><span id="docs-internal-guid-0f99eaed-7fff-9b2e-9df1-5ffe329c6c95"><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;"><span style="font-family: helvetica;">“Quiero que me entreguen, aunque sea un polvito para redimir y que mi hija despida a su padre”, son las palabras que usa María Eugenia Leone al terminar su testimonio. </span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;"><span style="font-family: helvetica;">Tiene 71 años y es jubilada del Sistema Provincial de Salud (Siprosa). María Eugenia sufre de disfonía espástica, un trastorno que le genera espasmos en los músculos de las cuerdas vocales, el prestar declaración lo potencia. “Estoy muy tensa. Creía que lo tenía más o menos controlado”, dice a modo de disculpa. </span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;"></span></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjLq9hvnalfW498wO2wCb79Q3VZ7U6J6oDeicsojygOqOXfux4qDkn-WjKLuMGkzQcddN6nPT2NYqIsCPUNSUnJglTCaZgNd_eNLYL7DZTnHI0uePfs4H49Bn6-FadQmH3ZwPq5LaDp9fNj4UGFWE3EXY2Lr2Ahk01i-jidr5S2eTSj99SDWS5o3mnvLtE/s4113/_DSC0649.JPG" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><span style="font-family: helvetica; font-size: x-small;"><img border="0" data-original-height="2767" data-original-width="4113" height="430" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjLq9hvnalfW498wO2wCb79Q3VZ7U6J6oDeicsojygOqOXfux4qDkn-WjKLuMGkzQcddN6nPT2NYqIsCPUNSUnJglTCaZgNd_eNLYL7DZTnHI0uePfs4H49Bn6-FadQmH3ZwPq5LaDp9fNj4UGFWE3EXY2Lr2Ahk01i-jidr5S2eTSj99SDWS5o3mnvLtE/w640-h430/_DSC0649.JPG" width="640" /></span></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: helvetica; font-size: x-small;">FOTOGRAFIA DE LUCIANA FRÌAS<br /><br /></span></td></tr></tbody></table><span style="font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;"><span style="font-family: helvetica; font-size: 11pt;">Da testimonio por el caso 69, Emilio Ricardo González, su esposo. Recuerda que en el 76 vivía con sus padres, hermana, ‘Emito’ - como le decían Emilio —, y su hija de siete meses. Emilio era estudiante de los últimos años de la carrera de Medicina y hacía guardias para mantenerse. En cuanto a la militancia, fue peronista en su juventud. </span></span><p></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;"><span style="font-family: helvetica;">La fecha del horror es el 28 de mayo de 1976. Eugenia afirma que no la olvidará jamás y relata cuando por la medianoche sintieron golpes en las rejas que rompieron el portón, en ese momento entraron cuatro personas apuntándola con un arma y la tiraron a la cama, luego la encerraron en la habitación —no sin previa amenaza— “Si no viene Emilio las matamos a las dos”. Desde allí, entre llantos y gritos, sentía pasos de mucha gente que circulaba por su casa hasta que lo encontraron y dijeron “Tenés que irte con nosotros”. </span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;"><span style="font-family: helvetica;">Su dolor atraviesa cuando relata que después del secuestro, se quedó sin nada para brindarle a su beba, a consecuencia pasó un postraumático con demencia. Confiesa ante el tribunal que estuvo mucho tiempo enferma y que intentó suicidarse en tres oportunidades.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;"><span style="font-family: helvetica;">Lo que vivió su esposo detenido es un misterio, y dónde estuvo secuestrado también lo fue para ella hasta el 11 de septiembre en la audiencia. “¡Infórmeme, por favor!”, suplica cuando le preguntan si tiene conocimiento sobre las listas que Clemente —un ex detenido durante la dictadura militar— entregó y donde figuran los nombres de 293 personas que estuvieron secuestradas en la Jefatura de Policía. </span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: helvetica;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQkIZhs9roVKeLNy6EofM99sfWEt8ADC9KSjla4Rkz7n275rgtV4_5toRLUJVzKuoMGhMflJxc8-uea5UMjX6-xGGwVC5Q0V_Ss7jWRMVFE0ih-1fYa3gvRo3kbI9SyMxurw1NtzCubnMNzlfK5Ex-mwgn9l6MuIOnXS9SlCCUGwd_sPslhyP1yy2_F7c/s1080/LOS%20JUCIOS%20(1).png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="300" data-original-width="1080" height="178" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQkIZhs9roVKeLNy6EofM99sfWEt8ADC9KSjla4Rkz7n275rgtV4_5toRLUJVzKuoMGhMflJxc8-uea5UMjX6-xGGwVC5Q0V_Ss7jWRMVFE0ih-1fYa3gvRo3kbI9SyMxurw1NtzCubnMNzlfK5Ex-mwgn9l6MuIOnXS9SlCCUGwd_sPslhyP1yy2_F7c/w640-h178/LOS%20JUCIOS%20(1).png" width="640" /></a></span><span style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></span></p><div><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;"><br /></span></div></span>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4959621409224218094.post-13904560538724578302023-09-18T13:53:00.003-07:002023-09-18T13:55:23.864-07:00El olvido y el recuerdo<div style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span id="docs-internal-guid-cb5a0807-7fff-b96d-0bf6-bfd1a5a823d2"><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-family: helvetica; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">Por Angélica Zelaya //</span></p><span style="font-family: helvetica;"><br /></span><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-family: helvetica; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">Mario Oscar Russo advierte en el comienzo de la audiencia del lunes por la tarde: “mi cabeza no anda muy bien, pasaron muchos, muchos años, y fue muy traumática la situación, pero creo que por eso lo recuerdo”. Cuando comienza su declaración menciona que en ese momento era estudiante en la Facultad de Derecho, vivía en Barrio Sur con sus padres. Tenía dos hermanos, uno de ellos, Rodolfo Alberto Russo, desaparecido en 1979. </span></p><div><br /></div></span></div><div style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span face="Arial, sans-serif"><span style="font-size: 14.6667px; white-space-collapse: preserve;"><br /></span></span><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhefQUw-apidY8PsVTBvEIuR5B0qtnOqvrzAHxs0RHga-_nVUTpJbyE9YT2ygSyS6kQlsrgvMB9MeBIE6ZNAtNteJm-zYz325yqJRtIy-6AfKxPBWUKVkB2tc8JjDqY2A18mTPNb0GoYa5E4lUz4j7J8nkdK70Ht6UelGQwS4gt9_V1HAU-OhQDtf2cPwU/s4288/_DSC0668.JPG" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="2848" data-original-width="4288" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhefQUw-apidY8PsVTBvEIuR5B0qtnOqvrzAHxs0RHga-_nVUTpJbyE9YT2ygSyS6kQlsrgvMB9MeBIE6ZNAtNteJm-zYz325yqJRtIy-6AfKxPBWUKVkB2tc8JjDqY2A18mTPNb0GoYa5E4lUz4j7J8nkdK70Ht6UelGQwS4gt9_V1HAU-OhQDtf2cPwU/w640-h426/_DSC0668.JPG" width="640" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: helvetica; font-size: x-small;">FOTOGRAFÍA DE LUCIANA FRÍAS</span></td></tr></tbody></table><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; white-space-collapse: preserve;"><br /></span><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; white-space-collapse: preserve;"></span></div><div style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span face="Arial, sans-serif"><span style="font-family: helvetica; font-size: 14.6667px; white-space-collapse: preserve;">Sobre los hechos de los que atestigua recuerda con poca exactitud la fecha. Sabe que fue en su motoneta junto a Hilda Figueroa - testigo que declaró en la audiencia anterior - hasta la estación de El Bajo. Mientras esperaban el tren que salía rumbo a Jujuy, dos o tres policías vestidos de civil les dijeron: “¿qué hacen ahí?”
Luego de revisar sus documentos, cuenta, los llevaron en una camioneta hasta una comisaría en el centro. Estaban vendados y esposados. Cuando entran, otra vez la pregunta: “¿qué hacen ahí?”. Ahora quien lo dice, supone Russo, era el comisario. Continuando con el relato, dice que fueron trasladados hasta un lugar ubicado en la avenida del Casino y del Teatro San Martín. En el camino escuchaba que sus secuestradores decían: “a estos los tiramos al lago”, “estos son boleta”.
En el momento Mario no lo sabe, pero está en la Jefatura de Policía. Una vez allí, es separado de Hilda. Él fue a una celda donde tenía la orden de permanecer parado, había más personas junto a él. Las vio, pero nunca supo sus nombres.
Su rutina durante tres o cuatro días fue la siguiente: cada cierta cantidad de horas lo llevaban a un cuarto a interrogarlo, siempre las mismas preguntas. Cuando abría su boca para responder lo golpeaban, siempre de maneras distintas. Después de esto volvía a la celda donde escuchaba las torturas, gritos, súplicas. Solo escuchaba silencio después de los disparos.</span></span><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; white-space-collapse: preserve;">
</span></div><div><br /></div><div style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span face="Arial, sans-serif"><span style="font-size: 14.6667px; white-space-collapse: preserve;"><br /></span></span><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgU1NgpftGk99uAjQY_e6s7TLFgppwWsCWKR6LuU4rrUSsYIuFb_dpAj0ktN6apeVoH-fYZf5FDGeRCsvYxUmvb0J0seSsBiK8KP0J84OslZcOKoTcsXY18-bB3SCvBFdzu69fGqicNKDFcITRfi1lguekyK60tlxTsZhACiBvGAeB20kYm2b23wv0uewE/s4151/_DSC0636.JPG" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="2543" data-original-width="4151" height="392" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgU1NgpftGk99uAjQY_e6s7TLFgppwWsCWKR6LuU4rrUSsYIuFb_dpAj0ktN6apeVoH-fYZf5FDGeRCsvYxUmvb0J0seSsBiK8KP0J84OslZcOKoTcsXY18-bB3SCvBFdzu69fGqicNKDFcITRfi1lguekyK60tlxTsZhACiBvGAeB20kYm2b23wv0uewE/w640-h392/_DSC0636.JPG" width="640" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: helvetica; font-size: x-small;">FOTOGRAFÍA DE LUCIANA FRÍAS</span></td></tr></tbody></table><br /></div><div style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span id="docs-internal-guid-5228d932-7fff-bcfa-0d52-b4ade253c702"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-family: helvetica; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">Afuera, su familia lo buscaba. Su hermano trabajaba en la Facultad de Ciencias Económicas, cuando pasó por la Jefatura a preguntar si Mario se encontraba ahí, un policía que era estudiante de esa misma facultad lo reconoció. Fue él quien luego preguntó por Russo en la sala donde aguardaban el turno para continuar con la tortura. Luego de este intercambio, no lo golpearon más. Su hermano le dejó gaseosa, sandwiches y cree que una frazada o ropa, lo compartió con las personas que estaban junto a él. </span></p><span style="font-family: helvetica;"><br /></span><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-family: helvetica; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">Al día siguiente fue liberado. Aterrado, se refugió en su casa por un tiempo, hasta que se mudó a Tanti, un pueblito en las sierras cordobesas. Reconoce que no quiso saber nada más con Tucumán, ni con nada. De Hilda no supo más, llegó a no recordar su nombre, recién hace unos años mediante la investigación que lleva adelante el Ministerio Público Fiscal pudo contactarse con ella. Mario Russo insiste que se olvidó muchas cosas, pero hay otras que no se pueden borrar.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><br /></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEirBpMDvPS6A4hdLaDifS7RlNQ0EDgk_6KpD2biR8XmZAYR2YUBzvKtafw6JaBxw-sHAJWlVyJ0-tGtiTmfptdy5Ztbuyzk7lPl77uNZeZ1t-0QZW_qi4VlJj8XxcY9W3ItwuPBgfhCFC0QlSD-AHC9ccvMq-PF_MpTfU5sEBL6MnjfV12hRj1z7qsmjFI/s1080/LOS%20JUCIOS%20(1).png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="300" data-original-width="1080" height="178" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEirBpMDvPS6A4hdLaDifS7RlNQ0EDgk_6KpD2biR8XmZAYR2YUBzvKtafw6JaBxw-sHAJWlVyJ0-tGtiTmfptdy5Ztbuyzk7lPl77uNZeZ1t-0QZW_qi4VlJj8XxcY9W3ItwuPBgfhCFC0QlSD-AHC9ccvMq-PF_MpTfU5sEBL6MnjfV12hRj1z7qsmjFI/w640-h178/LOS%20JUCIOS%20(1).png" width="640" /></a></div><br /><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;"><br /></span><p></p><div><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;"><br /></span></div></span></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4959621409224218094.post-34104949685222474192023-09-11T13:16:00.003-07:002023-09-11T13:26:32.639-07:00Ustedes se equivocaron conmigo<p><span face="Arial, sans-serif" style="font-family: helvetica; font-size: 11pt; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p><span face="Arial, sans-serif" style="font-family: helvetica; font-size: 11pt; white-space: pre-wrap;">Por Lourdes Correa //</span></p><span id="docs-internal-guid-40f7cd88-7fff-4f34-e104-9edacc9c5270" style="font-family: helvetica;"><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 12pt; margin-top: 12pt;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Con 75 años, ama de casa, Alcira Esther Ovejero declara sobre su propio caso. En el 76 tenía una peluquería, recuerda que un 18 de mayo la sacaron de su casa durante la madrugada. Rompieron vidrios para entrar, encandilándolas con luces a ella y su madre, que estaba muy enferma. La llevaron descalza y con la cabeza envuelta hasta un coche. Alcira escuchaba ruidos y supo que no solo ella estaba siendo secuestrada.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 12pt; margin-top: 12pt;"></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><br /><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgp1hP_gk_ZTxaVAiUyBf7trgEF2VeIiE5c2tBS-ytb1ulo3SqTJanUbwkDPX8CbAzW4Lz6RK71KVIwEVnotTAQvCf8enmOgVM8_F1svk5L1ZdF5bcLVZ593769Dicm2Q1rq8PMNZYWhjdyYNdpo1AQfIr7ZM4-sT4J-J_a3Kj04FrQoCok-1NgutKttsQ/s6000/IMG_5010.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="4000" data-original-width="6000" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgp1hP_gk_ZTxaVAiUyBf7trgEF2VeIiE5c2tBS-ytb1ulo3SqTJanUbwkDPX8CbAzW4Lz6RK71KVIwEVnotTAQvCf8enmOgVM8_F1svk5L1ZdF5bcLVZ593769Dicm2Q1rq8PMNZYWhjdyYNdpo1AQfIr7ZM4-sT4J-J_a3Kj04FrQoCok-1NgutKttsQ/w640-h426/IMG_5010.jpg" width="640" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">FOTOGRAFÍA DE ELENA NICOLAY</span></td></tr></tbody></table><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; white-space: pre-wrap;"><br /></span><p></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 12pt; margin-top: 12pt;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; white-space: pre-wrap;">La depositaron en un salón con los ojos vendados y las manos atadas hacia atrás. Alcira no estaba sola, había más gente y todos estaban tirados en el piso. Allí llegaban personas que los golpeaban y le adelantaban lo que le iba a ocurrir. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 12pt; margin-top: 12pt;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-style: italic; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">“Me golpearon hasta que se cansaron de golpearme”,</span><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> relata en la audiencia. Sus secuestradores, mientras la maltrataban, hacían preguntas, pero Alcira no tenía mucho por aportar.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 12pt; margin-top: 12pt;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Pasó nueve días tirada en el piso, hasta que una mañana la llevaron a declarar. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 12pt; margin-top: 12pt;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-style: italic; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">“¿Sabe qué día es hoy? 25 de Mayo. 9 de la mañana”</span><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">, se responde a sí mismo el opresor. Interrogaron sobre varias personas, Alcira no tenía mucho que decir al respecto. Hasta qué nombran a Mario y Máximo Díaz. Ellos eran hermanos de su cuñada y la policía sospechaba que andaban ‘en algo’. Allí fue cuando Alcira se dio cuenta del error. </span><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-style: italic; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">“No es ella”</span><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> decían los hombres. Su cuñada se llamaba Alcira Díaz </span><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">de Ovejero</span><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 700; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">,</span><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> y en una confusión, habrían creído que era la misma persona que Alcira Esther Ovejero.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 12pt; margin-top: 12pt;"></p><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> </span></span><div><span face="Arial, sans-serif"><span style="font-family: helvetica; font-size: 14.6667px; white-space: pre-wrap;"><br /></span></span><span><span face="Arial, sans-serif" style="font-family: helvetica; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1tJ1KB2PXtcTgy5CO3nEogGMmCcO5Zo7YABPwiXuDlVt0bi74RbhNoFsZU2a4AKMihQ2waIGswQ_eN0_6iRPKNAVsnsOgEPizFPSPw8jZNbN74xmSMMaN9xVOfSAkdiLX7YjmT8ZQBvfX0TZMOzOjs-p0MMHAOGJdoL8OkCJ0s73jvux40eXQ1fRZZEU/s6000/IMG_5067.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="4000" data-original-width="6000" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1tJ1KB2PXtcTgy5CO3nEogGMmCcO5Zo7YABPwiXuDlVt0bi74RbhNoFsZU2a4AKMihQ2waIGswQ_eN0_6iRPKNAVsnsOgEPizFPSPw8jZNbN74xmSMMaN9xVOfSAkdiLX7YjmT8ZQBvfX0TZMOzOjs-p0MMHAOGJdoL8OkCJ0s73jvux40eXQ1fRZZEU/w400-h266/IMG_5067.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">FOTOGRAFÍA DE ELENA NICOLAY</span></td></tr></tbody></table></span><p></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 12pt; margin-top: 12pt;"><span style="font-family: helvetica;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-style: italic; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">“Ustedes se equivocaron conmigo, me golpearon inútilmente y sin piedad”,</span><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> les reclamaba.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 12pt; margin-top: 12pt;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-family: helvetica; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Alcira solo quería irse, le dolían los hombros por tener los brazos hacia atrás, pero más le preocupaba que su madre no siga viva al momento de regresar.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 12pt; margin-top: 12pt;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-family: helvetica; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El 27 de mayo la liberaron, pero no sin antes advertirles que si declaraba algo no tenía que contar nada de lo que había vivido durante su cautiverio, de lo contrario la iban a buscar otra vez. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 12pt; margin-top: 12pt;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-family: helvetica; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Al otro día su familia la llevó a la comisaría, pero no dijo la verdad. “Los hice quedar bien porque tenía miedo que me vuelvan a buscar” admite ante el tribunal, y agrega que hasta el día de hoy le cuesta recordar. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 12pt; margin-top: 12pt;"><span face="Arial, sans-serif"><span style="font-family: helvetica; font-size: 14.6667px; white-space: pre-wrap;"><br /></span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 12pt; margin-top: 12pt;"><span face="Arial, sans-serif"><span style="font-family: helvetica; font-size: 14.6667px; white-space: pre-wrap;"><br /></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjO5_WQ2kuQ816i9PKuKuuH-zrJlMAn4IjXw5o95xDt0KkTSIv-w9HONh1Aq-jtP6btxRi8Q7eWOnIOG-dSmuli-7v2SvW4z6pwuNU8ZJz8VckMLucPBuVgEFXjHYxtNiM_XjggYUG10SR2BjjrW0EopQK-KWXyVgG_1pSvWgi3wLJbmwAAEDzDHVYbOq0/s5000/2.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-family: helvetica;"><img border="0" data-original-height="1368" data-original-width="5000" height="176" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjO5_WQ2kuQ816i9PKuKuuH-zrJlMAn4IjXw5o95xDt0KkTSIv-w9HONh1Aq-jtP6btxRi8Q7eWOnIOG-dSmuli-7v2SvW4z6pwuNU8ZJz8VckMLucPBuVgEFXjHYxtNiM_XjggYUG10SR2BjjrW0EopQK-KWXyVgG_1pSvWgi3wLJbmwAAEDzDHVYbOq0/w640-h176/2.png" width="640" /></span></a></div><p></p><div><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div></span></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4959621409224218094.post-30719010438779810722023-09-11T12:53:00.006-07:002023-09-11T14:04:07.226-07:00Del error al horror<p style="text-align: left;"> </p><p style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><span style="font-size: 11pt; white-space: pre-wrap;">Por Sofía Ávila //</span></span></p><p style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica; font-size: 11pt; white-space: pre-wrap;">Alcira Ovejero entra al recinto como testigo de su propio caso, ama de casa de 75 años. La víctima, con un largo suspiro, comienza a recordar y relata lo sucedido en mayo del 76. Comenta que vivía en Manantial junto a sus padres y hermanos, tenía una peluquería, y aclara que no tuvo ningún tipo de militancia política.</span></p><p style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjnUUfzBqclXZYoeN12qnD7X5CByJCGAqTschZOoJjZ_-pr_US8xrc8UhtKTleyc3E-g8walMAG5QDPBYvRqMZD6xPcJCCPaB9qbw170HPIiqNWhXpiX7fdKVNAxa9Gjcim6kvmkinwMSl8Lx6D9saf9HAKGKB-8sHHdBStPUqfuOoqhSHpKf_iHDbeMtY/s5184/IMG_3074.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="3456" data-original-width="5184" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjnUUfzBqclXZYoeN12qnD7X5CByJCGAqTschZOoJjZ_-pr_US8xrc8UhtKTleyc3E-g8walMAG5QDPBYvRqMZD6xPcJCCPaB9qbw170HPIiqNWhXpiX7fdKVNAxa9Gjcim6kvmkinwMSl8Lx6D9saf9HAKGKB-8sHHdBStPUqfuOoqhSHpKf_iHDbeMtY/w640-h426/IMG_3074.jpg" width="640" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: helvetica; font-size: x-small;">FOTOGRAFÍA DE ELENA NICOLAY<br /></span><br /></td></tr></tbody></table><p style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><span style="background-color: transparent; color: black; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">La sacaron de su casa alrededor de la una de la mañana, ella estaba junto a su madre, quien en ese momento afrontaba una cirrosis. Le consultaron por su nombre y la llevaron descalza, envolviendo su cabeza, la metieron en un coche. En el camino levantaron otras personas, Alcira recuerda con pesar que escuchaba gritos y llantos.</span></span></p><p style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica; font-size: 11pt; white-space: pre-wrap;">Una vez llegado a destino estuvo en un salón junto con otra gente tirada en el piso, “se ve que había otros, desde el primer momento siempre estuve con los ojos vendados y las manos atadas, pero yo escuchaba golpes, llantos, lamentos y ya sabía que me iba a pasar lo mismo que los otros”, relató. La golpeaban, le preguntaban si alguna vez recibió en su peluquería algún cliente que haya mencionado el tema de la guerrilla. En todo momento aclaró que no tenía conocimiento de lo que consultaban. Siempre creyó que con ella se habían equivocado.</span></p><p style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><span style="font-size: 14.6667px; white-space: pre-wrap;"><br /></span></span></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhltLYJG6S1wnyFPF2inJGIu5XOSxFYmnAsPjm7mhxyFiU1kwOMy5mHSbp5opMf6HeH9JES0feeFkpbiAPDnT-wiGngTDWj4tWTKPBS4rCyLDCCRcPJC98j_3IF4avy4yPBoG7MOwVVW29DJqWkgnkp5wmv8MvRuYptqkZAnmdpqdR3FKiwSXS_NRjWQeo/s5184/220517_%20Inicio%20de%20Megacausa%20Jefatura%20III%20(4).jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="3456" data-original-width="5184" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhltLYJG6S1wnyFPF2inJGIu5XOSxFYmnAsPjm7mhxyFiU1kwOMy5mHSbp5opMf6HeH9JES0feeFkpbiAPDnT-wiGngTDWj4tWTKPBS4rCyLDCCRcPJC98j_3IF4avy4yPBoG7MOwVVW29DJqWkgnkp5wmv8MvRuYptqkZAnmdpqdR3FKiwSXS_NRjWQeo/w400-h266/220517_%20Inicio%20de%20Megacausa%20Jefatura%20III%20(4).jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: helvetica; font-size: x-small;">FOTOGRAFÍA DE ELENA NICOLAY</span></td></tr></tbody></table><p></p><p style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica; font-size: 11pt; white-space: pre-wrap;">A veces ni siquiera se animaba a pedir agua por miedo a que la castigaran. Alcira estuvo tirada nueve días en el piso. Una mañana la llevaron para hacerle preguntas en otro lugar. Recuerda que a pesar de no poder ver, escuchó niños que jugaban en un recreo. Entonces pensó que debía estar secuestrada cerca de algún colegio o escuela. También escuchó el sonido de botas al caminar, supuso que sus captores podrían ser policías o militares. </span></p><p style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><span style="font-size: 14.6667px; white-space: pre-wrap;"><br /></span></span></p><p style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica; font-size: 11pt; white-space: pre-wrap;"></span></p><p></p><p style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica; font-size: 11pt; white-space: pre-wrap;">Una vez que fue trasladada comenzaron a interrogarla, en el mar de recuerdos y dolor, Alcira recuerda que le consultaron si sabía qué día era. No lo sabía. “25 de mayo”, le dijeron. Las preguntas volvían nuevamente sobre su profesión: era peluquera. La pregunta que se repetía era: ¿algún cliente en su peluquería mencionó el tema de la guerrilla? La testigo respondió reiteradas veces que nunca nadie comentó nada, ni ella conocía a nadie que se encuentre militando. </span></p><p style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="background-color: transparent; color: black; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">Le preguntaron si conocía a un tal Mario Díaz. Respondió que sí. “¿Lo conoce al hermano?”. Respondió que sí. “¿Por qué los conoce?” “Porque son hermanos de mi cuñada”. Entonces le consultaron el nombre de su cuñada. “Se llama Alcira Díaz de Ovejero”. La persona que tomaba declaración murmuró “no es ella” </span></span></p><p style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="background-color: transparent; color: black; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">Terminado el interrogatorio la llevaron de nuevo al lugar donde estuvo cautiva y a los dos días fue liberada.</span></span></p><p style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="background-color: transparent; color: black; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></span></p><p style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: left;"><span style="background-color: transparent; color: black; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjO5_WQ2kuQ816i9PKuKuuH-zrJlMAn4IjXw5o95xDt0KkTSIv-w9HONh1Aq-jtP6btxRi8Q7eWOnIOG-dSmuli-7v2SvW4z6pwuNU8ZJz8VckMLucPBuVgEFXjHYxtNiM_XjggYUG10SR2BjjrW0EopQK-KWXyVgG_1pSvWgi3wLJbmwAAEDzDHVYbOq0/s5000/2.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1368" data-original-width="5000" height="176" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjO5_WQ2kuQ816i9PKuKuuH-zrJlMAn4IjXw5o95xDt0KkTSIv-w9HONh1Aq-jtP6btxRi8Q7eWOnIOG-dSmuli-7v2SvW4z6pwuNU8ZJz8VckMLucPBuVgEFXjHYxtNiM_XjggYUG10SR2BjjrW0EopQK-KWXyVgG_1pSvWgi3wLJbmwAAEDzDHVYbOq0/w640-h176/2.png" width="640" /></a></div><br /><span style="font-family: helvetica;"><br /></span><p></p><p style="text-align: left;"><br /></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4959621409224218094.post-75860136048146779002023-09-11T12:25:00.004-07:002023-09-11T13:57:04.935-07:00¿Qué frase tiene el silencio?<div style="line-height: 1.38; margin-bottom: 12pt; margin-top: 12pt;"><span style="font-family: helvetica;"><br /><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b>Por Tina Gardella y Lourdes Correa //</b></span></span></div><div style="line-height: 1.38; margin-bottom: 12pt; margin-top: 12pt;"><span style="font-family: helvetica;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b><br /></b></span><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><i><b>“¡No me molestés Chango!”</b></i></span></span></div><div style="line-height: 1.38; margin-bottom: 12pt; margin-top: 12pt;"><span style="font-family: helvetica;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Le dice Pascual Ibarra a Luis Alberto, su hermano. Así lo relata Luis Alberto Ibarra en la Audiencia. Con esa frase, Pascual le cortaba todo intento de contar lo que le había pasado cuando, en enero del 76, lo secuestran al salir de un curso de oficios que brindaba el CONET (Consejo Nacional de Educación Técnica). Junto a su amigo Carlos Bermegui estudiaban albañilería. Al dirigirse a tomar el colectivo, son secuestrados por militares que se movilizaban en un Ford Falcon. Paco, como era apodado, no militaba en ningún partido político -”Lo sé porque tenía 14 años”- aclara su hermano. En un derrotero que incluye Comisarías y hasta la casa de un Juez en Santiago del Estero y la Jefatura de Policía en Tucumán, su amigo Bermegui muere por los golpes en Santiago y él es trasladado a la Jefatura donde sufre las más crueles torturas… Da cuenta de ello el estado en el que es liberado: sucio, vientre hinchado, marcas en todo el cuerpo, secuelas funcionales en riñones y pulmones. ¿Cómo no preguntar qué pasó? -“No me molestés Chango!”- Pascual Ibarra no dice más. La lista aportada por Clemente sí dice: “liberado” con el orden 109°.</span></span></div><div style="line-height: 1.38; margin-bottom: 12pt; margin-top: 12pt;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjo6a5tQL6vAPzG5L6y8ZNeZw6gz6X-MsHXWlujXqWcNUqp-aBH2CGUMW8Wg_8ZO0r624j1Gw9jm0IcKWE_dX6ObVR9jO5YXyBnpdz5a0khayc_KlBSDuBDUQ9liLyqf4sgo7_nGeeFhEsAny8m8zibrwOzlASsPggBhEFVfncYijJGav_iWD_b699hUpw/s4765/220517_%20Inicio%20de%20Megacausa%20Jefatura%20III%20(7).jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="3177" data-original-width="4765" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjo6a5tQL6vAPzG5L6y8ZNeZw6gz6X-MsHXWlujXqWcNUqp-aBH2CGUMW8Wg_8ZO0r624j1Gw9jm0IcKWE_dX6ObVR9jO5YXyBnpdz5a0khayc_KlBSDuBDUQ9liLyqf4sgo7_nGeeFhEsAny8m8zibrwOzlASsPggBhEFVfncYijJGav_iWD_b699hUpw/w640-h426/220517_%20Inicio%20de%20Megacausa%20Jefatura%20III%20(7).jpg" width="640" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: helvetica; font-size: x-small;">FOTOGRAFÍA DE ELENA NICOLAY</span></td></tr></tbody></table><span style="font-family: helvetica;"><span style="font-size: 14.6667px; white-space: pre-wrap;"><br /></span><span></span><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b><i><br /></i></b></span></span></div><div style="line-height: 1.38; margin-bottom: 12pt; margin-top: 12pt;"><span style="font-family: helvetica;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b><i>“Me juzgaban por ser peronista”</i></b></span></span></div><div style="line-height: 1.38; margin-bottom: 12pt; margin-top: 12pt;"><span style="font-family: helvetica;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Así lo manifiesta, Juan Carlos Cáseres. Acompañado por su hija Berta, quien le ayuda en la interpretación, pues tiene problemas de audición, atestigua con sus 87 años encima. Encima tiene también las líneas de fuego de lo padecido. Vivía en Lastenia, Banda del Río Salí, con su esposa y sus dos hijas. Trabajaba en la Dirección de Turismo y Deportes de la Provincia. El 24 de Marzo de 1976 un grupo armado y encapuchado de militares, policías y civiles lo sacó violentamente de su casa a culatazos. Pudo reconocer en ese grupo al “Tuerto” Albornoz. Fue llevado a la Jefatura de Policía. Vendado, esposado, en el piso, sentía los gritos y quejas de muchas personas. Le preguntaban por un tal Romano que supone era el hermano de Benito Romano, histórico dirigente de FOTIA. Cáseres había sido tesorero de FOTIA cuando trabajaba en el Ingenio Concepción y había estado preso en 1971. “Me juzgaban por ser peronista” repite. En agosto de ese año fue liberado en la zona del Parque 9 de Julio. “Cuando yo aparecí no era el mismo. No vivíamos bien, me fui de mi casa y lloraba por mis hijas” agrega a su relato. Había sido cesanteado de su trabajo y el asma lo acompañó por siempre.</span></span></div><div style="line-height: 1.38; margin-bottom: 12pt; margin-top: 12pt;"><span style="font-family: helvetica;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b><i>“Tranquila, son cuestiones emocionales”</i></b></span></span></div><div style="line-height: 1.38; margin-bottom: 12pt; margin-top: 12pt;"><span style="font-family: helvetica;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Quien dice la frase es la jueza Noel Costa. Es una respuesta a Hilda Figueroa, quien atestigua y aclara que está disfónica, que justo el día que tiene que testimoniar “extrañamente” se queda sin voz. La acompaña su hijo. La respuesta de la jueza tranquiliza. El relato fluye con detalles y la voz recupera plenitud. Atestigua por el caso 19 del Requerimiento de Elevación del Juicio del Ministerio Público Fiscal por los hechos que perjudicaron a Mario Oscar Russo. En 1976 cursaba la carrera de Abogacía en la Universidad Nacional de Tucumán, pero aclara que a Mario Russo lo había conocido antes, en 1975, fuera de la Facultad, a pesar de que eran compañeros. </span><br /><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">No recuerda con exactitud si en Nochebuena o Año Nuevo del 75, junto a Russo se disponía a regresar a Calilegua, Jujuy, de donde es oriunda, querían conocer una fiesta. Lo harían en tren a través de un pase conseguido por amistades cercanas. Pero en la estación de ferrocarril son detenidos por “un chango”, como dice Hilda, con un arma que les pide los documentos y los lleva a una oficina. Luego los trasladan -ya por separado- en un vehículo a la Jefatura de Policía. Tres días después, sin comer, durmiendo en el piso, la mamá de Hilda logró encontrarla y retirarla del CCD. Allí fue cuando logró a lo lejos ver a Mario, Hilda buscaba su mirada, pero no dio resultados. “Estaba deformado, muy golpeado” agrega. Fue la última vez que lo vio.</span><br /><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Es el 24 de Marzo, previo al Golpe, Hilda tomaba el 6 porque le tocaba rendir. En el camino se da cuenta de que estaba sola en el ómnibus, se asusta y va a hablar con el chofer que le dijo que tenía orden de volver a la terminal. Hilda le pidió que por favor la deje cerca de la pensión. Su madre le ordenó que vuelva, nuevamente se mostró rebelde, quería priorizar su estudio, pero su mamá la buscó a los días.</span><br /><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">De regreso a Jujuy, a Hilda le esperaba una traumática detención, secuestro y violación en el marco de “La noche del Apagón de Ledesma”.</span></span></div><div style="line-height: 1.38; margin-bottom: 12pt; margin-top: 12pt;"><span style="font-family: helvetica;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div></span></div><div style="line-height: 1.38; margin-bottom: 12pt; margin-top: 12pt;"><span style="font-family: helvetica;"><b style="font-size: 11pt; white-space: pre-wrap;"><i>“Bañame porque ya no aguanto más”</i></b></span></div><div style="line-height: 1.38; margin-bottom: 12pt; margin-top: 12pt;"><span style="font-family: helvetica;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUIhK5Or4smF9TQDzZmErjfMls5axcSyf7OpyCosOx6dWGjvis_ju1RsSE5RCzS20TOrhUO5PgiCnI8zu1BwADztSGrE0kWx2apBsGTj2ZjgMJXvkovVF7QCiIuYHNotjv3yNOVAte6j8q2HxOjYvU-0mSJXXgZomjWUQkrHAsdVZpIne91K0VAcujcsI/s5184/IMG_8365.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="3456" data-original-width="5184" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUIhK5Or4smF9TQDzZmErjfMls5axcSyf7OpyCosOx6dWGjvis_ju1RsSE5RCzS20TOrhUO5PgiCnI8zu1BwADztSGrE0kWx2apBsGTj2ZjgMJXvkovVF7QCiIuYHNotjv3yNOVAte6j8q2HxOjYvU-0mSJXXgZomjWUQkrHAsdVZpIne91K0VAcujcsI/w400-h266/IMG_8365.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">FOTOGRAFÍA DE ELENA NICOLAY<br /></span></td></tr></tbody></table><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Es Rodolfo Enrique Cardozo quien hace el pedido a su esposa Olga Ferrari. Olga tiene 79 años y es docente jubilada. Relata los hechos. Vivían en el barrio Jardín de San Miguel de Tucumán y su marido trabajaba en Comunas Rurales. Un viernes de mediado de marzo del 76, Rodolfo salió de su trabajo por un trámite en Yerba Buena, pero nunca llegó a destino. A partir de allí sus compañeros de trabajo comenzaron a buscar qué pasó. Olga tenía un bebé a quien cuidar. Así supo que lo había “levantado” un Falcon. Lo vio un chico que vendía verdura en la esquina de Córdoba y Laprida. Toda búsqueda fue infructuosa hasta que a fines de setiembre del 76 a las 4 de la madrugada le tocan la celosía de la ventana del dormitorio: era su marido. Su saludo fue “bañame porque ya no aguanto más”. Y aunque no quiso decir nada de lo que le habían hecho, supo que estuvo en la Jefatura de Policía y pudo ver que tenía todo el cuerpo con marcas de palos y látigos. Estaba desconocido por flaco, sucio y con barba y pelo largo. Rodolfo estuvo desaparecido 25 días, su esposa lo sabe porque su hijo cumplió su primer año estando él en cautiverio. En la lista de la Jefatura de Policía aportada por el testigo Clemente figura como Liberado con el número de orden 47.</span></span></div><div style="line-height: 1.38; margin-bottom: 12pt; margin-top: 12pt;"><span style="font-family: helvetica;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b><i>“Nunca quiso hablar mucho de lo que pasó, pero cuando volvió ya no era el mismo”</i></b></span></span></div><div style="line-height: 1.38; margin-bottom: 12pt; margin-top: 12pt;"><span style="font-family: helvetica;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Así aclara de entrada Jesús Angélica Ibiris. Tiene 77 años y es ama de casa. Su marido, Oscar Osvaldo Zelaya, fue sacado por la fuerza de su domicilio el mismo 24 de marzo del 76 en horas de la madrugada. Vivían en Tafí Viejo junto a sus 7 pequeños hijos. Zelaya era empleado municipal. Angélica relata que después se supo que también habían llevado a Leandro Suter y a Benjamín Terraf que eran compañeros de trabajo de Oscar. En el grupo secuestrador había gente encapuchada y otros no. Su marido le comenta que pudo distinguir a los policías Villarrubia y Jodar. Subidos a un camión del ejército que tenía una cruz roja, son llevados a un lugar desconocido en un principio pero que luego reconocieron como la Escuela –en esa época- de Educación Física (EUDEF) que funcionaba como centro clandestino. Estuvo dos semanas y luego fue llevado a la Brigada de Investigaciones de donde fue liberado. En uno y otro lugar había sufrido todo tipo de maltratos físicos y psicológicos. Cuando lo dejan en libertad y le sacan la venda, pasó un tiempo que aún seguía sin ver. Estaba sucio, barbudo y psicológicamente muy mal. “Ya no era el mismo, ya no era el de antes…”, remata.</span></span></div><span style="font-family: helvetica;"><span id="docs-internal-guid-d425a328-7fff-cd1b-ccea-e38fb2af1bd5"><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 12pt; margin-top: 12pt;"></p></span><span><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div></span></span><p></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 12pt; margin-top: 12pt;"><span style="font-family: helvetica; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 12pt; margin-top: 12pt;"><span style="font-family: helvetica; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 12pt; margin-top: 12pt;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4rtnzj7MH4HpG3IIhO0q_UtDos2eEFDqfHl1B9NuN9tvtZty1Yu3E35HldX0x5BeLdyx3HArTo0Gc4v9BsHkJpNdK9T-JueiW9m7Meg-WKgPQjyrOy4qVZgniAiSEq0PLl3m2UGqa0KlRt8vRSnPNL_Va8bUAuCpjGXNMNrhob3ktJheDkOqLCo3rWKI/s1080/LOS%20JUCIOS%20(1).png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-family: helvetica;"><img border="0" data-original-height="300" data-original-width="1080" height="178" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4rtnzj7MH4HpG3IIhO0q_UtDos2eEFDqfHl1B9NuN9tvtZty1Yu3E35HldX0x5BeLdyx3HArTo0Gc4v9BsHkJpNdK9T-JueiW9m7Meg-WKgPQjyrOy4qVZgniAiSEq0PLl3m2UGqa0KlRt8vRSnPNL_Va8bUAuCpjGXNMNrhob3ktJheDkOqLCo3rWKI/w640-h178/LOS%20JUCIOS%20(1).png" width="640" /></span></a></div><span style="font-family: helvetica;"><br /></span><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span><p></p><div><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4959621409224218094.post-55834622530610692882023-09-06T12:21:00.003-07:002023-09-07T07:36:34.271-07:00Libertad<span id="docs-internal-guid-1fe64328-7fff-4b08-8949-bafe4ec45bd2"><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">Por Mariela Ramos //</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: right;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; white-space: pre-wrap;"><i>“Tranquen las puertas que afuera gritan,</i></span></p></span><span><span id="docs-internal-guid-585150dc-7fff-7a82-03e3-4a4250897a1a"><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: right;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><i>las aves grises buscando llevarse un alma. </i></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: right;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><i>Sobre los techos ya han hecho nido, </i></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: right;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><i>triste está el cielo, la paz del pueblo se ha ido.”</i></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: right;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><i>Jacinto Piedra Peteco Carabajal.</i></span></p><div><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div></span><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b><span style="font-family: helvetica;">Llegan de noche, gritos lejanos</span></b></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">Rubén Pablo Kantarovski cuyo nombre figuraba en la lista elaborada por la policía de la provincia de Tucumán, dio su testimonio el pasado 29 de agosto en la sala de audiencias del Tribunal Oral Federal de Tucumán (TOF).</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">El 5 de febrero de 1976, justo un año después de la firma del decreto que da inicio al Operativo Independencia en nuestra provincia, alrededor de las 3 de la madrugada, un grupo de personas encapuchadas y con armas irrumpieron en su domicilio, el cual compartía con sus padres.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">“Me despierto, abro la puerta y una mano con una pistola aparece”, dice en la sala de audiencias Rubén.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;"> La luz de la luna tucumana devela las siluetas, el terror no lo inmoviliza. Piensa en sus padres que duermen en el cuarto de al lado. El forcejeo con el hombre que lleva la pistola y el estruendoso sonido de un disparo que envuelve el lugar lo despierta del todo, ahora sabe quiénes son.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">_ No disparen, no disparen. </span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">Las palabras lo dejan solo con el sonido del disparo, pudiendo retener apenas aquellas que pronuncia. Le vendan los ojos y lo conducen a un vehículo que avanza con rumbo desconocido. Rubén reconoce el destino La Jefatura de policía de Tucumán, vivió toda su infancia en esa zona y además debajo de la venda pudo ver que estaba entre las calles Junín y Santa Fe.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">Conducido al interior del lugar, lo arrojan en el piso, lo golpean y torturan. Soplando brazas en su corazón evoca, quizás, aromas de su infancia en aquella zona que hoy lo tiene capturado, cuando jugaban con los amigos del barrio a la pelota, con las naranjas agrias de los naranjos en flor o el aroma a leche caliente con pan casero de la abuela, aromas que atrapan un tiempo de inmensa felicidad, Tal vez esos recuerdos lo acompañaron en esas largas noches.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">En su cautiverio pudo saber que todas las noches llegaba al CCD un auto Unión VKW, lo que pudo deducir porque ese auto hace un ruido particular. Cuando llegaba los cautivos eran llevados a la sala de torturas. Estando en cautiverio también pudo ver por debajo de la venda a Antonio Domingo Bussi, a Antonio Arrechea y a Roberto Heriberto Albornoz, quien presenciaba las torturas.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"></span></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjuFX8zanXtdumfWqlKwgFWjtXr0bPnu-QouX7lV9BFG58hB8opDSx2NQNzWH5F2ZoZutoi4yRQusiHTtS5CxHdi97rFn7wRN7MUI5C0Gvaqko9fuo8brDAwxMJJw9JibCIb9dNBFGtv6dCOcN-D9yK_KsMyCkzui56WUIweBzDV_bs2B1kmuWFqmS9D6o/s6000/IMG_5094.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="4000" data-original-width="6000" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjuFX8zanXtdumfWqlKwgFWjtXr0bPnu-QouX7lV9BFG58hB8opDSx2NQNzWH5F2ZoZutoi4yRQusiHTtS5CxHdi97rFn7wRN7MUI5C0Gvaqko9fuo8brDAwxMJJw9JibCIb9dNBFGtv6dCOcN-D9yK_KsMyCkzui56WUIweBzDV_bs2B1kmuWFqmS9D6o/w640-h426/IMG_5094.jpg" width="640" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: helvetica;">Fotografía de Elena Nicolay</span></td></tr></tbody></table><p></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: helvetica; font-size: 11pt; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: helvetica; font-size: 11pt; white-space: pre-wrap;">El 20 de febrero, 15 días después de su detención, fue llevado a una habitación en la que se encontró con los 3 genocidas.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">Bussi le dijo: - “Bueno pibe, esta noche te llevamos a tu casa, ya sabemos que no tienes nada que ver. Tus amigos te esperan en Estados Unidos, este es el precio que debes pagar por la democracia”</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">“Albornoz dijo que me llevaba. Fui trasladado en un Ford Falcon color verde y dejado en la vereda de mi casa”, comenta Rubén frente a los jueces.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">Hay cosas que nunca desaparecen, entre ellas la violencia, pero en el momento en que coincide con su contrafigura, la libertad, se hace del todo invisible. Quienes fueron liberados narran sus historias por primera vez ante un tribunal, logran volver invisible el terror y la violencia, “… la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad humana y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana”.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b><span style="font-family: helvetica;">La lista de Clemente</span></b></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">El Juicio Jefatura III continua. La mayoría de los hechos que se describen en la causa surgen de la información de los documentos ofrecidos a la justicia por el testigo Juan Carlos Clemente -en 2008 en el marco del juicio Jefatura I-. Entre la documentación se consideró, en particular, una lista de 293 personas que habían estado secuestradas en el Centro Clandestino de Detención (CCD) que funcionaba en el edificio de Jefatura de Policía de Tucumán. La investigación realizada muestra, por un lado, que las víctimas allí consignadas con las siglas DF (Disposición Final, personas ejecutadas extrajudicialmente) o PEN (personas puestas a disposición del Poder Ejecutivo Nacional -es decir ‘blanqueadas’-), estaban siendo investigadas en otros universos procesales o en causas tramitadas individualmente. Por otro lado, muchas víctimas consignadas con la palabra “Libertad”(personas cuya Libertad había sido dispuesta por sus captores) no habían realizado ninguna denuncia hasta ese momento. </span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">El total de víctimas es de 57 personas. Muchas de ellas nunca declararon ante la administración de justicias por los hechos de los que fueron víctimas, durante el terrorismo de estado. Según la información de la documentación presente en la causa, habrían sido liberadas de los CCD de Jefatura y Nueva Baviera. </span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt;"><br /></p><br /><br /></span><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhYxbYJU3cKrnvRL8bGOnV_3EQbARw75LdfE5QpFBEFS2cxnkAXeuVIiJPgEL_IWa-udNtYsNOpTOSPe-tA1bAVdBK0np1fG-g2jJSduOxy_s101KIqZ6mONrtcmZKXXa1b0fgD8w7Qg1ebAObUiLdcIfC6cyy68zSOAbUNkfQ9E9OzV3x0ak34gaN9g1I/s5000/2.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1368" data-original-width="5000" height="176" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhYxbYJU3cKrnvRL8bGOnV_3EQbARw75LdfE5QpFBEFS2cxnkAXeuVIiJPgEL_IWa-udNtYsNOpTOSPe-tA1bAVdBK0np1fG-g2jJSduOxy_s101KIqZ6mONrtcmZKXXa1b0fgD8w7Qg1ebAObUiLdcIfC6cyy68zSOAbUNkfQ9E9OzV3x0ak34gaN9g1I/w640-h176/2.png" width="640" /></a></div><br /><p> </p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4959621409224218094.post-30076365570822728402023-09-04T10:23:00.004-07:002023-09-04T10:27:15.718-07:00Pasan cosas en las Audiencias<div style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span><span style="font-family: helvetica;"><span style="white-space: pre-wrap;">Por Tina Gardella //</span></span></div><div style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><span style="white-space: pre-wrap;"><br /></span></span><span style="font-family: helvetica;"><span style="background-color: transparent; color: black; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 700; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Un dedo amputado<br /></span></span><span style="font-family: helvetica;"><span style="background-color: transparent; color: black; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Está poblada la sala de Audiencias. Hay estudiantes de la Facultad de Derecho de la UNT y de la Escuela Sarmiento. Rostros atentos, miradas profundas, algunas hojas y lapiceras. Pocas.<br /></span></span><span style="font-family: helvetica;"><span style="background-color: transparent; color: black; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">La primera testigo es Olga Ester Salas. Declara en lugar de su madre fallecida recientemente y con relación a los hechos que perjudicaron a Domingo Rodolfo Salas –su padre- y Héctor Reinaldo Gómez, su tío. Primero lo secuestran violentamente a Salas delante de su familia y luego a su cuñado, Gómez, cuando se dirigía en bicicleta a su trabajo. Los llevan a la Jefatura de Policía. Son los primeros días de febrero del 76. <br /></span></span><span style="font-family: helvetica;"><span style="background-color: transparent; color: black; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Cuando expresa que en la tortura le cortaron un dedo a Héctor Gómez, los delantales blancos del público se mueven al compás del estremecimiento. A Gómez lo liberan después de 5 meses, destrozado por los golpes y las torturas. Está como tal –liberado- en la lista aportada por el testigo Clemente. Olga tenía 6 años en 1976. Su padre, Domingo Rodolfo Salas, continúa desaparecido. <br /></span></span><span style="font-family: helvetica;"><span style="background-color: transparent; color: black; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Pasan cosas en las Audiencias…</span></span></div><div style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><span style="white-space: pre-wrap;"><br /></span></span><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQJHH-POAcH6sqxw-xG75LyPb3XBjiQBAin-1jz4Xun08s4v9MPUhLdAqteMl3Qsq2aTwCCvZeeHWF16T6cFeEd0eoPHbGam2WqVgVtP42NKFZ24gAIpdyc_cMndPaVIXON63C-cHb-120GUYZFmTgIs2OgV9DvPgaM9vEK-tdRuvkGf7UOPmyjeuFTsY/s6000/IMG_5068.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><span style="font-family: helvetica;"><img border="0" data-original-height="4000" data-original-width="6000" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQJHH-POAcH6sqxw-xG75LyPb3XBjiQBAin-1jz4Xun08s4v9MPUhLdAqteMl3Qsq2aTwCCvZeeHWF16T6cFeEd0eoPHbGam2WqVgVtP42NKFZ24gAIpdyc_cMndPaVIXON63C-cHb-120GUYZFmTgIs2OgV9DvPgaM9vEK-tdRuvkGf7UOPmyjeuFTsY/w640-h426/IMG_5068.jpg" width="640" /></span></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: helvetica; font-size: x-small;">FOTOGRAFÍA DE ELENA NICOLAY</span></td></tr></tbody></table><span style="font-family: helvetica;"><br /><br /></span><span style="font-family: helvetica; font-weight: 700; text-align: justify; white-space: pre-wrap;">San Pablo<br /></span><span style="font-family: helvetica;"><span style="background-color: transparent; color: black; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El segundo testigo es Luis Roberto Madueño y lo hace con relación a los hechos que afectaron a Hugo Alberto Medina y a su propia persona. Relata su secuestro en mayo del 75 cuando salía del colegio donde estudiaba en San Pablo y de cómo fue llevado a la Comisaría de esa localidad, de allí a la Base del Ingenio Lules, luego a la Escuelita de Famaillá y finalmente a la Jefatura de Policía. Allí es donde comparte cautiverio con Medina. “Soy Papi” le dice Medina en referencia a como lo conocían. “Uh, hermano” responde Madueño. Es junio del 75. En la Jefatura de Policía lo ve a Hugo Alberto Medina. Madueño relata de qué manera, esposado y vendado, es sometido a crueles torturas. Las describe y nunca se termina el asombro de quienes escuchan. Ante la consulta sobre qué le preguntaban en la tortura, responde: </span><span style="background-color: transparent; color: black; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">“mejor sobre quienes no me preguntaban. San Pablo era un pueblo pequeño, de pocos habitantes pero tiene más de 20 personas muertas y desaparecidas y más de 20 detenidas/secuestradas/liberadas</span><span style="background-color: transparent; color: black; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">”. Curiosidad de la escucha: ¿cuántos habitantes tenía San Pablo en esa época? Según el Censo de 1970, vivían allí 2.984 hombres y 3.060 mujeres. Había 1.308 viviendas. A Madueño lo llevan de la Jefatura a Villa Urquiza, después a la U7 de Chaco y finalmente a la Unidad de La Plata hasta que el 21 de julio de 1980, es liberado.<br /></span></span><span style="background-color: transparent; color: black; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">Pasan cosas en las Audiencias…</span></span></div><div style="text-align: left;"><span style="background-color: transparent; color: black; font-style: normal; font-variant: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></span><span style="background-color: transparent; color: black; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 700; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">Las causas del olvido<br /></span></span><span style="font-family: helvetica;"><span style="background-color: transparent; color: black; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Atestigua Santos Valentín Medina. Tiene 65 años y vive en El Manantial. Es hermano de Hugo Alberto Medina. Trabajaban juntos en la Perfumería Rubio, en pleno centro tucumano. En abril del 76 llega hasta allí un Falcon de donde se baja Albornoz, pregunta por Hugo Alberto que era el encargado del depósito y se lo llevan sin mediar explicación. Su hermano, Santos, es testigo junto a otros trabajadores. Es el segundo secuestro de Hugo Alberto porque ya lo habían secuestrado y liberado un año atrás. Y hay un tercer secuestro también, pero al ser consultado sobre esos hechos, el testigo dice no recordar… Cuando desde la Fiscalía le mencionan sus propios dichos en declaraciones anteriores, solo expresa</span><span style="background-color: transparent; color: black; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> “sí, pasaban cosas en esa época. Por ejemplo, te llevaban si no tenías documentos. Mi hermano nunca quiso hablar de lo que pasó y de lo que le hicieron. Pero yo le veía las marcas en la espalda”. </span><span style="background-color: transparent; color: black; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">En</span><span style="background-color: transparent; color: black; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> </span><span style="background-color: transparent; color: black; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">la Jefatura de Policía, Hugo Alberto Medina sufrió tormentos en manos del propio Albornoz. Lo liberan en enero del 77.<br /></span></span><span style="background-color: transparent; color: black; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">Pasan cosas en las Audiencias…</span></span></div><div style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><span style="white-space: pre-wrap;"><br /></span></span><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEing9VcxViuV5jbvilBuczwIzjRkAig9qmCf0_B2ob7wNQoxG_Dj0tiViyZnvp73xDbXY5pfIuFBi8PzSs0k1dNextR3ksURa_Z168QWlNKFQQbIsD5r2_Xq8eXiBT75xw60hyQXdcRlrOprZyFXD_MKyrBFalkbR62ClHk7uokbyhHgm78f73IjBOq7sI/s6000/IMG_5071.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><span style="font-family: helvetica;"><img border="0" data-original-height="4000" data-original-width="6000" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEing9VcxViuV5jbvilBuczwIzjRkAig9qmCf0_B2ob7wNQoxG_Dj0tiViyZnvp73xDbXY5pfIuFBi8PzSs0k1dNextR3ksURa_Z168QWlNKFQQbIsD5r2_Xq8eXiBT75xw60hyQXdcRlrOprZyFXD_MKyrBFalkbR62ClHk7uokbyhHgm78f73IjBOq7sI/w640-h426/IMG_5071.jpg" width="640" /></span></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: helvetica; font-size: x-small;">FOTOGRAFÍA DE ELENA NICOLAY</span></td></tr></tbody></table><span style="font-family: helvetica;"><br /></span><span style="background-color: transparent; color: black; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 700; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">La equivocación<br /></span></span><span style="background-color: transparent; color: black; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">Ignacio Warnes Palacio tiene 76 años y vive en Yerba Buena. En enero de 1976 un impresionante operativo militar se desplegaba desde la sede comunal de Yerba Buena por Av. Aconquija, hasta toda la extensión de la Av. Solano Vera que conecta con San Pablo. Palacio vivía solo, sobre Solano Vera primera cuadra, y pudo llegar a su domicilio caminando, sin su moto. No tardaron también en llegar hasta su casa militares y policías; la requisaron. A él lo interrogaron y lo subieron a un patrullero donde vio a una persona adulta que ya estaba allí. En un jeep se trasladaba el teniente Héctor Schwab –prófugo de la justicia- quien lo reconoce porque fueron compañeros de la secundaria en el Instituto Estrada, que ya no existe. En la Jefatura de Policía es hostigado psicológicamente y sometido a malos tratos. Pudo constatar en ese lugar la gran cantidad de personas –hombres y mujeres- sometidos a crueles tormentos. Después de 2 semanas, lo llevan ante el Jefe de la dependencia quien le pide disculpas por haberse equivocado de persona. Palacio figura como liberado en la lista aportada por Clemente. Ahí no hay equivocación.<br /></span></span><span style="background-color: transparent; color: black; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">Pasan cosas en las Audiencias…</span></span></div><div style="text-align: left;"><span style="background-color: transparent; color: black; font-style: normal; font-variant: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></span><span style="background-color: transparent; color: black; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 700; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">Manos entrelazadas<br /></span></span><span style="background-color: transparent; color: black; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">Atestigua Susana Ledesma, esposa de Roque Humberto Palacio. Tiene 78 años y relata los hechos que perjudicaron a su esposo, a ella misma y a Liliana, la más pequeña de los tres hijos. Su relato tiene dos partes que no tienen que ver con los hechos en sí ni con la cronología de los mismos. Es el acontecer de su propio testimonio. Comienza relatando de qué manera violenta llegan a su domicilio en El Palomar, Banda del Río Salí, un grupo de personas vestidas de civil y portando armas largas. Es enero del 76 y se lo llevan a Palacio, que era dirigente del Sindicato de Municipales de Banda del Río Salí y a quien conocían en el barrio como “Cafrune”. Primero en la Escuela República del Perú de la zona y luego en la Jefatura de Policía, es salvajemente torturado física y psicológicamente. Cuando Susana comienza a hablar de sus hijos y las edades que tenían –Jesús Humberto de 7, Claudia Viviana de 6 y Liliana del Carmen de 1 año-, toma la mano de la integrante del Equipo Interdisciplinario de Acompañamiento a Testigos y no la suelta hasta el final. Es la segunda parte de su relato. Palacios estaba desaparecido en la Jefatura; en la lista de Clemente figura como liberado. Luego lo llevan a Villa Urquiza donde puede verlo y no reconocerlo de tan delgado. De allí a Sierra Chica y finalmente a la Unidad de La Plata, de donde es liberado en 1978. Ella misma fue llevada junto a su pequeña hija Liliana en marzo del 76 al Sindicato del Ingenio Concepción, que estaba intervenido por los militares. Allí había hombres y mujeres secuestrados. Susana y su pequeña hija estuvieron allí en cautiverio 15 días, mientras Roque Humberto, su marido, seguía desaparecido. Por si fuera poco, la atormentaban con el destino que correría tanto uno como el otro.<br /></span></span><span style="background-color: transparent; color: black; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">Pasan cosas en las Audiencias…<br /></span></span> </div><p style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><span id="docs-internal-guid-0972a20e-7fff-e185-c394-b07a79887b62"></span></span></p><p style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><span id="docs-internal-guid-9f9ceded-7fff-3d72-59e7-5e25693835de"></span></span></p><p style="text-align: left;"><span id="docs-internal-guid-ba9e9be4-7fff-9bce-f64d-fe661f82a537"></span></p><p style="text-align: left;"><br /></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4959621409224218094.post-30693158185858810642023-08-22T08:34:00.006-07:002023-08-22T08:46:52.543-07:00Memoria Verdad y Justicia en clave de género<p style="clear: both; text-align: center;"></p><div style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"> </span></div><span style="font-family: helvetica;"><span><div style="text-align: left;">Por <span style="white-space: pre-wrap;">Mariela Ramos //</span></div><div style="text-align: left;"><span style="white-space: pre-wrap;"><br /></span></div></span><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><div style="text-align: left;">El genocidio inicia en Tucumán a comienzos de febrero de 1975 con el Operativo Independencia. La ocupación militar de la provincia, la represión estatal y la persecución desatada modificaron las dinámicas sociales. Las consecuencias de esta matriz represiva marco la sociedad en su conjunto y en partículas a sectores sociales como las mujeres.</div><div style="text-align: left;"><br /></div></span><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgdHQ0TS561g5SHmabghrvI94CXnzM8hn005UYGC8tTTnjpoJ7Enc_7DY2GXXdNWJt1ofoCTyWvd001pkop4R82kOeGLJYizSYJifpjFLwS0SNRd3_Z5BZAUCYOUCSxdG8tSaJDCF5_4lOluIHScTuImDYx3FkHs5tcv1Kir1_Sm7daSh18lYFbQU-QOZI/s5184/IMG_9786.JPG" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="3456" data-original-width="5184" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgdHQ0TS561g5SHmabghrvI94CXnzM8hn005UYGC8tTTnjpoJ7Enc_7DY2GXXdNWJt1ofoCTyWvd001pkop4R82kOeGLJYizSYJifpjFLwS0SNRd3_Z5BZAUCYOUCSxdG8tSaJDCF5_4lOluIHScTuImDYx3FkHs5tcv1Kir1_Sm7daSh18lYFbQU-QOZI/w640-h426/IMG_9786.JPG" width="640" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;">Fotografía de Elena Nicolay<br /></span></td></tr></tbody></table></span></span><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline;"><p style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><span style="white-space: pre-wrap;"><br /></span>Las violencias ejercidas sobre las mujeres durante este periodo de nuestra historia reciente han sido reconocidas como parte de un plan criminal. Las violencias no se redujeron solo a aquellas que fueron detenidas, asesinadas, desaparecidas. Abarcaron al conjunto de mujeres de las zonas que fueron ocupadas por las Fuerzas Armadas, durante el avance territorial represivo. Mujeres, principalmente de zonas rurales y urbanas, sufrieron y padecieron en silencio durante décadas las violencias en sus todos sus tipos y modalidades. </span></p><p style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">La </span><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 700; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Ley Nacional 26485</span><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> sancionada en 2009 de Protección Integral a Mujeres para prevenir, sancionar y erradicar la Violencia en los ámbitos en los que se desarrollan sus relaciones, define como violencia de genero a “Toda conducta por Acción u omisión, basada en razones de género que, de manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado y que afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica patrimonial participación política, como así también su seguridad personal. Quedan comprendidas las perpetradas desde el Estado por sus agentes...”</span></span></p><p style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;">En los años del Operativo Independencia y la dictadura militar del 76, las mujeres resultaron afectadas diferencialmente debido a las violencias ejercidas en los centros clandestinos, dependencias policiales y militares, pero no fueron estos espacios los únicos habilitantes y habilitados para las prácticas de violencia sexual, física, psicológica, simbólica, económica patrimonial, obstétrica, política e institucional desatada sobre las mujeres.</span></p><p style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;">¿Por qué las violencias ejercidas sobre las mujeres durante el Operativo Independencia y la dictadura cívico militar han sido invisibilizadas?</span></p><p style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;">La represión estatal como parte del plan criminal, diseñó un sistema represivo que utilizó formas de violencias que apuntaron específicamente a las mujeres. Incluyó un disciplinamiento, llevado a cabo mediante una forma de ataque especializado y diferenciado orientado a imponer una pedagogía de la crueldad con raíces en el patriarcado. La violencia sexual se convierte en violencia especifica, la cual es organizada, recurrente y sistemática.</span></p><p style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;">Antecedentes<br />En el juicio a las Juntas (1985), la violencia sexual no fue considerada y valorada para su juzgamiento. Transcurridas casi 3 décadas desde aquel juicio, la justicia federal comenzó a concebir los delitos sexuales como delitos de Lesa Humanidad, por lo tanto, imprescriptibles. El primer paso fue dado en el año 2010 cuando se presenta un amici curiaes en la causa Rivero. El objetivo era aportar argumentos para lograr el reconocimiento, juzgamientos y castigo de los delitos contra la integridad sexual que figuran en los testimonios correspondientes a esa causa. A partir de entonces los delitos sexuales empezaron a ser considerados como autónomos de la tortura.</span></p><p style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;">En Tucumán y en el marco del Megajuicio, 2012, algunos acusados afrontaron cargos por delitos sexuales, se tornó necesario que las audiencias se desarrollaran cuidando de la intimidad e integridad de las denunciantes. A fines de tomar estos testimonios, el tribunal dictó una acordada -N 04/2013- que estableció un protocolo especial, previniendo el desalojo de la sala, evitando expresiones que pudieran avergonzar, hostigar o amedrentar a las sobrevivientes etcétera.</span></p><p style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El protocolo fue dictado luego de la declaración como testigo experta de </span><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 700; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Susana Chiarotti </span><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">y a partir de la propuesta de la querella de </span><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 700; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Marta Rondoletto</span><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">. Chiarotti expuso sobre la inclusión de los delitos sexuales como delitos de Lesa Humanidad y su desarrollo en la jurisprudencia internacional. Contribución clave para el proceso tanto en su valor en términos de prueba jurídica como por la importancia de sus conceptos que fueron incorporados a la sentencia de la causa.</span></span></p><p style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><span style="white-space: pre-wrap;"><br /></span><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi7ainFMSYWYU4_nTabjzv4YSIJnU9XEh8_zO6wTFgip-u88Jnuxm97jpNDbrcul_pfYuHqK2xeF-26ZF-Nx5Ruk5LR8aq2AUtEF0DDP-K7hRGl3vaodg6_pgWtla370WP_YhAaVwfa9NEnD0hY6H88Mu-TGN1vV0srXYBIa2UEWVgSOmPQMN0kpgehG7Q/s6000/IMG_5024.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="4000" data-original-width="6000" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi7ainFMSYWYU4_nTabjzv4YSIJnU9XEh8_zO6wTFgip-u88Jnuxm97jpNDbrcul_pfYuHqK2xeF-26ZF-Nx5Ruk5LR8aq2AUtEF0DDP-K7hRGl3vaodg6_pgWtla370WP_YhAaVwfa9NEnD0hY6H88Mu-TGN1vV0srXYBIa2UEWVgSOmPQMN0kpgehG7Q/w640-h426/IMG_5024.jpg" width="640" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;">Fotografía de Elena Nicolay<br /><br /><br /></span></td></tr></tbody></table></span></span>La estructura de dominación patriarcal se ha reproducido por largo tiempo en una pluralidad de contextos históricos y sociales. Las relaciones de poder que produce el patriarcado son incorporadas a las subjetividades como un sistema de categorías de percepción, pensamiento y acción. </span></p><p style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;">Las violencias por motivo de género son una expresión de las desigualdades estructurales entre los géneros, sostenida por relaciones de poder, son parte de la agenda pública en el ámbito actual y esto sucede a partir de la confluencia de diversos procesos y actrices que impulsaron su visibilización en la arena del Estado.</span></p><p style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;">La caja de herramientas conceptuales sobre el enfoque de género y las leyes de protección y ampliación de derechos no desconocen la acción y percepción de las mujeres acerca de los modos en los que viven las violencias y de las estrategias que fueron desarrollando para prevenirlas, sancionarlas y erradicarlas. En torno a las demandas de Memoria Verdad y Justicia, la problemática de género permitió interrogarnos desde nuevas dimensiones las lógicas represivas. </span></p><p style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><br />El Juicio Jefatura III nos propone un espacio de construcción de sentido social. Las narraciones y relatos conservan el aroma del tiempo y recuerdan en su lucha contra el tiempo, aquello que lo acontecido relega al olvido. Las despedidas y las ausencias no diluyen la presencia de lo que ha sido, solo es necesario dejar vagar la mirada aquí y allá para descubrir y revestir el mundo de nuevos sentidos, en clave de género.</span><span><br /></span></p></span><p></p><div style="text-align: left;"><span id="docs-internal-guid-b1faf6ea-7fff-9fe7-155b-14b2f54fcc19"><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: helvetica;"></span></p></span><span><br /><br /><br /></span><br /></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4959621409224218094.post-83424492412517441112023-08-17T14:31:00.005-07:002023-09-11T14:11:09.912-07:00¿Qué más decir?<p> </p><p><span style="font-family: helvetica;">Por Tina Gardella //</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt;"><span style="background-color: transparent; color: black; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">El Pozo</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="background-color: transparent; color: black; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">La Audiencia comienza con el testimonio por videoconferencia de Nicolás Bulacio Colombetti. Está en Suiza. Hacia allí lo llevaron la orfandad y desamparo del terrorismo de estado. Es hijo de Eduardo Oscar Bulacio y de María Teresa Colombetti. El 9 de abril de 1976 dos grupos comando irrumpieron a la misma hora en el trabajo y en la casa de los Bulacio Colombetti. Del trabajo se lo llevaron a él junto a otros compañeros de tareas. De la casa, a María Teresa. De los dos hijos se hicieron cargo los vecinos hasta que avisada por ellos, la abuela materna los recogió. Los torturaron en la Jefatura. Parte de los restos de Eduardo y María Teresa fueron encontrados en el Pozo de Vargas en 2015. Qué más decir.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica;"><span style="font-size: 14.6667px; white-space: pre-wrap;"><br /></span></span><span style="background-color: transparent; color: black; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2yjXlX2quZlqeqD4XCUk6DtK6EzcQxadDe07wTNONxOS6if0r0ZkByrYZsLyCZe6RXoomo76HumSOOzEVQWPeI9AlIdHAYCDQfoHRLDbUiyVzPmRZOEPahrGMCIr_JCN6eZr-pMvJgi0bprODQaqQHDhNPnlMGQIVJH5eZXQpKDZ0RfzFut4AOXdX0LU/s6000/IMG_5049.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="4000" data-original-width="6000" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2yjXlX2quZlqeqD4XCUk6DtK6EzcQxadDe07wTNONxOS6if0r0ZkByrYZsLyCZe6RXoomo76HumSOOzEVQWPeI9AlIdHAYCDQfoHRLDbUiyVzPmRZOEPahrGMCIr_JCN6eZr-pMvJgi0bprODQaqQHDhNPnlMGQIVJH5eZXQpKDZ0RfzFut4AOXdX0LU/w640-h426/IMG_5049.jpg" width="640" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">FOTOGRAFÍA DE ELENA NICOLAY</span></td></tr></tbody></table></span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="background-color: transparent; color: black; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="background-color: transparent; color: black; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">La Crueldad </span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="background-color: transparent; color: black; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">Atestigua por videoconferencia Mercedes del Valle Macchi. Es hija de Carlos Enrique Macchi. Con voz cortada pide que nos imaginemos un día común a las 11.30 de la mañana por calle Maipú, en la vereda del Mercado del Norte. Y que esa cotidianidad es interrumpida por el instante en que de una camioneta bajan dos hombres, lo toman de los brazos a su padre, lo introducen al vehículo y parten raudamente seguidos por un Ford Falcon sin patente. Ante la mirada atónita de su madre, su abuela, la gente que transitaba…y ella, su hija adolescente, comienza el derrotero de la mentira al preguntar comisaría por comisaría, dependencia por dependencia. Hasta que la negación se topa con la crueldad. Cuenta que con su uniforme de la Escuela Normal y los útiles bajo el brazo se presenta en la Jefatura de Policía a preguntar por su padre. La llevan ante el que se hacía llamar “Jefe Supremo”, Antonio Arrechea quien le manifestó que lo único cierto que le podía decir es a cuántos metros de tierra abajo estaba su padre. Carlos Enrique Machi continúa desaparecido. Qué más decir.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="background-color: transparent; color: black; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">La Vecindad</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="background-color: transparent; color: black; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">Petrona Antonia Caro de Castilla tiene 83 años. Corrige rápidamente cuando le dicen que tiene 87, no es cuestión…Vive en San Miguel de Tucumán, en la calle Marcos Paz al 3.000. El fondo de su casa daba a un pasaje donde vivían varios jóvenes en 1976. Uno de ellos, Raúl Antonio Serrano. Trae al recinto la voz de los vecinos que se siguen preguntando por quienes conocieron, aun circunstancialmente. Cuenta lo propio y lo que le comentaron después: a Raúl Antonio Serrano lo llevaron de la obra en la que trabajaba en Concepción. Recuerda la relación de Serrano con los hermanos López y con Romano, contratista de la obra y que Raúl se había trasladado a Concepción por cuestiones de seguridad. Raúl Antonio Serrano continúa desaparecido. El juez y los fiscales valoran su presencia y aportes con sus 83 años a cuestas. Qué más decir.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="background-color: transparent; color: black; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="background-color: transparent; color: black; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"></span></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi7FMKJHJlBGd6ugSQ-Z77vwWrmj7c7-mYZ5Bgi1gMPhiIgmdiTtTkn8fGsnPJhFtWZel9dL_3Ys6gFGIPSP70bLRD_wKFr6wos9838bOpItlxjlQs2xguaAq4nWgItcrk0pedM50B3X1JuMKHiF9qqBzm8dWepWP9YjbsfSvafgse4mE34r4hncgdzX5Y/s6000/IMG_5105.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="4000" data-original-width="6000" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi7FMKJHJlBGd6ugSQ-Z77vwWrmj7c7-mYZ5Bgi1gMPhiIgmdiTtTkn8fGsnPJhFtWZel9dL_3Ys6gFGIPSP70bLRD_wKFr6wos9838bOpItlxjlQs2xguaAq4nWgItcrk0pedM50B3X1JuMKHiF9qqBzm8dWepWP9YjbsfSvafgse4mE34r4hncgdzX5Y/w640-h426/IMG_5105.jpg" width="640" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: helvetica; font-size: x-small;">FOTOGRAFÍA DE ELENA NICOLAY</span></td></tr></tbody></table><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: helvetica; font-size: 11pt; text-align: justify; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div><p style="clear: both; text-align: left;"><span style="font-family: helvetica; font-size: 11pt; text-align: justify; white-space: pre-wrap;">El Error/Terror</span></p><p style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="background-color: transparent; color: black; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">Atestigua Ariel Omar Manolio. Tiene 47 años. Cuando secuestran a su madre, Isabel Máxima Gómez, era un bebé de 3 meses pero comparte las penurias de esa historia. Su madre era maestra rural, viajaba todos los días a Burruyacu. Su padre, Omar Alfredo Manolio, era viajante. Vivían en calle San Luis primera cuadra. En los primeros días de mayo de 1976, a la madrugada, un grupo armado y encapuchado irrumpió violentamente al domicilio y envuelta en una sábana se llevaron a Isabel. Estuvo en la Jefatura de Policía donde entre vejaciones y torturas pudo escuchar los quejidos de quienes estaban secuestrados allí. A fines de mayo la liberaron diciéndole que se habían equivocado, que no era ella la persona que buscaban. Las secuelas para ella y su familia tienen algo de reparación con el testimonio de su hijo. Qué más decir.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: helvetica; font-size: 11pt; white-space: pre-wrap;">La Lista</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="background-color: transparent; color: black; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">José Rodolfo Bazán tiene 70 años. Está jubilado. Lleva consigo carpetas y papeles. Testimonia que en 1976 estudiaba en la Escuela Técnica N° 3 para Técnico Mecánico. Los años anteriores había realizado el servicio militar. El 3 de mayo de 1976 fue sacado de su domicilio por personas de civil que portaban armas largas. Fue llevado a la Jefatura de Policía donde fue sometido a torturas físicas y psíquicas. Allí tenía el N° 15 y le decían socarronamente “la niña bonita”. Le preguntaban por la actividad de sus compañeros de la Escuela Técnica, Miguel Chávez –a quien habían matado y encontrado en un cañaveral de Famaillá- y por Roque Pulido. Su cautiverio lo compartió con otro compañero de la Técnica, Fernando Leila. Después de un mes fue liberado detrás del Cementerio del Oeste. Los trámites de su familia incluyeron a jerarcas del Ejército que daban cuenta de la práctica terrorista. Estuvo en Jefatura y para certificarlo insiste –más allá de que el juez y los fiscales le dicen que no es necesario - en sacar la lista de Clemente donde figura como “liberado”. En qué condiciones, no dice la lista. Qué más decir.</span></span></p><p></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiwaPZ41dsFNepPgflURJq8UKWEHZaBxIWcvyRjoQ9PLzSrrmtcVj2krJZQDzMCqKa0KHisv7csRn41CyYYXzR7q3wGucrKlZN0a7r1XcHYP8wOWf5cL7Vi7fMinWFk7_sgyOleyOPm-MQadlcyHvuM5aYshOeVT0njpPuvwiSNbuwiy1w4ENk-aFohHQw/s5634/IMG_5139.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="3756" data-original-width="5634" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiwaPZ41dsFNepPgflURJq8UKWEHZaBxIWcvyRjoQ9PLzSrrmtcVj2krJZQDzMCqKa0KHisv7csRn41CyYYXzR7q3wGucrKlZN0a7r1XcHYP8wOWf5cL7Vi7fMinWFk7_sgyOleyOPm-MQadlcyHvuM5aYshOeVT0njpPuvwiSNbuwiy1w4ENk-aFohHQw/w640-h426/IMG_5139.jpg" width="640" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: helvetica; font-size: x-small;">FOTOGRAFÍA DE ELENA NICOLAY</span></td></tr></tbody></table><br /><span id="docs-internal-guid-2838b369-7fff-a8b6-f975-50b95fe46077"><br /></span><p></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4959621409224218094.post-65392796959797644022023-08-07T13:42:00.002-07:002023-08-07T13:42:33.083-07:00Marcas para toda la vida<p> </p><div style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;">Por Sofia Avila Raffo //</span></div><div style="text-align: left;"><span style="font-family: helvetica;"><br /></span></div><div style="text-align: left;"><span id="docs-internal-guid-c0a6c457-7fff-261f-c636-9d0cfbc21033"><p dir="ltr" style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">Se reanudaron las audiencias por el juicio Nº 15 por delitos de lesa humanidad “Jefatura III” Luego del receso invernal, la causa avanza y los testigos continúan contando la historia.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">En la primera semana de audiencias después de la feria judicial, los relatos de víctimas y familiares se volvieron a escuchar en la sala de audiencias. Esta historia hoy escribe un nuevo capítulo, es la historia que permite entender como sociedad a dónde nunca más podemos volver. </span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: helvetica;"><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Se escuchó el relato de </span><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 700; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">René Atilio Brito</span><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> que brindó información sobre el secuestro de </span><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 700; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">José Félix Naranjo</span><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">. Ambos eran compañeros de trabajo en la municipalidad de Simoca, el testigo comentó que Naranjo desapareció en abril de 1976, y apareció recién en diciembre de ese año en su puesto de trabajo. Contó también que la víctima era militante del partido peronista y que fue secuestrado de su hogar dejando a sus hijos pequeños. Al final de su declaración dijo que no tenía más información sobre Félix porque “nadie se animaba a preguntar ni averiguar nada”.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: helvetica;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: helvetica;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpjjwsnImZugUf-Lypae14KcuE5ujMumqimR-Vt7tfzmHaYMZU_Aw41wZX6Ca5NdDNEsd5fGF6Ud0Tx0lEcg107PFC1L5G64-lMdNjLm4hlrZRvThdObYnPr6fY6bkthZEZeIXJs5O6NmoZwIxUzV6T5AP02NJH-U7WiUHPyBgD-kfk8Wg0eO28j5fAc0/s2048/IMG_9545.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1274" data-original-width="2048" height="398" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpjjwsnImZugUf-Lypae14KcuE5ujMumqimR-Vt7tfzmHaYMZU_Aw41wZX6Ca5NdDNEsd5fGF6Ud0Tx0lEcg107PFC1L5G64-lMdNjLm4hlrZRvThdObYnPr6fY6bkthZEZeIXJs5O6NmoZwIxUzV6T5AP02NJH-U7WiUHPyBgD-kfk8Wg0eO28j5fAc0/w640-h398/IMG_9545.jpg" width="640" /></a></span></div><span style="font-family: helvetica;"><br /></span><p></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: helvetica;"><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El siguiente testimonio fue de </span><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 700; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Luis Domingo Medina</span><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">, hijo de </span><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 700; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Domingo Jesús Medina</span><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">, secuestrado en la zona de Las Cejas. Domingo era empleado del ferrocarril, se dedicaba a la reparación de las vías. Era simpatizante del partido peronista. Un día lo buscaron en su domicilio junto a otros vecinos del pueblo entre los que se encontraban </span><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 700; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">‘El niño’</span><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> </span><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 700; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Medina</span><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">, </span><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 700; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Galindez</span><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">, </span><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 700; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Denucci, Julio Tuerca </span><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">y </span><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 700; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Serrano</span><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">. Los habían trasladado en una camioneta a la comisaría de Las Cejas con los ojos vendados y las manos atadas.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">“Yo me fui a la esquina de la comisaría, había un señor que tenía un negocio, vendía mercadería el señor Miguel Nazar el cual ya falleció. Desde ahí se observaba que los bajaban al papá con las manos atadas. Buscaron a otra gente y a los compañeros del papá y después llevaron a un muchacho que no trabajaba en nada, esa fue la gente que llevaron a la comisaría”, relató el testigo.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">El hijo de la víctima contó que se movilizaron junto con sus familiares para ver la situación de su padre. Contactaron a un tío que era militar de la provincia de Buenos Aires y que trabajaba en Campo Mayo. A la semana llegó a Tucumán y después de hablar con la esposa de Jesús Medina, madre del testigo, le informaron que liberarían a su esposo en la zona de Los Ralos, que debían buscarlo de allí. Domingo Luis junto con su padrino y los demás vecinos de la zona fueron a buscar a su padre para volver a casa.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">“Lo fuimos a buscar (y estaba) en un estado deplorable. Esta gente estaba todavía con vendas puestas en los ojos y sogas en las manos tiradas hacia atrás, con la ropa sucia, la ropa de trabajo con la que se la habían llevado” describió. Ese día regresaron todos juntos a casa, todos oriundos de Las Cejas. </span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">Domingo Luis contó también que no tienen información de donde estuvo su padre todo eso tiempo, sí recuerda que había momentos muy duros para su padre ya que constantemente recordaba aquel episodio del horror, que lloraba en cualquier momento y con el tiempo aparecieron secuelas que afectaron su vista, su salud física y, por sobre todo, su salud mental, dejándole marcas para toda la vida.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: helvetica;"><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Cerrando la jornada dio testimonio </span><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 700; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Horacio Valdez </span><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">hijo de </span><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 700; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Domingo Valdez</span><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> víctima de secuestro en 1976. El testigo contó que una madrugada llegó el ejército a la casa de su abuela, madre de Domingo. Allí vivía la víctima con su esposa y dos hijos de uno y dos años. Cuando el ejército entró, uno de los hombres apuntó con el arma a Domingo. Le vendaron los ojos y se lo llevaron del domicilio. El testigo comentó que su padre era trabajador del Ingenio y además un miembro activo del sindicato del mismo</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">“Él le había contado a mi mamá que una vez estando secuestrado escuchó enfrentamientos, disparos y poco tiempo después escuchó un helicóptero, e ingresó una persona que tenía unas botas y una fusta. Les decía a todos que no intenten escapar o hacer algo que no tenían que hacer porque tenían orden de rociarles nafta y prenderles fuego” dijo Horacio, quedando la sala en completo silencio </span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">Era tanto el sometimiento que su padre no se había animado a quitarse la venda de los ojos por temor a las represalias pero logró ver a la persona de botas porque la venda estaba un poco corrida. También escuchó lamentos y torturas de otras personas estando cautivo</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">Con el tiempo comenzaron las secuelas: dolencias físicas en la cervical y el hombro. También sufrió problemas en su brazo y graves secuelas psicológicas. </span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica;">Las diversas sensaciones que habitan en el recinto están en el aire, el dolor siempre presente, la memoria como arma fundamental y el deseo de justicia que nos reúne y brinda fuerzas para sobrellevar el peso de lo cruel que fue aquel período en Argentina.</span></span></p><div><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div></span></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4959621409224218094.post-24468134153906267682023-08-02T12:39:00.003-07:002023-08-02T12:43:56.096-07:00Romper el silencio después de 40 largos años<p><span style="font-family: helvetica; font-size: large; white-space: pre-wrap;"></span></p><div style="text-align: left;"><br /></div><p></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span face="Arial, sans-serif" style="background-color: transparent; color: black; font-style: normal; font-variant: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica; font-size: medium;"><b>Por Josefina Luna //</b></span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span face="Arial, sans-serif" style="background-color: transparent; color: black; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica; font-size: medium;"><br /></span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span face="Arial, sans-serif" style="background-color: transparent; color: black; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica; font-size: medium;">El lunes 24 de julio se llevó a cabo una nueva audiencia de la Megacausa Jefatura III, donde más de una decena de nuevos testigos prestaron declaración.</span></span></p><p><span style="font-size: medium;"><span style="font-family: helvetica; white-space: pre-wrap;"></span></span></p><div style="text-align: left;"><div><span id="docs-internal-guid-58fa697b-7fff-e553-e426-e7ca29333c3a"><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: helvetica; font-size: medium;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Luego de un cuestionado receso de casi un mes entre audiencias, el lunes 24 el </span><span face="Arial, sans-serif" style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 700; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Tribunal Oral Federal</span><span face="Arial, sans-serif" style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> volvió a prestar escenario para el desarrollo de las audiencias de la </span><span face="Arial, sans-serif" style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 700; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Megacausa Jefatura III</span><span face="Arial, sans-serif" style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">. Para algunos testigos esta oportunidad fue la primera vez que lograron poner en palabras, ante un tribunal, las torturas que marcaron su pasado. Ese fue el caso de los dos testigos que abrieron la mañana.</span></span></p><div><br /></div></span></div></div><span id="docs-internal-guid-221e0199-7fff-455e-4974-cfe3f5e08fd1"><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: helvetica; font-size: medium;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"></span></span></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgVfH31aBLO-ZPNk8kFjVSNTgVdry4c4AgGdldPHggx6cXrw8RLllNp6mYofh_0jQnWzrVMO9ZAkomvFCi1Nl8AWpxjrTiw8l3SE4ARcEOMQ5aN9HuCT5bfl4OVvdKDBbA8WFipVsT1auTZM3uqnL8qah5tCauW0QDpEMHtURVOH3pzGTwaty07eDuRQQo/s5184/220517_%20Inicio%20de%20Megacausa%20Jefatura%20III%20(14).jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="3456" data-original-width="5184" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgVfH31aBLO-ZPNk8kFjVSNTgVdry4c4AgGdldPHggx6cXrw8RLllNp6mYofh_0jQnWzrVMO9ZAkomvFCi1Nl8AWpxjrTiw8l3SE4ARcEOMQ5aN9HuCT5bfl4OVvdKDBbA8WFipVsT1auTZM3uqnL8qah5tCauW0QDpEMHtURVOH3pzGTwaty07eDuRQQo/w640-h426/220517_%20Inicio%20de%20Megacausa%20Jefatura%20III%20(14).jpg" width="640" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: helvetica; font-size: x-small;">FOTOGRAFÍA DE ELENA NICOLAY - LA PALTA</span></td></tr></tbody></table><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: helvetica; font-size: medium;"></span></div></span><p></p><h2 style="line-height: 1.38; margin-bottom: 6pt; margin-top: 18pt; text-align: left;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 400; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">Un testimonio en primera persona</span></span></h2><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: helvetica; font-size: medium;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Luego de un retraso de aproximadamente media hora en el comienzo, la audiencia da paso al primer testigo de la jornada: </span><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 700; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Angel Rolando Ruiz</span><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">. Ni bien pasó por la puerta, escoltado por unade las integrantes del equipo de acompañamiento a testigos víctimas, se sienta frente a los jueces. Con un bastón en la mano, que da cuenta de sus 79 años de vida y esa vulnerabilidad propia de su edad comienza su relato. </span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica; font-size: medium;">Durante los 70, Ángel trabajaba y vivía en el ingenio de Concepción junto a su mujer. En ese momento ejercía como delegado en el sindicato del ingenio. Tiempo antes de su detención los rumores de los secuestros ya habían llegado a sus oídos. Por el temor, su esposa tuvo que abandonar el hogar que estaban construyendo juntos y regresar a la casa materna en busca de protección. </span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica; font-size: medium;">Al comenzar a contar cómo fue el momento de su detención y los posteriores meses de torturas, Rolando se quiebra y empiezan las lágrimas. Se encontraba en la casa de un amigo a quien se refiere como Álvarez cuando se lo llevaron, no llegó a poner un pie fuera de la casa de su amigo cuando comenzaron los golpes por parte de sus secuestradores al mismo tiempo que le preguntaban dónde guardaba la plata del sindicato, dinero que Ruiz jamas habia tenido en su poder “Nosotros éramos sindicalistas pobres” afirma, entre lágrimas, el testigo.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica; font-size: medium;">“Estoy despedazado. No quiero recordar porque es muy feo”, dice Rolando al responder las preguntas de la fiscalía. Sin embargo, se sobrepone y lo hace. Cuenta ante la audiencia el maltrato al que fue sometido, y del que aún tiene secuelas. Por ejemplo el chichón en la cabeza que no se va con los años y por el que debe ser tratado por un neurólogo. </span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica; font-size: medium;">Una vez terminado el repaso por esa época de su vida que Angel Rolando Ruiz buscaba dejar atrás con su silencio, acaba su testimonio entre lágrimas y con la contención de quien fue su escolta al entrar en la sala.</span></span></p><div style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 18pt; text-align: left;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 400; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica; font-size: x-large;">El horror desde otra perspectiva</span></span></div><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-family: helvetica; font-size: medium;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Minutos después de que el primer testigo acabara con su testimonio entra a la sala </span><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 700; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Noemi Pascuala Soraire</span><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">, su esposa. Noemí pasa después que su marido. Él había entrado a la audiencia con paso titubeante, ella entra más tranquila. Ángel tiene que hacer memoria para recordar algún que otro dato, Noemi recuerda las fechas con claridad. Mientras uno parecía tratar de olvidar su pasado, la otra parecía tenerlo impreso en la memoria.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica; font-size: medium;">Soraire comienza con su testimonio en el que reafirma varias de las cosas que dijo el primer testigo, pero sumando algunos datos que esclarecen la historia, como el hecho de que su marido fue encontrado en el mes de abril, por la zona del Chañar. O la negativa de la policía de tomar la denuncia de desaparición de Ángel.También recuerda lo asustado que lo vio aquella primera vez que lo vio de nuevo, lo negado que estaba a hablar de los meses que habían pasado y como eso la había llevado a creer que él había enterrado todos esos recuerdos, hasta ahora. “Ahora me doy cuenta que no se ha olvidado” declaró la segunda testigo de la mañana. </span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica; font-size: medium;"><br /></span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh3Mg0DZc3f5-DIbJmm-PxARGGzUmywBMbyTxzETQjXBUO_evnvZdh7Bj1n_p6NhFM2O0IegyitSYYnhPwk0sdLcypadvPJoO4QtUSUJn1WPSeA4LA38IzDzMwzJ0tUREdL0g69O_iqcUCOu3r9bMJW6AmnfV4p3Oh7EZtoBgHkCEmuFgShbqkrzAKoAE4/s1173/Consigna.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="313" data-original-width="1173" height="170" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh3Mg0DZc3f5-DIbJmm-PxARGGzUmywBMbyTxzETQjXBUO_evnvZdh7Bj1n_p6NhFM2O0IegyitSYYnhPwk0sdLcypadvPJoO4QtUSUJn1WPSeA4LA38IzDzMwzJ0tUREdL0g69O_iqcUCOu3r9bMJW6AmnfV4p3Oh7EZtoBgHkCEmuFgShbqkrzAKoAE4/w640-h170/Consigna.jpg" width="640" /></a></div><br /><span style="font-family: helvetica; font-size: medium;"><br /></span><p></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica; font-size: medium;"><br /></span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: helvetica; font-size: medium;"><br /></span></span></p><div><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div>Unknownnoreply@blogger.com0